La palabra utopía tiene raíces griegas y su significado literal es “no-lugar”. Por definición, la utopía no existe, lo cual no quiere decir que sea imposible o irrealizable. Oratorio de Guerra es una utopía escénica que se origina con la firme convicción de pensarse como un artefacto multidisciplinario construido desde una perspectiva de género que promueva la diversidad y la transformación social. Su intención de subvertir desde el arte el orden simbólico contemporáneo a partir de la ruptura del sesgo eurocéntrico y el elitismo clasista, propone un renovado concepto de ópera latinoamericana, diversa, para todxs. En la realidad distópica que estamos viviendo, la utopía del arte es urgente.

La misión de difundir el género operístico y facilitar el acceso a nuevos públicos es uno de los pilares fundamentales de Ópera Periférica, un colectivo artístico que viene trabajando desde el año 2015 en diálogo con el territorio y la comunidad. Sus propuestas escénicas intervinieron espacios no tradicionales como canchas de fútbol, trenes, galerías de arte, galpones, subtes y un skatepark. El alcance de las repercusiones de su obra generó contradicciones y no dejó indiferente a las autoridades gubernamentales. El lado A: por el compromiso de sus iniciativas artísticas, fue declarado de Interés Social por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El lado B: su performance Sirenas en Jardines electrónicos fue cancelada el año pasado por ser señalada como “indecente” por quienes se resistían a que la comunidad LGTBIQ+ tenga programación cultural en una institución pública durante la semana de la visibilidad trans. Además de la indignación social que generó semejante acto de silenciamiento, este episodio culminó con la desvinculación de una funcionaria pública.

Su última creación, Oratorio de Guerra, presenta un formato de capítulos que van actualizándose en función de los vertiginosos cambios de la situación política y económica del país. En este Segundo Capítulo, la obra reúne a referentes del campo artístico y político construyendo un entramado de voces indispensables, un espacio propicio para la reflexión que aborda temas como la desfinanciación de la educación, el hambre, la prohibición de contenidos en espacios oficiales, el adoctrinamiento, el silenciamiento y la violencia sobre los cuerpos. La estructura de la obra tiene la lógica de las marchas de protesta y está organizada por columnas: performers, oradorxs, artistas sonorxs, percursionistas, artistas visuales, cantantes y ensamble instrumental. Participan de esta edición en la fila de oradorxs Marta Dillon, Franco Torchia, Feda Baeza, Pancho Casas Silva, Marico y Marie Gouric. La curaduría y dirección general está a cargo de Pablo Foladori, la dirección escénica y coordinación es de Gerardo Cardozo y la dirección del ensamble vocal e instrumental de Mariana Ferrer. 

La obra de Ópera Periférica adquiere dimensiones combativas y políticas en un presente histórico en el que la violencia es perpetrada con absoluta e indigna impunidad. La performance deviene un grito de lucha contra la indiferencia que enfrenta a la sociedad con sus heridas abiertas, y lejos de suturarlas, invita a lxs espectadores a dotarlas de sentido. Como explica su director, Pablo Foladori, el título Oratorio de Guerra retoma el género musical tradicional del oratorio que tenía antiguamente temáticas religiosas y lo recontextualiza con un tono de lucha, presentando “una ópera de los desposeídos, un teatro que pueda cuestionar el contexto sin necesidad de recurrir a la puesta en escena de títulos tradicionales con lecturas forzadas de la coyuntura y sin prejuicio respecto de las sonoridades y performatividades que puedan traer esos cuerpos, esos relatos, esos territorios en nuevos dispositivos escénicos”.

En uno de sus poemas, Bertolt Brecht decía “¿Qué época es ésta en que hablar de los árboles es casi un delito porque significa el silencio sobre tantos horrores?” En tiempos de crueldad, el compromiso artístico es urgente. Textos, sonidos y corporalidades cuestionan el statu quo y presentan una brutal denuncia de los derechos arrebatados en el contexto social, cultural, educativo, político y económico actual del país. El oratorio colectivo lírico elige presentarse en el Centro Cultural Universitario Paco Urondo de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y esa decisión no es casual. En un presente en el cual el ataque a la educación pública es una constante, la intervención artística promueve la visibilización y la rebelión encarnada en el disfrute del estar juntxs como un acto político disruptivo. 

La propuesta artística renueva la escena local de la ópera y el teatro musical contemporáneo cuestionando los lugares comunes de los discursos tradicionales, principalmente, el carácter elitista de la ópera en tanto objeto de consumo de una clase dominante. El concepto de periferia expone la fuerza de un arte que viene desde los márgenes y que pone en escena la tensión entre la dominación y la resistencia. Mientras el centro de la producción perpetúa el silenciamiento sistemático de identidades, la resistencia en esta obra está dada por la incorporación de relatos, voces, territorios y cuerpos periféricos. 

El arte ha sido históricamente un espacio político y, en el caso de las artes escénicas, desde sus inicios estuvo ligado a la idea del delirio que propiciaban las celebraciones dionisíacas y que llevaban a sus celebrantes al éxtasis, es decir, a "estar fuera de uno mismo". Oratorio de Guerra nos invita a ecapar de la tiranía del yo y a abrazar lo comunitario como una causa impostergable. Juntxs descubrimos aquello que siempre estuvo ahí, pero vemos por primera vez con una fuerza impetuosa. La obra denuncia las atrocidades de un mundo cruel, para construir desde el arte una feroz denuncia política y una apología a la libertad. Una libertad que es colectiva, no individual.