El cantante y compositor Lucio Mantel recuerda una imagen muy nítida: ver entrar la luz en la habitación de su casa y emocionarse profundamente y sentir un mayor apego a la vida. No era una etapa más en su vida: en 2022 había sufrido la muerte de su padre y ése acontecimiento le permitió indagar más sobre sus antepasados. Pero no desde un lugar triste o melancólico, sino luminoso.
El resultado de esa búsqueda existencial y artística se refleja en su sexto disco, Los Ancestros (2024), que presentará el miércoles 20 de noviembre a las 21 en ND/Teatro (Paraguay 918). “En 2022 mi viejo falleció y un montón de letras que tenía a medio hacer se cerraron en relación al duelo y a la presencia espiritual de la gente que se fue. Pero no quería que fuera un disco triste o autorreferencial. Desde esta experiencia tan personal intenté encontrar interrogantes universales”, precisa Mantel.
“Curiosamente la canción ‘Los ancestros’, que le da nombre al disco, la compuse antes de que mi viejo estuviera enfermo, así que yo venía con esa idea en la cabeza. Lo que sí me pasó, tal vez por signos de la edad, es que empecé a darme cuenta de que yo no les preguntaba a mis padres por sus antepasados. Había un montón de historias que se iban a extinguir”, explica el músico sobre el concepto del disco. “Entonces, apareció esa canción, también inspirada en una charla que vi de Darío Sztajnszrajber donde él le preguntaba a un auditorio enorme si conocían el nombre de sus bisabuelos. Y entre miles de personas había apenas tres o cuatro manos levantadas. Darío traía un razonamiento: ¿Por qué tenemos la ilusión de la trascendencia si al final ni siquiera la gente que descienda de nosotros va a saber nuestro nombre?. Entonces, el gesto del disco es intentar trazar esa línea, aunque sea un poco imposible”.
-¿Qué encontraste en esa búsqueda hacia atrás? En la historia de tus bisabuelos, por ejemplo, que aparecen en la foto de portada.
-En realidad, de una experiencia personal intento encontrar una mirada universal. No me gustaría que el disco contara simplemente cómo me sentí yo en ese tiempo. De todo esto lo que más me interesa es el gesto, establecer ese puente. Las historias que encontré en mis ancestros son espectaculares. Salvo una rama, de las cuatro ramas de abuelos, tres de ellas proceden de un mismo barrio de Esmirna, la segunda ciudad de Turquía. Y en este ejercicio de ir hacia atrás y de tratar de conocer las historias y las personas que hay en ese espacio ancestral, hay algo que tiene mucho que ver con lo porteño. Buenos Aires es una ciudad que nace en la migración, no solo la migración -como dice el relato oficial- de Europa a Sudamérica, sino también la migración interna. Me parece que en este gesto hay algo de llamar a esa acción, de reconstruir esas historias.
-¿Creés que el pasado siempre ilumina al presente y por ende al futuro?
-Encuentro algún tipo de gesto político en esta mirada hacia el pasado, porque la vida moderna y los dispositivos tecnológicos nos llevan a un presente sin memoria, sin historia. Y me parece que la historia que nos precede es algo recontra rico y nos ayuda a encarar el presente y el futuro. Estamos en un momento en el que permanentemente nos preguntamos qué hacemos discutiendo temas que eran discusiones saldadas. Y creo que es por este acto o intención de borrar la historia. En el borrado de nuestra historia hay un peligro enorme para con nuestro futuro. Por eso me pareció algo natural ir en esa dirección.
Co-producido con Juanito el Cantor, el disco reúne nueve canciones atravesadas por una melancolía dulce, como “Tomando luna”, “Buscando al sol”, “Todos los inviernos” o el samba “Fantasma del ocaso”, inspirada en la obra de Chico Buarque. “Chico es el más folklórico de todos los músicos brasileros que conocemos en Argentina. Es el que hace más samba de una manera más tradicional y a la vez es alguien que tiene una mirada épica”, analiza Mantel, quien ha tocado samba en varias oportunidades en Brasil. “Pero nunca había compuesto un samba, quizás por respeto por el género. No encontraba una manera de sentir que estaba llevándolo a un lugar interesante, que no sea una parodia. Y siento que en esta canción encontré la manera”, sostiene.
La única canción que no está firmada por Mantel es “Ámbar violeta”, de Fito Páez. El músico entrega una hermosa versión despojada y acústica. “Es una canción que amo, siempre fue una mis favoritas de Fito”, cuenta. “Tiene mucho que ver con este disco, porque habla de los ancestros de Fito, la tía y la abuela. Le pedí permiso y le encantó la idea”.
El disco, en líneas generales, tiene una impronta latinoamericana. La primera pista aparece en la canción “Cenital”, con la colaboración del dúo mexicano Ampersan y el productor Chancha Vía Circuito. En “Los Ancestros”, en tanto, suma su voz la cantante peruana La Lá. “Tanto La Lá como los Ampersan son músicos que yo quiero y admiro un montón. A mí no me gustan los feats cuando son algo forzados, estamos en una época donde hay como una regla. Trato de pensar qué es lo que pide la canción”, dice.
-¿Cómo ves el lugar de la canción en Buenos Aires?
-Es un momento en el que la canción está muy a flor de piel. En mi caso, doy talleres de composición de canciones y hay mucha gente que quiere entrar a los grupos. Todo el mundo quiere tener su canción y eso obliga a la gente que escuchamos canciones a buscar más. Porque es más difícil encontrar algo que te resuene. Por otro lado, también es un momento en el cual la industria está condicionando demasiado la composición. Conozco casos de artistas a los que les va muy bien, pero como sus canciones tienen introducciones muy largas las plataformas no le dan bola. Cuando nosotros empezamos hacíamos canciones y ni nos preocupábamos por las fotos o por un montón de cosas que están alrededor de la música. Y que tenían una importancia menor para nosotros, pero hoy en día son fundamentales: todo lo que tiene que ver con la comunicación visual. Entiendo la necesidad de eso pero siento que lo que termina pasando es que terminan perseverando y logrando hacerse un lugar personas que tienen dinero para pagar todo eso. Hay música muy hermosa, pero no estoy encontrando un reflejo de la sociedad en las canciones que se componen.