Despegarse del teléfono es imposible. Cada video de pocos segundos que llega desde Valencia es desesperante. Amparo, una mujer hermosa y desolada a sus 80, cuenta que vivió toda la vida en la misma casa, la que ahora se llevó el agua, y que tenía animales, unos conejos, unas gallinas. “Me pasaba la vida muy feliz allí”, dice. Y no llora. Se emociona, pero no llora, agrega que los hijos son buenos