Comenzó a militar en el Movimiento de Participación Popular (MPP) de Pepe Mujica a los 15 años. Hoy tiene 41 y es senador por el Frente Amplio (FA). Daniel Caggiani conversó en Montevideo con PáginaI12 sobre el papel que le atribuye a su país para tender puentes en la región, el Mercosur, el gobierno del presidente Lacalle Pou y el rol que cumplirá el FA si Yamandú Orsi gana la segunda vuelta el 24 de noviembre. Es uno de los especialistas en relaciones internacionales de su fuerza política. Como todo uruguayo que se precie de tal, combina el diálogo con el mate y cuando ve fútbol, sufre por Nacional.
-¿Cuál es su visión del Uruguay y el entorno que lo rodea?
-Está inserto en un mundo más complejo del que desearíamos. Los problemas de desarrollo, de democracia, de violencia, si uno analiza la región, sin duda son muy complicados. Pero además si le agregamos la situación que está viviendo el mundo con un cambio de época, en el viraje que hay desde el Occidente a Oriente, se está generando un reacomodo en el plano militar, ideológico, comercial y para el Uruguay, lo internacional juega un papel muy importante. Primero, porque básicamente tenemos una dependencia del mercado externo para colocar los principales productos de exportación: la soja, la celulosa, los lácteos, el turismo. Y además, porque el Uruguay al ser un país chico en términos de la dimensión territorial y nacional, depende mucho de sus relaciones en política exterior para posicionarse en un mundo cada vez más incierto y mucho más cambiante.
-¿El Frente Amplio qué política exterior piensa llevar adelante?
-Para el Frente Amplio la región importa mucho. Porque ahí radica parte del trabajo nacional que el Uruguay mantiene, no solo por la inversión extranjera directa y el turismo que recibimos, la inversión en ciencia y tecnología, sino también por los principales productos a los que nosotros les agregamos más mano de obra y porque se vuelcan a la región, que además es muy importante para nosotros por un tema concreto de seguridad. Tener buenas relaciones con los países vecinos es clave más allá de los gobiernos. Y también sostener niveles de coordinación en algunas agendas internacionales.
-¿Por ejemplo?
-Brasil está jugando un papel muy importante y no solo por la presidencia del G20. Estando en el Mercosur es uno de los principales socios comerciales y ni que hablar con su papel hoy en los BRICS y todo lo que significa ese grupo de países emergentes que manejan el 40 por ciento del producto bruto mundial. Están peleando algunas cuestiones que tienen relación con la integración financiera por fuera de las lógicas del mercado internacional y además están imponiendo una agenda del crecimiento y el desarrollo, donde básicamente aumenta la población del mundo con un conjunto de necesidades que hoy no están satisfechas.
-¿Qué papel puede jugar el Uruguay en ese marco?
-El Uruguay siempre ha sido un país que apostó al trabajo y al desarrollo del crédito internacional donde no prevalezca la visión solamente del más fuerte y donde haya reglas claras para todos. Porque eso no solo sirve para el mundo sino para los más chicos y ni que hablar en materia comercial o de otros aspectos. Para el Uruguay la vocación internacionalista es muy importante y debemos salir de esa lógica de enfrentamiento con la región que el presidente de la república ha llevado adelante.
- Usted ha sido crítico de los tres cancilleres que tuvo Lacalle Pou y en particular de Francisco Bustillo. ¿Por qué no profundiza su idea de los cinco años del gobierno actual en política exterior?
- Fue una agenda perdida. Pasamos de tener una visión de cooperación con la región y de un proceso de integración como el Mercosur, a una lógica de enfrentamiento. Teóricamente, para poder buscar mejores posicionamientos e intentar vínculos comerciales bilaterales con otros países, como en el caso de China. Eso no sucedió porque China no quiso, pero además porque la región tampoco lo permite y hemos tenido una lógica poco inteligente. El Uruguay es un país que no pesa, no es un actor en el concierto internacional. Más bien somos un actor de reparto, pero podemos tener una visión que es nuestro principal activo y que no son los bienes y los servicios, sino la convivencia, la posibilidad de establecer diálogo político, de ofrecer nuestros buenos oficios negociadores para sentar a la mesa sobre todo a aquellos países que hoy atraviesan diferencias internas, y hasta enfrentamientos bélicos.
-¿Uruguay cómo debería manejarse entre los dos gigantes de América del Sur que presiden Lula y Milei, ubicados en las antípodas ideológicas?
-A nosotros nos gusta decir que somos un país puente, que construye puentes de entendimiento entre los gobiernos de la región pero también de América Latina, que necesitamos tener una visión común con respecto a determinados temas. El derecho al desarrollo, la lucha contra la desigualdad, ni que hablar de ser una voz común en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico o las discusiones que se están dando en materia de la reforma de las Naciones Unidas y cómo se puede agrandar ese Consejo de Seguridad que termina siendo muchas veces un candado de las resoluciones de la ONU. También mantener una agenda positiva en integración energética, de coordinación en materia científico-tecnológica, en materia de salud.
-La agenda es clara, ¿pero la actitud componedora de Uruguay no se corresponde con políticos como Milei o ahora Trump en Estados Unidos?
-Yo creo que el Uruguay no puede hacer magia. Lo que puede es tratar de que las cosas empiecen a funcionar más allá del signo ideológico de los gobiernos, que los presidentes se sienten en una mesa a negociar, porque en Europa hay 28 presidentes que negocian. Y hay visiones ideológicas diferentes, pero llegan a acuerdos mínimos porque existe un proceso de integración importante. En el Mercosur llevamos treinta y pico de años de integración, hemos tenido luces y sombras, pero bueno, debe ser el corazón de un nuevo proceso en América Latina. Una América Latina más verde, con menores niveles de desigualdad y de violencia, con mejores niveles de interconexión energética y niveles de desarrollo de estándares democráticos.
-En el marco de la geopolítica global, ¿cómo analiza los conflictos entre Estados Unidos y China, el papel de Rusia, de Israel, de las guerras en Medio Oriente?
-El actual gobierno ha tenido un alineamiento muy importante con Estados Unidos y con Israel en todas las posiciones y todos los conflictos geopolíticos a nivel internacional. Nosotros pensamos que Uruguay debe mantener una posición independiente. Tiene que ser preciso en lo que está sucediendo y en la defensa de los derechos humanos, del derecho internacional humanitario que muchas veces se habla muy poco. Hoy el mundo avanza de manera aceitada a mecanismos de mayor confrontación bélica y creo que eso no le sirve a nadie. Los primeros que mueren son mujeres y niños y sino miremos lo que está pasando en Gaza y en Medio Oriente en general. El mundo necesita más actores que traten de tender puentes y traten de mirar la ecuación general. El enfrentamiento bélico solo le sirve a la industria armamentística de los países centrales.