Los eternos 50

Caótico, popular, cruzado por inmigraciones, comercios, religiones, sabores y aromas, el Once (es decir, Balvanera) es, también, uno de los barrios más bellos de la ciudad, con edificios emblemáticos camuflados entre tantos estímulos visuales. Ahí, en uno de ellos, abrió la cafetería The Shelter, inesperado refugio entre el ajetreo de cada día.

The Shelter nació en la calle Arroyo, en Retiro, con un ambiente de salón inglés, pituco y señorial. Siguió con segunda sucursal en Martínez, soleada y exuberante. El del Once es su tercer local, demostrando un crecimiento que, en cada ocasión, se adapta a su lugar en el mundo.

El nuevo The Shelter ocupa una planta baja –elevada de la calle– de un edificio de los años 50, que supo pertenecer a Ferrocarriles Argentinos. La cafetería aprovechó la estética industrialista y armó un salón salido de esa época, con mesas y sillas tradicionales, con sillones de cuero, con banquetas de bronce, con una barra enmarcada por un enorme mural de la artista Milu Correch que representa a cosechadores de café en una plantación mesoamericana. “Algunas cosas compramos, otros muebles son míos, unos más los heredamos de los abuelos de mi mujer”, cuenta Jaime Chemea, creador de The Shelter. “Queríamos un local grande donde armar nuestro propio tostador”, continúa.

El paso de la aristocrática Arroyo al popular Once demuestra la versatilidad del café de especialidad, que compite en precio con las típicas cadenas argentinas, ofreciendo un producto muy superior. La carta es simple, con buenos espressos y americanos ($3150), café con leche ($4650) y otros. Y con repostería y panadería comprada a proveedores elegidos, como un roll de canela con frosting de queso crema y crumble de manzana ($5000), un sándwich California (en pan de masa madre integral, relleno de jamón y queso, con toque de miel), un budín de peras ($4700) o una galleta de chocolate y cardamomo ($4300).

Para entrar a The Shelter hay que pasar por el hall del edificio: esa distancia le da aún más misterio y secreto a esa cafetería, sin dudas una de las más bellas de la ciudad porteña.

The Shelter (Once) queda en Uriburu 353. Horario de atención: de lunes a viernes de 8 a 19; sábados de 8 a 14. Instagram: @thesheltercoffee.

Sabor a mar

Con mediodías primaverales espléndidos y noches que resisten con su frescura, este es el mejor momento del año para decidir desembolsar unos cuantos pesos y visitar La Mar, con ese patio retirado de la calle que se convierte en un paraíso de pescados y mariscos en Buenos Aires. Hablar de La Mar no sólo es hablar de cocina peruana y de Gastón Acurio (el cocinero que le devolvió el orgullo gastronómico a Perú), sino que es hablar de una sucursal porteña que supo demostrar que también esta ciudad es capaz de ofrecer una formidable cocina de mar, con productos fresquísimos que no esconden su sabor.

La Mar estrena en noviembre nueva carta, esperando por el verano que asoma en el breve horizonte. Diseñada por Astrid Acuña, la chef ejecutiva de la casa, ahí están los platos de siempre, pero con nuevas combinaciones, recetas o detalles que les dan juventud. Entre las novedades, los ineludibles ceviches: hay que pedir el clásico, que nunca falla ($19900); y el Bachiche ($24400), que sale con pesca del día (por ejemplo, chernia), palta, alcaparras y aceite de oliva en una leche de tigre emulsionada, más cremosa que lo habitual, pero aun así respetuosa de la esencia de este plato ícono de Perú.

A La Mar hay que ir para comer todo eso que no existe en otros lados de Buenos Aires. Las perfectas almejas con criolla ($22500), las navajas y vieiras ($35500/$23500), los pescados enteros fritos o a la parrilla, el delicioso choripán (el chorizo hecho de pescado, langostino y tocino, $6000), la parihuela con cangrejo y mariscos ($45000), entre otros. Además, claro: clásicos de Perú, nigiris y makis nikkei, los conocidos langostinos anticucheros y más parafernalia. Buena opción: los combos como La gran chalana del mar ($65500, para dos personas), con ostras, almejas, vieiras, navajas, langostinos, wantaco nikkei, causita de langostinos y centolla, nigiris del día. Cócteles propios, vinos bien elegidos, y de postre, la mousse de chocolate (al 80%) y lúcuma con nibs de cacao y quinoa garrapiñada, que sale con helado de lúcuma, bomba.

La Mar queda en Arévalo 2024. Horario de atención: lunes de 19 a 24; martes a domingos de 12.30 a 24. Instagram: @lamarbsas.

De miga 2.0

Cuando arrancó Sho.ku.pan, la propuesta pronto ganó fieles seguidores. Versionando la receta de un pan de molde japonés, Tomás Di Lello armó una sandwichería tan original como deliciosa. “Más allá de nuestro nombre, lo que hacemos hacer es darle una nueva mirada al sándwich de miga argentino”, cuenta. Y lo logró: un pan esponjoso y rico, de pura miga sin corteza, con rellenos generosos, repletos de sabor y presencia. Estética mínima, austeridad en el ambiente, trato informal y relajado, precios posibles, todo llevó a que Sho.ku.pan se convierta en un fenómeno de nicho creciente. La noticia actual es que esta sandwichería acaba de mudarse, ampliando el menú y sumando novedades.

El primer local aprovechaba espacio libre junto a la mueblería La Base Estudio, en Palermo. Ahora, la nueva ubicación repite esa lógica, ocupando el costado abierto (suerte de garage) de JT, local de indumentaria de diseño en la calle Loyola, en Chacarita. La barra, unas mesas al aire libre pero techadas, un par de cuadros hechos por amigos de la casa; Sho.ku.pan no precisa más para desplegar sus saberes. 

Los “shokus” salen de a dos unidades, suficientes para un tentempié al paso (cuatro son un almuerzo). Entre los mejores: el de tortilla de papa con mayonesa de chimichurri, rúcula y pickles de cebolla, el de pollo al curry con lechuga, cilantro y almendras, el de lomito ahumado, omelette, manteca de hierbas (todos, $6000 x 2 unidades). Los “Imposibles” suman sabores como atún y palta o uno espectacular de mortadela, mozzarella fior di late y pesto de almendras ($8000 x 2 unidades). Además lanzaron el pebete de masa de shokupan, con ejemplos como el de salame campero, fontina y manteca ($7000), también algunas ensaladas como la chaucha, espárragos y arroz integral ($5000 la media ración) y siempre un par de sopas, como la gazpacho a $4500. 

Hay bombones helados de Cuervo, cafés filtrados, el muy buen vermú Vesta y otras cosillas a descubrir. Y, recomendado: comprar el pan entero para llevar a casa, cortar en rodajas aptas tostadora y freezar para una felicidad absoluta.

Sho.ku.pan queda en Loyola 1620. Horario de atención: martes a sábados de 11 hasta agotar stock. Instagram: @sho.ku.pan.