Micaela Gaona tenía 20 años, un nene pequeño, ilusiones y muchos sueños. Estudiaba en la Media N° 6 de Barracas, en la Villa 21.24, donde vivía. Entre la madrugada y la mañana del 23 de julio de 2015, su pareja, Alexis Arzamendia, le disparó a quemarropa mientras ella dormía y la mató. Esta tarde, organizaciones sociales y políticas, artistas, estudiantes, profesores, familiares, amigas y amigos de Mica se reunirán para poner una cerámica en su memoria, sobre una de las paredes del barrio donde criaba a su hijo, como una huella que recuerda su potencia y grita: “¡No estamos solas, nos tenemos!”, cuenta Yamila Iphais Fuxman, de la Asamblea Popular Feminista, una de las entidades que tejieron esta actividad colectiva. Será la colocación de la primera cerámica por femicidio, lesbicidios y travesticidios que llevarán adelante como recordatorio y denuncia de la violencia machista.
A lo largo de la jornada, se replicarán en el país, en distintas ciudades, diversas convocatorias, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En Buenos Aires, la tradicional marcha se adelantó un día (ver aparte).
–¿Cómo surge la idea de poner una cerámica para recordar a Micaela? -le preguntó PáginaI12 a Laura Duarte, integrante también de la Asamblea Popular Feminista y también de la Dirección General de Políticas de Género de la Procuración General de la Nación.
–Señalizamos porque señalizar es marcar, es recordar, es hacer presente que en estos lugares hubo una mujer muerta por femicidio, es pasar y verlo. Lo que siembra esta idea de señalizar es una acción conjunta, colectiva, que genera lazos, sentimientos unidos, contra la violencia machista y a la vez es seguir el lazo de otras luchas populares que también nos enseñaron que marcando los territorios podemos escribir nuestra historia.
La movida es parte de una articulación entre la Red de Promotoras Territoriales en Género Villa 21-24, la Asamblea Popular Feminista, el E.E.M. N° 6 de Barracas, Mujeres Públicas, el Colectivo Ni una menos y la Escuela de Cerámica Nº 1 de Almagro.
–Son muchas las que nos faltan. Sus cuerpos son territorios arrebatados, las consecuencias más aberrantes de la violencia machista, tan naturalizada en nuestra sociedad. Contra esa violencia, construimos feminismo, con la convicción de que hacer visible nuestro repudio es una herramienta vital para recordar, concientizar y prevenir. Nuestra intención es sembrar lazos y organización donde quisieron sembrar el terror –explica Yamila.
El recorrido partirá a las 17 de Iriarte 3500, en la Villa 21.24 del barrio porteño de Barracas. La caminata terminará en “la ermita de todas las mujeres”, una especie de santuario que levantó el padre Toto, cura del lugar, donde fue asesinada otra mujer, Elida del Valle, en la Plaza 8 de Diciembre. La actividad con una misa.
El femicidio de Mica no está impune. Su agresor fue condenado a prisión perpetua este año por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº 25, como responsable de homicidio cuádruplemente calificado: por haber sido cometido por un hombre mediando violencia de género; por haberse cometido contra su pareja; por alevosía y por haber utilizado un arma de fuego. La madre de Micaela declaró en el juicio y contó que vio a su hija maltratada físicamente en varias oportunidades aunque ella le ocultaba que Arzamendia era muy celoso y que durante una separación llegó a decirle que la iba a matar y que “si no era de él, no iba a ser de nadie”. Y un día, ejecutó su amenaza, apropiándose del cuerpo de la joven, como si fuera dueño y amo de sus deseos. Y la asesinó. La memoria de Mica, esa cerámica con su nombre, será recuerdo y conjuro contra esa violencia femicida. Contra todas las violencias machistas.