Alemania se sumergió en la incertidumbre, política y económica, después de que se selle el fin de la coalición de Gobierno este jueves. El canciller y líder de la unión, Olaf Scholz, se resiste a adelantar el voto de confianza para la convocatoria inmediata a elecciones, como ha solicitado la oposición y el sector empresario alemán, ante la inestabilidad interna y las tensiones geopolíticas que se desprenden de la separación.
Friederich Merz, líder del principal partido de la oposición alemana, la Union Cristianodemocrata (CDU), pidió este jueves en una reunión con Scholz, que las elecciones de confianza en la cámara baja sean adelantadas "a más tardar a principios de la próxima semana".
Antes del colapso de la coalición del Partido Socialdemócrata (SPD), la Alianza 90 (los verdes) y el Partido Democrático Libre (FDP), los comicios generales estaban previstos para el 28 de septiembre, pero, a pesar de los pedidos de la oposición, Scholz reivindicó que el voto anticipado se celebraría recién en marzo, dos meses despues del voto de confianza.
"Un Gobierno capaz de actuar"
Merz, que figura como favorito en las encuestas para suceder al líder socialdemócrata en las próximas elecciones generales, se refirió a una serie de compromisos internacionales y decisiones en la Unión Europea que "requieren de un Gobierno alemán capaz de actuar" como fundamento para adelantar el voto.
"No podemos permitirnos ahora tener durante varios meses un Ejecutivo sin mayoría en Alemania y luego llevar a cabo una campaña electoral durante varios meses más y después tener posiblemente varias semanas de negociaciones de coalición. Esto ahora tiene que ir rápido", añadió el funcionario frente a los medios.
El partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), tras sus éxitos electorales en el este alemán, también pidió a Scholz que adelante el voto de confianza, como también lo hizo el partido populista de izquierda, la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) y la izquierdista Die LInke, junto a varias asociaciones empresariales e industriales.
"Cada día más con este Gobierno es un día perdido. Exigimos elecciones anticipadas lo antes posible", declaró Dirk Jandura, presidente de la Federación del Comercio Mayorista, Exportación y Sector Servicios de Alemania (BGA).
El empresario resaltó que la transición se corresponde a un "giro estructural fundamental" para la política alemana, que sucede al mismo tiempo que "los polos de la economía mundial se están realineando entre Estados Unidos y China".
El presidente de la Confederación de la Industria Alemana (BDI), Siegfried Russwurm, subrayó que, "en vista de la situación política mundial y el pobre desarrollo económico de Alemania como emplazamiento para los negocios", Alemania necesita "lo antes posible un nuevo Gobierno capaz de actuar y con mayoría parlamentaria".
El canciller, por su parte, aseguró que mantendrá la fecha del 15 de enero para someterse al voto de confianza parlamentario este jueves.
"El Gobierno ahora hará su trabajo y los ciudadanos y ciudadanas podrán decidir de nuevo cómo seguirá la cosa", dijo en un acto organizado por Telekom en Berlín.
Rupturas
Fue precisamente el mal estado de la economía alemana, lo que llevó a la ruptura de la coalición. Si bien los tres partidos convenían en la necesidad de tomar medidas frente a la recesión, la falta de un consenso en materia económica fue un obstáculo que no pudieron superar.
La "coalición semáforo" (verde, amarillo y rojo), nacida en 2021, ya venía atravesando una división interna, en la que los verdes y socialdemócratas se enfrentaron a los liberales presididos por quien fuera ministro de Finanzas, Christian Lindner.
Ambos bloques no pudieron superar sus diferencias en materia de deuda y el cambio del rumbo económico, lo cual condujo al fracaso de la unión.
Scholz aseguró que el motivo por el que cesó a Lindner fue que éste estaba confrontando "la seguridad exterior y la interior", y denunció que el líder liberal exigía recortar las pensiones, algo inasumible para él porque son "un valor protegido por la Constitución".
El presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, despidió formalmente a Lindner y a otros dos ministros liberales este jueves, luego de que fueran expulsados de la coalición por Scholz un día antes.
Junto con el líder liberal fueron destituidos el responsable de Justicia, Marco Buschmann, y la titular de Educación e Investigación, Bettina Stark-Watzinger. Tras su salida, el cuarto liberal restante en el gabinete, Volker Wissing, decidió abandonar el partido y sostener su cargo en Digitalización y Transporte.
Wissing fue encargado de asumir las responsabilidades de Justicia, mientras que el presidente nombró como sucesor de Lindner a Jörg Kukies, quien había sido secretario de Estado en la Cancillería bajo Scholz.
Con la salida de los liberales del Gobierno, los socialdemócratas de Scholz y los verdes se verán obligados a gobernar en minoría hasta el voto de confianza que el canciller fijó el 15 de enero.
El escenario más probable es que Scholz no supere el voto y Steinmeier disuelva el Parlamento, tras lo cual deberán celebrarse elecciones anticipadas en un plazo de dos meses, es decir, en marzo.