Gabriel Fernández fue condenado por violencia de género y, estando preso por ese delito, adoptó una nueva identidad de género. Ocurrió en 2018 y pasó a llamarse Gabriela Nahir Fernández. Luego del cambio, fue trasladado al pabellón femenino de la cárcel de Bouwer, en la provincia de Córdoba. Ahora está acusado de haber abusado y dejado embarazada a una compañera de celda. Un fallo judicial ratificó su prisión preventiva y ordenó su traslado a una celda sin contacto con otros internos,  al alegar que "para proteger sus derechos se vulneraron o pusieron en riesgo los derechos de 481 mujeres". La Cámara de Acusación de Córdoba remarcó que el caso representa un “supuesto contrario” al previsto, pues mediante esa autopercepción se aprovechó de internas en un espacio penitenciario que no contaba con medidas adecuadas para estos casos.