El crimen de Andrés “Pillín” Bracamonte anuncia la interna veroz que animan los diferentes grupos que componen la banda Los Monos. Bracamonte era líder de una de esas facciones en disputa y con su asesinato el interrogante que se abre en el paraavalancha canaya es qué facción toma el control de la barra y la dispersión que vendrá entre los demás referentes de la hinchada. Las primeras pesquisas determinaron la mecánica del crimen y se busca identificar a tres personas que llegaron caminando sin dificultades a la camioneta donde se trasladaba “Pillín” y Daniel “Rana” Atardo, también acribillado en el ataque del sábado por la noche.

Bracamonte tenía el hábito de tomar muchos recaudos cuando estaba en la vía pública. Hace años que no tenía una rutina, había cambiado su fisonomía con diferentes cirugías estéticas y en el único lugar que se movía con más distensión era en las adyacencias del Gigante, donde concurría para mantener organizada a la barra los días de partido del primer equipo. Los audios de Whatsapp entre los testigos del hecho son esclarecedores: “Estábamos ahí haciendo cuentas de todo (reparto de dinero), del tema de plata, y viene un loco corriendo con una pistola y empieza a tirar tiros al aire. Yo me corro, corremos todos para todos lados y ellos quedan adentro de la chata. Le pegan a él (por “Pillín”) y al “Rana”. Para mí Pillo (Bracamonte) respiraba, pero el otro (Atardo) estaba tirado en el piso y lo llevaron al hospital, pero tenía tiros en la cara, en todo lados”, describió un hincha en un audio que se viralizó en redes sociales sobre el momento del ataque en Avellaneda y Reconquista. 

Así custodiaban ayer el velatorio de Bracamonte. Crédito de foto: Sebastián Granata


Otro testigo también dio su relato: “Estoy en shock todavía. Estaba al lado de la chata. Cuando los veo que vienen me corrí a un costado. Tiraron tiros al aire y uno se apoya en una de las ventanillas. Le pegan al Pillo (Bracamonte), que estaba ahí, y después al otro (Atardo) que quiso salir corriendo, pero chorreaba sangre y quedó tirado en la calle. Ahí nomás empezaron a gritar. “Pitito” (Leopoldo Martínez, barra de confianza de Bracamonte) se llevó la camioneta con el “Loco” (por Bracamonte) arriba, porque convulsionaba, pero tenía tiros por todos lados”. 

En otro audio un testigo describió: “Justo tuvieron que frenar (en Avellaneda al 700 bis) porque ahí se junta la barra. Se estaban yendo y hubo congestión de autos. Dice que se arrimaron dos. Nosotros estábamos ahí hablando. Uno mira para adentro, mete el brazo adentro de la chata y revoleó como diez tiros. Decí que ningún tiro pasó de largo porque nosotros estábamos cruzando la calle. Fue raro, las luces de la calle estaban apagadas, no aparecía la Policía y una ambulancia siguió de largo. A la chata donde estaba “Pillín”’ se subió otro vago (sería “Pitito” Martínez) y lo llevó al Centenario. El “Rana” quedó tirado, lo cargaron y se lo llevaron”.

La mecánica del crimen dejó convulsionada a la barra. De inmediato los referentes interpretaron los hechos: en la barra hay un topo. “Alguien de acá adentro lo traicionó, dio el dato, en el único momento que 'Pillín' no se cuidaba era cuando estaba en la cancha, con su gente. Al traidor ya lo están buscando”, confió un allegado al barra asesinado. Otro miembro de la hincha, en diálogo con Rosario/12, dio más pistas de lo que se vive en el paraavalancha canaya: “La barra es de Los Monos y 'Pillín' tenía un pacto con ellos, lo que cambió en el último año es que Guille (Cantero) ya no asume un liderazgo vertical. Los jefes detenidos están ocupados en mejorar sus condiciones de detención. Entonces abrió el juego para que los diferentes grupos (criminales) peleen por su lugar de poder en la calle. Lo que digo es que Guille Cantero conserva fedelidad de su gente pero ya no controla la calle”. ¿Qué alejó a Bracamonte de Los Monos? “Esto que te cuento, que se tenga que enfrentar con las bandas narcos de Los Monos para seguir en la hinchada cuando tiene 30 años en la popular de Regatas. ‘Pillín’ tenía muy bueno manejo de la gente, era generoso con el reparto de la plata para no despertar ningún malestar y siempre le cumplió en todo lo pactado con Los Monos. Era un jefe inteligente, capaz de desactivar siempre los quilombos. Mirá, en los años que se pudría todo en los clásicos, allá por el 2004, 2005, el vio que esos enfrentamientos era lo que podía llevarlo a la cárcel y ¿sabés cómo lo resolvió? Lo llamó a Pimpi (Roberto Camino, jefe de la barra de Newell’s en aquel tiempo), se juntó solo con él en una estación de servicios de zona oeste y con un café hicieron un arreglo de no agresión y listo, nunca más hubo enfrentamientos entre barras. Era muy inteligente, en todo. Tenía códigos. Y por eso lo que nunca esperó fue la traición del sábado”.