El ministro de Cooperativas de Córdoba, Martín Gill, presentó su renuncia, tras quedar en el centro de la polémica debido a una denuncia por violencia de género interpuesta por su expareja, Lourdes Astudillo. La acusación, que lo implica en el delito de lesiones leves calificadas, llevó la causa a un punto decisivo: la posible elevación a juicio.

Martín Gill se vio arrinconado por el peso de la denuncia. La causa, iniciada el año pasado, avanzó rápidamente cuando la fiscal Juliana Companys solicitó que el caso fuera llevado a juicio oral. Tras una evaluación por parte de la jueza de Control de Villa María, María Soledad Dottori, se confirmaron las pruebas suficientes para elevar la acusación.

A pesar de que Gill fue respaldado este tiempo por el gobernador Llaryora, la situación se tornó insostenible cuando la posible suspensión de sus fueros se hizo inminente. Ante este panorama, Gill hizo un comunicado donde afirmó: "Renuncio con la firme convicción de ejercer la garantía constitucional de defensa, sin ampararme en ningún tipo de fuero ni prerrogativa". De este modo, evitó un eventual juicio político en la Unicameral de Córdoba, al mismo tiempo que se sometía a la justicia como un ciudadano común.

Este paso de Gill también desactivó el proceso que podía llevar a su desafuero. Según la legislación provincial, los ministros pueden ser sometidos a juicio, pero solo si se levanta su inmunidad, lo que implicaría un largo procedimiento legislativo. Sin embargo, la renuncia del ministro fue una jugada estratégica para acelerar el proceso judicial.

Con su salida, el futuro del Ministerio de Cooperativas y Mutuales queda en el aire. La cartera, creada para llevar adelante proyectos como el tendido de redes de fibra óptica y gas natural en zonas rurales de la provincia, se encuentra ahora sin conducción. 

La acusación de su expareja 

El exintendente de Villa María se enfrenta un juicio oral por violencia de género, luego de que la jueza María Soledad Dottori rechazara un planteo de la defensa para anular el proceso. La acusación responde a la denuncia que le hiciera su expareja, Lourdes Astudillo, por lesiones leves calificadas.

Su expareja lo denunció por violencia de género.(Foto: Redes Sociales)

Según la resolución de la jueza, los incidentes que derivaron en la denuncia comenzaron en diciembre de 2022. El primer episodio tuvo lugar el 3 de diciembre, cuando una discusión personal entre Gill y Astudillo desembocó en una agresión física por parte del entonces intendente. En ese momento, Gill habría golpeado a Astudillo en el brazo, causando lesiones leves.

Un segundo hecho ocurrió el 28 de enero de 2023. Tras una nueva discusión, Gill habría empujado a Astudillo contra una pared mientras ella intentaba seguirlo, lo que provocó lesiones en distintas partes del cuerpo de la mujer.

Ambos episodios fueron confirmados por informes médicos forenses, que indicaron hematomas y escoriaciones en el cuerpo de Astudillo, con un tiempo estimado de curación de 15 días. El médico forense Dr. Gustavo Rodríguez fue quien evaluó la gravedad de las heridas, aportando pruebas que sustentan las denuncias de violencia.

La postura de Martín Gill

En su declaración inicial, el exfuncionario negó rotundamente las acusaciones y defendió su conducta. "Nunca efectué ningún tipo de agresión, ni física ni verbal, contra Lourdes, ni contra cualquier otra persona, tanto en la vida privada como en la vida pública", sostuvo en agosto de 2023. Gill insistió en que nunca recurrió a la violencia en sus relaciones personales, rechazando las versiones que lo vinculan con los hechos denunciados.

Con el proceso judicial en marcha, Gill deberá enfrentar la acusación en un tribunal, donde se decidirá si las pruebas presentadas son suficientes para condenarlo por los hechos de violencia de género que se le imputan.

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