Huracán logró otro triunfo que le permite soñar con el título. En un partido apretado, que se resolvió por un detalle y en el que mostró personalidad para llevarse los tres puntos, el equipo de Frank Kudelka se impuso 1-0 a un Independiente que se fue deshilachando con el correr de los minutos y que terminó casi entregado sin hacer trabajar a Galíndez. Así resignó un invicto que se extendía por 13 jornadas.

El primer tiempo mostró a un pálido Huracán, que no entendía como jugar el partido. Por un lado, buscaba empujar para forzar esa victoria que necesitaba. Pero a la vez, se quitaba espacios y sus ataques se diluían sin inquietar al fondo visitante. Por el contrario, Independiente lucía más peligroso, porque encontraba más campo a espaldas de los mediocampistas locales y podía molestar más seguido a Galíndez. El problema es que no tuvo profundidad y sus intentos murieron en las seguras manos del arquero del Globo. 

Ajustó un poco Kudelka para la segunda parte, con un esquema más corto y sin tanto espacio entre las líneas. Así equiparó el desarrollo, que había sido favorable a la visita.  Entonces, pasaba poco en el partido cuando promediaba la segunda etapa. Los dos sabían que el empate no les servía demasiado, pero especulaban con eso: ambos sentían que el otro estaba más necesitado y se agrupaban a la espera de un error que abriera el partido. Y en esa estrategia, el que aprovechó fue Huracán. Independiente se fue al ataque con Vera, pero el pase del lateral fue muy malo y le regaló la pelota a Fattori, que de inmediato cedió para Echeverría. Y el chileno lo puso a correr a Mazzantti, que le ganó la espalda a Damián Pérez, aguantó la carga de Laso y definió al primer palo de Rey.

El gol cambió el panorama para Independiente, que resolvió buscar el empate con acumulación de delanteros. Vaccari entendió que la elaboración de juego no era tan importante y apostó a llevar la pelota al área rival, para desequilibrar por el peso de sus delanteros. Sin embargo, así chocó siempre con la seguridad de Pereyra, que no falló nunca y siempre se las ingenió para rechazar lo que venía. 

Con oficio, Huracán manejó los tiempos en ese pasaje y llegó al final sin sobresaltos. De esa manera aseguró los tres puntos, alcanzó a Vélez y le puso presión al hasta hoy único líder. Para el Rojo, la derrota frenó el ímpetu que traía y lo complicó mucho en su ilusión de clasificarse para la Copa Libertadores.