No es un llanto, más se parece a un gemido. Humano el gemido, gemido de criatura exhausta. Es un soldado argentino el gimiente, recibe castigo inmovilizado contra el suelo rocoso. Cerremos los ojos, imaginemos: los brazos hacia atrás, la piernas abiertas, asido a muñecas y tobillos. Está estaqueado, ha robado una lata de dulce de batata. La noche se zurcirá con ventisca y niebla; mañana amanecerá Silba hijo, silba hasta que amanezca.
Estaqueados aquí, en Malvinas
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