GLADIADOR II 6 puntos

Gladiator II; Estados Unidos/Reino Unido, 2024

Dirección: Ridley Scott.

Guion: David Scarpa.

Duración: 148 minutos.

Intérpretes: Paul Mescal, Pedro Pascal, Denzel Washington, Connie Nielsen, Joseph Quinn.

Estreno en salas de cine.

Veinticuatro años después de la película que le insufló, por un tiempo al menos, nueva vida al peplum (en su versión romana), transformando de paso a su protagonista en una mega estrella, el octogenario pero más activo que nunca Ridley Scott –el director de Alien, Blade Runner, El último duelo y tantos otros títulos a lo largo de cincuenta años de carrera– regresa al Coliseo para una secuela de su exitosa Gladiador. Ya sin Russell Crowe ni Joaquin Phoenix, cuyos personajes fallecían casi al unísono durante los últimos minutos de proyección, Gladiador II retoma la historia varios años después con un único personaje como nexo directo entre ambos films: la Lucilla interpretada por Connie Nielsen. Al menos en un primer momento, ya que algunas revelaciones traerán aparejados otros vínculos de relevancia. En más de un sentido, esta nueva aventura repleta de gladiadores y soldados de la Guardia Pretoriana​ retoma y recrea situaciones de la producción original, no tanto remake como reestructuración de temas, tópicos y circunstancias. Sumándole, eso sí, un tono operístico aún mayor, por momentos casi de tragedia shakesperiana pasada de rosca, con múltiples conspiraciones, traiciones y juegos de máscaras sociales y personales, amén de las consabidas escenas de lucha en la arena.

A grandes rasgos, Gladiador II es la historia del joven soldado Lucius (Paul Mescal), miembro destacado del ejército del reino de Numidia vencido y transformado en esclavo y eventual gladiador. Como su antecesor Maximus en el film seminal, el ascenso en el ranking de los luchadores termina llevándolo al Coliseo Romano, extrañando asimismo el amor de su esposa, arrancado de raíz por la violencia de la batalla. En paralelo, el general vencedor Marcus Acacius (Pedro Pascal), nuevo esposo de Lucilla, regresa triunfal a las playas de Ostia, aunque un tanto harto de tanto sufrimiento y destrucción humanas signadas por la insensata gloria de Roma. El dúo de emperadores Geta y Caracalla, jugados a una versión soft del Calígula de Malcolm McDowell, y el manager de gladiadores y jugador político entre bambalinas encarnado por Denzel Washington se suman al coro romano de personajes relevantes en la trama, un cocoliche de climas y diálogos en voz baja aderezados con las escenas de intensa lucha bajo la mirada atenta del morboso pueblo romano. Como en Gladiador cinco lustros antes.

Es indudable que Scott, que cumplirá 87 años a finales de este mes y viene de dirigir otro largometraje de aliento épico como Napoleón, parece divertirse y mucho con este relato que mezcla el retrato histórico infiel a la Historia (profesores de esa materia, abstenerse), cuento de aventuras clásico e historia de intrigas palaciegas, cosida por momentos con hilos bien gruesos por el guion de David Scarpa. La sangre derramada y la mutilación también están de regreso, desde luego, y el menú de “los juegos” incluye esta vez una docena de grandes simios, un rinoceronte, un inopinado duelo entre machos alfa e incluso una imposible recreación de cierta batalla marítima que transforma la arena en un pequeño océano, tiburones incluidos. Si se la toma como lo que es y se dejan de lado lucubraciones más graves, Gladiador II se impone como un directo y efectivo abordaje al relato pulp con trasfondo de sandalias y espadas, en el cual Mescal demuestra que tiene madera de héroe de acción y Washington, como villano escondido tras lujosos ropajes, se deja llevar por un histrionismo bien temperado.