Según el Indec, el coeficiente de Gini del segundo trimestre de 2024 fue de 0,436 en relación al ingreso per cápita familiar de las personas, mientras que en el mismo trimestre de 2023, el valor fue de 0,417. Esto denota un importante aumento de la desigualdad en la comparación interanual.

El Gini expresa la desigualdad en los ingresos para un país. Sus valores de referencia van desde cero a uno, donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad en donde todos tienen los mismos ingresos y 1 se corresponde con la perfecta desigualdad, equivalente a que una persona tenga todos los ingresos y los demás, ninguno.

La no participación del sector público en las actividades económicas genera que las decisiones distributivas sean tomadas por los sectores que controlan esos mercados para maximizar sus ingresos y ganancias incidiendo sobre los incrementos de precios que recaen sobre los compradores.

Desigualdad primaria

Menos regulación del mercado permite que mayores porciones de la riqueza y trabajo sean capitalizadas o retenidas por el factor capital. La flexibilización de leyes laborales y la menor utilización de herramientas de redistribución generan menos asignación de recursos al factor trabajo o asalariado de parte del mercado para ser acumulados por el factor capital.

Cada parte de la riqueza creada que no es redistribuida por el Estado es retenida por el capital en forma de ganancias o beneficio. La acumulación y la desigualdad tienen una intensa relación. A mayor acumulación privada, mayor desigualdad social.

También la desigualdad y la falta de acceso a la educación están muy relacionadas. La educación pública contribuye a nivelar diferentes condiciones socio económicas y en nuestro país ha sido históricamente un factor de movilidad social. Pero con las actuales políticas de desfinanciamiento de la educación pública, está en peligro ese logro social que ha constituido una política de Estado, y sobrevivido aun en la década neoliberal de los años noventa.

La educación pública además de potenciar el desarrollo nacional permite el acceso a diversos ámbitos de la vida económica, social y democrática a personas que no tendrían la posibilidad de educarse mediante forma privada por no contar con los recursos suficientes.

La ausencia o restricción del recurso educativo público es una de las raíces de las desigualdades sociales y económicas, contribuyendo a que los pobres sean cada vez más pobres y los ricos más ricos.

Recesión y deuda

La desigualdad en la distribución del ingreso provoca que la demanda total de la economía en bienes de consumo e inversión no utilice o absorba todos los bienes y servicios producidos. Esta insuficiencia de la demanda agregada contribuye a la generación del ciclo de recesión o crisis económica como el actual.

El endeudamiento del sector doméstico o familiar viene creciendo en los últimos meses para adquirir alimentos y cubrir necesidades básicas, pagándose en forma creciente bienes de la canasta básica alimenticia con tarjetas de créditos y en cuotas.

Además, al implementarse profundos procesos de flexibilización y desregulación de los mecanismos de protección a la industria nacional frente a las importaciones, el sistema productivo puede sufrir un impacto recesivo que genere el traslado de factores productivos al sistema de importación y financiero, con la consiguiente pérdida de empleos.

La inversión tanto pública como privada tampoco viene siendo capaz de absorber los recursos producidos y no demandados por el consumo público ni privado como tampoco por las exportaciones a las que el actual atraso cambiario no las favorece.

A mayor contracción económica, se eleva el índice de desempleo, provocando menores pretensiones salariales con el objetivo de obtener o preservar el empleo. Los ciclos recesivos profundizan las desigualdades entre la menor parte que percibe el factor trabajo en forma de remuneración salarial y la mayor parte del producto creado por el trabajo que recibe el factor capital en forma de ganancia.

*Docente en UBA y en UNQ en Economía y en Impuestos