Pasaron varias décadas desde que los arbitrajes estaban a cargo de hombres de origen británico con camisas blancas coronadas con cintas o moños y amplios pantalones. Varios años transcurrieron también desde que los responsables del cumplimiento del reglamento dentro de la cancha dejaron de vestirse de un luctuoso negro inmaculado. Ahora, los tiempos que corren marcan el final de un referato exclusivamente masculino en la elite del fútbol argentino. En una trabajosa escalada iniciada en el ascenso, desde que Florencia Romano incursionó en la Primera D hace casi 20 años, se lucha contra prejuicios muy instalados, pero las mujeres ya son una realidad en el arbitraje de la Primera División.
Con camiseta naranja y pollera negra, Gisella Trucco o La Gringa, como la conocen todos, se convirtió, el 30 del octubre, justo el día en el que Diego Armando Maradona celebraba sus 57 años en la lejanía del mundo árabe, en la primera mujer en ser parte de un conjunto arbitral en la máxima categoría. Con el banderín a cuadros en su mano izquierda fue la segunda asistente en encuentro entre Defensa y Justicia y Olimpo de Bahía Blanca, dirigido por Fernando Rapallini.Trucco, oriunda de Rafaela, donde reside, terminó el curso de árbitro profesional en 2007 para seguir con el camino familiar de la impartición de justicia deportiva: su padre, Luis, fue asistente internacional y su hermano Silvio es uno de los nombres instalados en el referato nacional, el fin de semana pasado dirigió Independiente-River y mañana estará a cargo de Estudiantes-Atlético de Tucumán.
Una fecha después del debut de Trucco, se produjo el de Mariana De Almeida (había estado en los mundiales femeninos de 2012 y 2015 y en los Juegos Olímpicos en Río De Janeiro) en el partido que en Paraná disputaron Patronato y Newell´s. En la décima fecha se extendió la incursión femenina con la presencia de Gisela Bosso en Olimpo-Godoy Cruz y hoy la continuidad se dará con el estreno de Daiana Milone, quien será la segunda asistente en el partido entre Belgrano y Gimnasia, en Córdoba.
Después de la aparición de Romano en 1998, otros nombres del arbitraje femenino comenzaron a sonar en las categorías menores, como los de María Laura Fortunato, Salomé Diorio y Stella Maris Álvarez de Olivera, que fue, en 2009, la primera en dirigir en el Nacional B al conducir un encuentro entre San Martín de San Juan y la Comisión de Actividades Infantiles de Comodoro Rivadavia. En 2015, Gisella Trucco había encabezado el primer equipo arbitral íntegramente femenino con Gisela Bosso y Nadya Chiarotti al dirigir en el Federal A, el partido entre Sarmiento de Chaco y Américo Tesorieri de La Rioja. Luego, el año pasado, las tres debutaron como asistentes en el Nacional B en la misma jornada.
La evolución para las mujeres dentro del arbitraje también se enfoca en la economía. Romano por su primer partido en la D, entre Victoriano Arenas y Muñiz, cobró 47 pesos con 11 centavos. Incluso, en su momento contó que fue al partido en taxi, pero que el chofer cuando se enteró cuánto le iban a pagar por ese juego, decidió cobrarle la mitad. Como el dinero no le alcanzaba para casi nada, regresó a su casa en el colectivo 60. La apertura para las mujeres en las categorías superiores también trajo mejoras en las billeteras. Hoy un juez asistente de primera división gana cerca de 8000 pesos por partido y se le aseguran casi dos encuentros por mes. Esto los obliga a tener otros trabajos y decicarse, en su mayoría, a la actividad privada. Ahora bien, cuando desembarcan en el arbitraje internacional, los valores que perciben por cotejo se triplica, lo que implica que les sugieren no tener otros trabajos, ya que los tiempos de viajes y los calendarios, no les dan respiro.
La Asociación Uruguaya de Fútbol fue pionera en la región al designar en 2016 a Claudia Umpiérrez al frente de un partido de la primera división oriental, el choque entre River Plate y Boston River. El mes pasado, Umpiérrez fue incluida en la nómina de árbitros para el Mundial Sub 17 que se disputó en India, en el cual la suiza Esther Staubli marcó un hito al ser la primera mujer en dirigir en una Copa del Mundo masculina de la FIFA: lo hizo en el partido de primera etapa entre Japón-Nueva Caledonia. Además de la uruguaya y Staubli, el campeonato tuvo también a Kateryna Monzul (Ucrania), Carol Anne Chenard (Canadá), Hyang Ok Ri (Corea del Norte), Gladys Lengwe (Zambia) y Anne Marie-Keighley (Nueva Zelanda).
En septiembre, el gran poderío del fútbol europeo y una variante juvenil del juego tradicional también tuvieron a mujeres con el silbato y las tarjetas a disposición. Bibiana Steinhaus fue árbitra del empate 1-1 entre Hertha y Werder Bremen, choque de la tercera fecha de la Bundesliga que se desarrolló en el estadio Olímpico de Berlín. En tanto, la peruana Kellyn Cabrera tuvo su primera experiencia internacional al ser designada por la Conmebol para el Sudamericano Sub 20 de fútbol playa.
El avance del arbitraje femenino es global. Sin la velocidad necesaria para arribar pronto a la igualdad de género en la profesión, de todas maneras se trata de un avance que no se detiene.