Con el objetivo de optimizar el uso de fondos públicos, el gobierno emitió un decreto para determinar los subsidios al cine en base a una supuesta “calidad”, “eficiencia” y “audiencia”. Si estas personas libertarias autóctonas hubiesen sido mecenas de Vincent Van Gogh -en lugar de su hermano Teo- hoy esa obra genial no existiría. No vendió ni un solo cuadro en su vida (excepto dos que “compró” Teo).
¿Cuál hubiese sido el destino de Van Gogh si solventar su carrera hubiese sido decisión de quienes nos gobiernan libertariamente? Esa joya del arte occidental se hubiese perdido. La experticia liber-avinagrada hubiese dicho que si esos cuadros no se vendían no había que proveerle al creador materiales para que siguiese pintando. “Los Girasoles”, “Noche estrellada”, “Autorretrato”, “Almendro en flor”, “El dormitorio de Arlés”, “Anciano en pena” y tantas obras cruciales de altísimo valor cultural y económico no hubiesen visto la existencia.
La tribu anarcocapitalista todo lo jibariza, banaliza y convierte en mercancía. Prefieren ratones, muchos ratones en el centro cultural más importante de Latinoamérica ignorando obras nacionales: Raquel Forner o Ernesto de la Cárcova o historietistas vernáculos. Quino, por ejemplo, si bien su Mafalda o el Clemente de Caloi no se sentirían a gusto entre tanto exterminio antipopular.
Les anarcocapitalistas puede ser anfitriones en el magnífico palacio de correos gracias a que los gobiernos anteriores invirtieron en obra pública. Los productos de la cultura ilustrada y robusta no son tortas ofrecidas por redes sociales, esas que si no se venden pronto se pudren. Pero nada saben de cultura quiénes se asesoran con fantasmas. En el CCK están privatizando los espacios con vistas a la ciudad e instalando gastronomía de lujo. Cultura sigue cayendo: de ministerio a secretaria, luego un área maltratada en el ministerio más caótico, y ahora un apéndice para extirpar por el poder ejecutivo.
¿Cuál hubiese sido el destino de Marta Argerich bajo un gobierno ciego ante los valores culturales?, ¿cómo se hubiese perfeccionado la genial pianista si Juan Perón -siendo presidente- no hubiese valorado el talento de aquella niñita y no le hubiese facilitado una formación de excelencia? ¿Cuál hubiera sido el destino de Lola Mora si un gobierno provincial, primero, y luego el gobierno nacional no hubiesen sostenido su extraordinario aprendizaje artístico?
En lugar de futuros talentos hoy se promocionan latas de atún. Nada se dice del valor estético o de la necesidad de formar competencia y competidores culturales, nada del caudal de tiempo y esfuerzo para construir artistas, científicos/as, intelectuales, personas políticas sólidas y no bizarras improvisaciones.
Pero como dicen las “expertas en arte” neoliberales o libertarias (tipo Vidal o Lemoine) existen películas que han sido vista por cinco personas, ¿para qué sostener el cine nacional? Es decir que de las tres premisas esgrimidas por el poder ejecutivo para dar o quitar subsidios al arte no les importa, ni saben, ni les interesa analizar la calidad y la eficiencia a corto, mediano y largo plazo de una inversión en cultura. Sus miradas miopes y economicistas solo contemplan (ni siquiera analizan) la tercera premisa: la cantidad de audiencia. Si no es algo que se venda caro y rápido para beneficiar a la casta libertaria, ¡afuera!
Si lo importante es la cantidad de espectadores (sin proyección a futuro) habría que subsidiar a Netflix, Disney y otras mega plataformas, en las que las producciones son vistas por millones de personas, independientemente de su calidad artística. Porque lo que le importa a la tosquedad libertaria es la cantidad de personas que consumen aquí y ahora y en benefició de extranjeros o del círculo rojo. La cultura en manos de esta versión degradada del liberalismo se convierte en margaritas arrojadas a los cerdos.
A todo esto, ¿qué es la cultura?, etimológicamente significa cultivo agrícola. En sentido figurado, alude a los patrones que rigen las conductas de las personas, también a sus características y relaciones de producción y a los discursos, las obras y las prácticas que determinan el modo de ser en el mundo de las diferentes comunidades.
Históricamente la cultura se constituye cuando seres dotados de intelecto comienzan a modificar la naturaleza mediante técnicas que se producen desde la naturaleza misma, modificándola: arte rupestre, pala, palanca, rueda, en un primer momento y luego, sofisticación en aumento: arte sofisticado, filosofía, ciencia, imprenta, automóviles, aviones, digitalidad y toda la parafernalia tecnocientífica. Pero no existe una cultura única sino tantas como idiosincrasias o modos de relacionarse con la interioridad, con las demás personas y seres vivos, con los objetos. La cultura es una creación colectiva de seres que –a diferencia del resto de lo que existe– poseen conciencia y pueden dar cuenta de ello mediante el lenguaje articulado, las acciones y los artefactos cuyo valor no es solo económico.
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La cultura conforma una compleja red de saberes, leyes, creencias, valores éticos y estéticos, costumbres e interacciones personales y políticas que componen una sociedad, una comunidad, un país, una región, un grupo humano. Se suele oponer a naturaleza. Pero –a esta altura de la intervención humana– cabe preguntarse si realmente existe algo como “naturaleza en estado puro”, ¿o ya la especie humana culturalizó también la tierra, lo dado? Desde una perspectiva de vulgares mercaderes, la cultura no vale nada. Pero es un dispositivo vivo. Un cuerpo sin órganos que nos recorre y contiene. Un proceso sin sujeto ejecutado por subjetividades. Hay épocas fóbico culturales y filo policiacas. Vocería presidencial, hace unos días, intrusó mis redes. Apareció su sello en mi Instagram y ¡dice que yo lo sigo! Si doy clic, aparece Adorni adoctrinando. Misoginia, homofobia, lesbofobia, xenofobia, aporofobia, incultura y brutalismo monetario. Todo un desafío para quienes creemos en la democracia y en la cultura nacional. ¡Estudiemos y no insultemos! Qué las fuerzas del cielo nos guarden de las dudosas imitaciones de Marcos Peña espiando redes ajenas con el escudo de Adorni.