Una nueva cita con los libros. Esa es la invitación de la 14º edición del FILBITA, el Festival de Literatura Infantil que cada año convoca a las familias y que se realizará del viernes 8 al domingo 10 de noviembre con entrada gratuita en el Centro Cultural Matta (Tagle 2772) y Plaza República de Chile (Tagle entre Libertador y Figueroa Alcorta). Serán tres días con una agenda completa de lecturas, entrevistas, conversaciones, paneles, performances, talleres, clases y experiencias literarias, entre otras actividades que tendrán a la música como hilo conductor.

La programación es variada y para todas las edades. En este marco, se organizarán talleres para chicas y chicos (con cupo limitado y por orden de llegada), y talleres para adultos (con inscripción previa), y también habrá un segmento dedicado para bebés y primera infancia. Y entre los autores participantes habrá cuatro extranjeros (Ana Sender, Sebastián Ilabaca, Fran Pintadera, Esteban Cabezas) y más de cincuenta argentinos (Diego Bianki, Melina Pogorelsky, Paula Bombara, María Elina Méndez, Mariana Ruiz Johnson, Florencia Gattari y Cecilia Pisos, entre otros).

El cierre estará a cargo de Luis Pescetti, que ofrecerá un encuentro de lecturas muy especial el domingo 10 a las 18.30 horas, en la Plaza República de Chile (Av. Libertador y Tagle). Allí, los niños y niñas podrán elegir su libro favorito de Pescetti y él leerá esos fragmentos como broche final. La presentación se transmitirá por YouTube. 

“Esta es una edición pensada para distintos tipos de lectores”, anticipa Larisa Chausovsky, programadora del Filbita, quien remarca también que la calidad de la iniciativa se debe a la colaboración de múltiples instituciones como CCEBA, la Embajada de Chile, la DIRAC, el Instituto Ramon Llull, Mecenazgo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y diversas editoriales. Y a eso se suma, además, la particularidad de tener este año a la música como elemento protagonista. “Tanto la música como la literatura aparecen en las infancias muy tempranamente y nos dan la oportunidad de crear 'un cuarto propio' al tiempo que nos permiten formar parte de un colectivo”.

Luis Pescetti.
 

-¿Por qué tomaron esa decisión de poner el foco en la música?

-Cada año pensamos una temática que atraviese toda la programación, pero, en este caso, el carácter tan fundamental y humano de la música nos entusiasmó porque creemos que se conecta con la literatura en el hecho de que ambas son lenguajes y expresiones artísticas. El ritmo, la melodía, el silencio, están presentes tanto en una como en otra, y forman parte de la identidad y el desarrollo cognitivo, emocional y social de las personas desde la primera infancia dado que sostienen, alimentan vínculos y construyen narrativas que hacen de la vida algo más comprensible.

-¿Cómo evaluás la actualidad de la literatura infantil?

-Desde hace varios años, la literatura infantil está en una potente expansión, tanto en el sector que ocupa en las librerías y en las editoriales, como en el lugar que ocupa en las escuelas, en las familias, las ferias y los festivales. Pero, además, en ese panorama, hay algunos géneros o focos editoriales que han tenido una expansión más fuerte aún, como ocurre con el caso de los libros para bebés y niños pequeños y también los libros álbum. Quizás algo de la prominencia de la imagen y de una cultura de lo visual haya desplazado en parte a la narrativa, aunque eso no significa que no haya buenas y nuevas narrativas para lectores que leen un poco más o que leen solos. La literatura para las infancias, como la literatura para adolescentes o jóvenes lectores (otro sector que también ha crecido) sigue explorando horizontes y hace lugar a nuevas voces.

-¿Cuál es hoy el vínculo de los chicos con la lectura? ¿Y qué importancia tiene en este aspecto el libro de papel?

-El vínculo de los chicos con los libros es algo que está siempre latente. A veces se desarrolla solo, pero en la mayoría de los casos se desarrolla con otra persona con la cual se comparte la lectura. Porque el vínculo con el libro es también la construcción del vínculo con uno mismo y con otros. La materialidad del libro propone un aquí y ahora, una temporalidad, un punto de vista común. Y cuando ese libro aparece desde la primera infancia para contar historias, para formular preguntas, para despertar la curiosidad, y para poner palabras al universo, se constituye en un espacio de apropiación del mundo. Más allá de la proliferación de las pantallas y la cantidad de estímulos que hoy existen, el libro como objeto sigue teniendo un lugar privilegiado en la transmisión cultural y en la construcción social.

 

-¿Y qué desafíos afronta la literatura frente a esa realidad de múltiples estímulos dominados por las pantallas?

-Quizás el desafío más grande está en la temporalidad, por la velocidad y la inmediatez que proponen la virtualidad y las plataformas digitales. Abrir un libro es hacer lugar a un tiempo distinto al de la vida cotidiana, y al de las redes o las plataformas. Y si pensamos en los primeros años de vida, y en acompañar lecturas en la primera infancia, el desafío es que los adultos no nos dejemos llevar por esa supuesta competencia. Leer con chicos y chicas, pequeños y no tanto, es algo que pide a los adultos y adultas que estemos disponibles para ellos. Si los adultos nos sentamos con los más pequeños a leer, sin pantallas de por medio, no hay competencia, porque no hay nada en las pantallas que genere tanta satisfacción ni perdurabilidad como el vínculo que se teje entre las personas de distintas edades que comparten lecturas. Y en cuanto a los adolescentes y jóvenes, no hay que perder de vista que las plataformas audiovisuales también proponen otros tipos de lectura. Los lectores se construyen a lo largo de toda la vida, y eso puede darse en cualquier soporte.

* La programación completa del FILBITA se puede consultar en el sitio oficial.