Algo se mueve por abajo y sale a la superficie, como las corrientes marinas. Son los hinchas, socios y socias que van reuniendo fuerzas, empoderándose en su lucha para enfrentar a las Sociedades Anónimas Deportivas de Macri y Milei. El ideólogo y el ejecutor de una política para apropiarse de bienes ajenos: los clubes. Casi como si tuvieran la idea fija.
Distintos espacios colectivos tuvieron el punto de partida para levantar su voz contra las SAD. Tres coordinadoras, la de Hinchas, la de Derechos Humanos del Fútbol Argentino y la de Fútbol Feminista se reunieron en el Sindicato de Licenciadas en Enfermería de CABA. También adhirió el Foro Social del Deporte y acompañaron la iniciativa el profe Fernando Signorini, el relator Javier Vicente y la diputada Cele Fierro, del Frente de Izquierda.
Unas ochenta personas le dieron volumen a la convocatoria que prepara un segundo encuentro, pero mucho más ambicioso. Está proyectado para el miércoles 18 de diciembre en la Plaza de Mayo. Habrá una radio abierta, murgas, exhibiciones deportivas, otras expresiones de nuestra cultura popular y una campaña que se extenderá a las canchas de fútbol en las últimas fechas de los campeonatos.
"No a las SAD, los clubes no se venden", es la consigna que empieza a prender en estos grupos organizados que ya tienen un recorrido en defensa de las sociedades civiles sin fines de lucro como antagonistas de las SAD. Militan los DDHH, las políticas de género, custodian el capital real y simbólico que levantaron generaciones de argentinos.
En el acto donde surgieron distintas ideas para frenar la iniciativa del gobierno, que transferiría patrimonios históricos a manos ajenas, del país y de afuera, se escucharon propuestas diversas. Con una característica que se destacó: la transversalidad.
Nadie quiere a gestores de bienes ajenos en estos espacios donde se dialoga de política deportiva, donde se entiende al deporte como un derecho humano y se discuten límites precisos al mercado. Rechazan a las sociedades offshore, fondos buitres, multinacionales de falsa bandera, empresas que empujan a generaciones jóvenes hacia la ludopatía, mercaderes de espejitos de colores que solo cultivan dinero.
Signorini recordó que Diego Maradona, su amigo y a quién entrenó durante años, hubiera sido crítico de las SAD. Mónica Santino, la entrenadora de fútbol femenino, fue la voz de las compañeras que poblaban el local –a la par de los hombres– y Vicente llamó a pasar a la acción en la campaña contra las sociedades anónimas.
El gobierno tóxico de Milei pretende incluir su iniciativa a favor de las SAD en la guerra cultural que lleva adelante. Esa es una de sus grandes contradicciones. Los clubes no son bienes de orden público, como algunas de las empresas del Estado que pretendería rifar: Aerolíneas Argentinas, YPF, ARSAT.
Las entidades deportivas son privadas y de sus socios, cientos de miles a lo largo del país. La AFA las representa, en el caso del fútbol. Por eso se ejerce la coerción sobre todas ellas por vía del DNU 70, la derogación de ventajas impositivas, en definitiva con el objetivo de desfinanciar a instituciones claves que han reemplazado funciones sociales del Estado en momentos cruciales. Durante la pandemia o con la contención a gente en situación de calle durante el invierno.
En el acto dio su testimonio un hincha del club Lugano cuya sede fue tomada por dos dirigentes hace 26 años, cerraron actividades deportivas y clausuraron los padrones. Una afiliada de UTEDyC, el gremio que reúne al personal de las entidades civiles, informó sobre las malas perspectivas que generarían las SAD para sus trabajadores. Un referente de Banfield evocó las campañas de derechos humanos por los desaparecidos de la dictadura y Santiago Maldonado. Otro de Ferro difundió el homenaje que se realizará el próximo sábado –no más– a un socio y jugador de beisbol federado del club, Eduardo Vega, detenido–desaparecido en 1977.
Las voces presentes recorrieron los caminos compartidos y los que quedan por andar. Hoy todos y todas se identifican bajo una misma consigna: "No a las SAD".