El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, cuestionó en su editorial por la 750 al Poder Judicial y mediático tras la ratificación de la condena a Cristina Kirchner y afirmó con dureza que estos niveles de persecución y hostilidad representan “un punto de no retorno” para la justicia. “Así estamos, en el Hornos”, dijo, ironizando con el nombre del magistrado que firmó la sentencia, Gustavo Hornos.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Lo de ayer es un punto de no retorno para la justicia y la sociedad mediática argentina. De esa mentira no se vuelve, porque los justificadores están adentro del poder. Verlo a Hornos sentado en el medio de los otros dos monigotes, leyendo la sentencia, es un desafío demasiado insultante.

Gustavo Hornos está denunciado por lo mismo que Alberto Fernández, pero mientras la mafia de Clarín le ha dedicado al expresidente cientos de títulos y miles de comentarios, de Gustavo Hornos nunca ha escrito una línea que no sea a favor. Hagan la prueba, pongan "Hornos" en Clarín y solo leerán elogios a su carrera de este bandido.

Pero siempre hay más canalladas. Si ustedes leen las tapas de hoy, se encuentran con el anuncio del procesamiento de los maquinistas que chocaron trenes en Palermo, dejando 60 heridos. Pero no es la "corrupción mata" con la que hicieron política en el accidente de Once, donde mandaron funcionarios presos.

Aquí se despachan muy tranquilos con que los maquinistas no sabían cómo era el tema de los frenos, porque en mayo, cuando ocurrió, gobernaba la derecha. No les importa que nos demos cuenta de todo; ese es el poder: el poder Trump, el poder Magnetto. Hacer las necesidades con la puerta abierta y reírse en la cara de los que pasan.

Esa idea está en un diálogo de la película Cuellos Blancos, Vicentín, que vi ayer en el CCC. Lo de Vicentín es igual. Un fabuloso robo a los argentinos sustentado por el macrismo, el tonto no tan tonto de González Fraga, y Clarín fogoneando para que miles de argentinos salieran a gritar "yo soy Vicentin" en caravanas interminables de odio, locura y delincuencia popular.

Lo que dice Luis Bruschtein, con lo que iniciamos el programa, es tal cual. Y agrego que no hay república posible, una república de verdad, con esa parte tan enferma de la justicia, los medios y los que los siguen. Así estamos, en el Hornos, somos Vicentín, y nos limpiamos con Clarín.