“Yo creo que la historia argentina está muy poco contada, pensamos que está todo dicho y no”. El diagnóstico es de Federico Vázquez, periodista y analista internacional. La acción en consecuencia, también: desde Ediciones Futurock, la pata editorial de la radio homónima que cofundó y dirige, acaba de lanzar Historia Argentina, una colección de libros con la que el sello busca narrar acontecimientos, personajes y ángulos poco explorados en el ámbito local. Con la meta de publicar un libro por mes, convocó a una nueva camada de historiadores jóvenes y les encomendó una tarea: “Abrir preguntas a nuestro pasado nacional con la esperanza de que ilumine un futuro mejor”.

Inspirado en formatos “amigables”, como el de la célebre colección del Centro Editor para América Latina (CEAL) --que en las últimas décadas del siglo pasado editaba libros de historia de tamaño pequeño, precio accesible y tiradas populares que se vendían en los kioscos--, Vázquez se reconoce heredero de una tradición de editores. “Los libros de historia tienen circulación, se venden, hay una voracidad por leerlos. La producción editorial argentina también va construyendo un país y en ese sentido tratamos de agarrar lo mejor que se hizo en el campo y renovarlo”, sostiene.

En esa línea, los editados por la editorial son libros breves y económicos (16 mil pesos cada uno) y "rigurosos y a la vez aptos para el gran público”, según define el director a Página/12. Ya hay tres en circulación: 1983, la primera derrota del peronismo, escrito por Juan Manuel Romero; 90 días para cambiar la Argentina. La última reforma constitucional, de Tomás Aguerre y Una alianza que transformó al país. Los sindicatos y el primer peronismo, con autoría de Marcos Schiavi. Los autores, el propio Vázquez y las historiadoras Julia Rosemberg y Camila Magnani los presentarán este viernes en la Biblioteca Nacional. Pronto, también se publicará un trabajo de Santiago Allende sobre la política dentro del club Boca Juniors desde los años ochenta hasta la actualidad.

“Incluso en momentos en los que se dice que todo pasa por Instagram es muy importante recuperar y valorizar los libros, que siguen teniendo un capital simbólico mayor que cualquiera otra cosa”, afirma Vázquez a este diario. Y sentencia: “Sino mirá a los proto libertarios, que cuando no tenían votos, y ni siquiera tenían a Milei, se la pasaban escribiendo libros. Agustín Laje, Nicolás Márzquez y todos esos escribieron sus ideas, las sistematizaron y generaron lectores, adherentes. Porque las semillitas se siembran así, escribiendo”.

(Ediciones Futurock)

–¿Por qué volver a contar la historia?

–Porque en Argentina hubo muchos momentos en los que aparecieron grandes divulgadores o corrientes, pero tal vez la última ocurrió hace ya unos quince o veinte años cuando se instalaron Felipe Pigna, Hernán Brienza, Javier Trímboli, Gabriel Di Meglio. Para mí ese fue el último momento más o menos explosivo en el que se contó la historia argentina, en el que se reeditaron algunas temáticas y aparecieron estos nuevos historiadores. Y ahora, con todo lo que pasó desde el kirchnerismo, con esta idea del péndulo de la Argentina, con la pandemia, con el ascenso de las ultraderechas en el mundo, creo que se generaron nuevas preguntas sobre el pasado. Entonces nos pareció que era un gran momento para volver a proponer una mirada sobre la historia del país alumbrada a partir de las preguntas del presente. Abrir nuevos ángulos, nuevos puntos de vista.

–¿Por ejemplo?

–En el primer libro de la colección, que es el de las elecciones del ´83, las primeras después de la dictadura, en toda la historiografía de los últimos cuarenta años la mirada y las preguntas fue otras. Sobre la transición democrática, el triunfo de Alfonsín, sobre qué significaba la socialdemocracia, cómo se fueron los milicos o sobre Malvinas. Pero hoy tiene bastante más sentido preguntarse cómo es que perdió el peronismo de forma tan inesperada, por ejemplo. Cómo se llegó a ese momento en el que el peronismo pareció haber perdido la identidad. Son preguntas un poco más de este presente de ahora y muestra por qué sirve cada tanto renovar la mirada de la historia.

(Ediciones Futurock)

–¿Creés que un conocimiento mayor de la historia por parte de las y los ciudadanos puede conducir a un mejor destino del país?

–La respuesta rápida y racional es no. Pero la respuesta más larga y más compleja es que sí. La verdad es que no da lo mismo tener un entramado cultural en el que se produzcan un montón de libros a uno en el que eso no exista. Hay una batalla, que es muy de ahora, que tiene que ver con no permitir que todo el debate político se haga en redes o en streams. Hay una parte del debate que necesita otra profundidad, otro tiempo, que se da con los libros. Y no por una cuestión elitista, sino porque un libro te insume una cantidad de horas, te permite hacer ciertas reflexiones, pensar analogías, comparaciones, que con otras plataformas no pasa, es imposible. Por suerte uno de los rasgos distintivos de nuestro país es que acá se lee mucho. Somos un país de escritores y de lectores. Y eso es importante, porque la realidad es que si se lee menos, se produce menos, se escribe menos, van a circular menos ideas y menos debates.

–El presidente Javier Milei es uno de los que le da mucho valor a la historia y genera debates, ¿cómo ves eso?

–Si, la historia argentina fue un campo de disputa desde siempre y Milei es parte de eso, le preocupa la historia. Él entiende que tiene un lugar a donde volver, de hecho en sus discursos siempre habla de ese pasado idílico de la Argentina. Para mí lo sintomático ahí es que ya ni siquiera vuelve al pre-peronismo, como otros, sino que evoca el pre-yrigoyenismo, entendiendo que en la medida en que la gente empezó a participar más, que empezó a haber cierta democratización, la Argentina empezó a torcerse. Pero bueno, yo no sé qué nivel de lectura real tiene y me parece que su mirada de la historia tiene una muy baja espesura.

–¿En qué sentido?

–En que cita una especie de momento que no existió en los términos en que se imagina. Porque ni Argentina fue el país más importante del mundo, ni fue el más rico, todo eso es falso directamente. La pregunta en todo caso es si es verdad que eso que piensa él también lo piensa mucha gente que vive en Barrio Parque o los que están al mando de la Sociedad Rural. Yo no sé si hoy hay una corriente pensando eso, o si son Milei y el Gordo Dan. Lo que está claro es que si ese terreno vos no lo abordás, dejás el camino libre para que otro lo ocupe y haga suya la disputa de ese campo tan complejo que es la historia argentina. Por eso hay que abordarlo.

*La colección Historia Argentina de Ediciones Futurock se presenta este viernes a las 19 en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional, Agüero 2502. Con entrada libre y gratuita.