La pegatina al lado del Cine Gaumont y frente a la Plaza de los Dos Congresos forma la cifra de la ley, la número 26.852, con figuras grabadas sobre papel. Momentos antes de la marcha por el 8 de noviembre, el Día Nacional de los y las afroargentinos y de la Cultura Afro, varias mujeres jóvenes -todas entre 20 y 40 años- empapelaron el paredón cercano al cine. De acá a un tiempo seguramente se la pueda ver. Cada número está compuesto por una serie de imágenes, entre otras, las caras de héroes de la Patria afrodescendientes, muchos de los cuales no formaron parte de los manuales de la educación que recibieron esas mismas mujeres que decoraron la pared.

Rebeca Traore tiene 28 años. Su papá fue parte de la primera oleada de los senegaleses que llegaron a la Argentina en los 90. El se dedicó al estudio de la historia afroargentina. “Su tesis trató de eso y es un activo militante. Hoy estoy en representación mía pero también de mi linaje, los Traore”, le contó Rebeca a este diario momentos antes de que las columnas que venían de Plaza de Mayo empezaran a llegar a la Plaza de los Dos Congresos. La de ayer fue la segunda manifestación de este estilo en la historia reciente del movimiento en Argentina: un encuentro para visibilizar la afroargentinidad, honrar su legado y reafirmar la lucha por la igualdad y la reparación histórica.

Así como en 2023, la marcha reunió afrodescendientes, trabajadorxs vinculadxs con el arte y la cultura africana. También a personas que practican religiones de matriz africana. Y por supuesto la comunidad de migrantes senegaleses de la Ciudad de Buenos Aires

Eligieron el 8 de noviembre como día representativo de la comunidad porque es el día del fallecimiento de “nuestra Capitana María Remedios del Valle, una mujer de origen afro que ha luchado en su momento, las guerras de independencia, por ser reconocida. Dos siglos después seguimos en una línea parecida. Decimos que buscamos visibilizarnos y esto es porque en el ‘sentido común’ se sigue sosteniendo que en Argentina no hay una comunidad afro, sin embargo, según el último censo somos 9 millones de personas en todo el país”, dice en la multitud Traore.

En honor a María Remedios del Valle es que “logramos después de muchos años de lucha tener una ley, la 26.852. Esto habla y representa específicamente a los afroargentinos y a la cultura afro”, apunta Tamara Barbará, al Frente Sindical de Lucha contra el Racismo, la Discriminación y la Xenofobia.

Guadalupe Lombardo.

Todavía falta que la ley se reglamente y las provincias adhieran. Hace unos días, relata Barbará, “la mesa Afro de Córdoba logró la adhesión a esta ley y también el reconocimiento del 7 de abril como el Día del Afro Cordobés, un día emblemático porque se recuerda la venta de dos personas africanas esclavizadas en el territorio cordobés a fínales del 1500. Estamos en ese proceso de reconstrucción, de visibilización y reconocimiento, luchando por un programa contra el racismo, la discriminación y la xenofobia, impulsando la participación en los partidos políticos de nuestros representantes en las próximas elecciones”.

También les interesa impulsar lo que llaman una educación afrocentrada mediante la cual trabajar con las infancias sobre estas identidades. “Sabemos que particularmente en el norte de Argentina hay una población afro muy grande y el proceso de educación de esas infancias está totalmente orientada hacia otros temas y sujetos, lo cual genera un desconocimiento de sus ancestros y eso es un daño a la autoestima personal y también”, explica Traore.

En relación a los reclamos sobre derechos laborales alcanza con hacerse una pregunta: ¿Cuántos profesionales conocemos en Argentina que sean de la comunidad afro que realmente puedan llegar a puestos laborales de alto rango? “La estigmatización del ser afro genera una limitación del desarrollo de las personas en todas las áreas. Ser afrodescendiente no es solamente tocar el tambor y bailar. Hay un racismo estructural y sistémico que impide que las personas se pueden desarrollar más allá de los estereotipos”, dice Barbará,

Hace poco según relata Barbará, se logró parte del reconocimiento y reparación histórica que la comunidad reclama en relación a la figura del Sargento Cabral. Históricamente, siempre se “plantó que Cabral venía en un porcentaje de familia guaraní y otra parte de afrodescendientes, pero en verdad gracias a una investigación de Julio Romay, Matías González y el artista Ramiro Gigiaza se logró reconstruir la identidad del héroe patriótico argentino y se constató que los padres de Cabral fueron ambos afrodescendientes esclavizados”.

Cerca de las siete de la tarde, la llegada de la columna del Candombe fue el clímax la marcha. También se destacaron –musical y cromáticamente- las de organizaciones como Matriz Afro, la de samba y reggae. Los activistas de mayor edad de la comunidad participaron llevando la bandera de arrastre en el frente de las columnas. Algunas de las reivindicaciones que se pudieron escuchar durante la lectura del documento de cierre, consensuado entre las organizaciones y colectivos que participaron fueron: Por el fortalecimiento de la educación afrocentrada. Defensa del candombe como patrimonio inmaterial cultural de la humanidad. Reconocimiento de los aportes históricos y culturales al patrimonio nacional. Repudio al racismo colonialista y el respeto a la espiritualidad y religiosidad de matriz afro.

“Somos un pueblo que sabe de resistencias. Nuestros ancestros han peleado por esta tierra y la han construido. Mi familia viene de haber sido a finales del 1600 esclavizada acá en Argentina y están enterrados detrás del Monasterio de Santa Catalina de Siena (frente a Galerías Pacífico, un espacio que esperamos poder recuperar como cementerio y hacer un memorial). Ni este contexto especialmente adverso y de retroceso en términos de Derechos Humanos, ni el anterior, ni en el que venga, va alejarnos de nuestros objetivos de reconocimiento y visibilidad. Si queremos una Argentina igualitaria, no puede no haber sentados en el Congreso y en las Legislaturas referentes de nuestra comunidad”, concluyó Barbará