El vocero de la Armada Argentina, capitán de navío Enrique Balbi, comenzó ayer su encuentro vespertino con la prensa hablando de los refuerzos que se suman y dando precisiones acerca al operativo de búsqueda y rescate del ARA San Juan. En el noveno día desde que el submarino se comunicó por última vez con su centro de control, Balbi habló de la llegada del Antonov An-124, el avión de transporte militar más grande del mundo (ver aparte), y dijo que hacia el fin de semana se sumaría el barco ruso, tal como habían acordado los presidentes ruso y argentino cuando hablaron por teléfono, hace tres días. También explicó que el área de búsqueda intensiva, un círculo con un radio de 125 kilómetros a partir del punto indicado por la Organización del Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares (Ctbto), que fue la que informó del “evento anómalo consistente con una explosión”, se dividió en subáreas de 10 millas cuadradas, con una profundidad de entre 200 y 1000 metros. Y destacó las tareas de reacondicionamiento del casco de Sophie Siem, un barco noruego de la petrolera Total. “El Sophie Siem está listo. Quiero resaltar especialmente el trabajo que hicieron para que pudiera transportar el minisubmarino de la Marina norteamericana. Y quiero destacar que es un barco de una empresa privada, que permite que se le corte y modifique el casco, para ayudar en la búsqueda del San Juan. Tanto los estados como las empresas privadas están haciendo el mayor esfuerzo”, expresó Balbi.

Antes de pasar a las preguntas, el vocero insistió en la cantidad de personas que participan de las operaciones (“les dije que eran 4000, a las que se agregaron todas las que fueron llegando”) y en la exigencia de “precisión y verdad” que rige los comunicados oficiales.

Lo primero que le preguntaron fue si confirmaba o no la versión de que la Marina norteamericana había pedido a Defensa Civil 44 chalecos salvavidas. Balbi dijo que conocía ese dato, pero que no sabe por qué ni para qué los pidieron, ya que el submarino tiene 44 chalecos salvavidas en cada uno de los dos compartimientos (y recordó lo que había explicado, en uno de sus primeros encuentros con los periodistas, acerca de la redundancia de sistemas y elementos en la nave). También aseguró desconocer por qué se los habían pedido a Defensa Civil y no a la Armada.

Con respecto a si había un límite temporal en la ayuda internacional, dijo enfáticamente: “Ningún país definió ningún límite. El límite será cuando encontremos a los tripulantes”. Y marcó las prioridades del operativo: “El objetivo principal es la localización del submarino y los tripulantes. Después será el momento de otro operativo para el reflotamiento del buque”. “Tal como les dije hoy a la mañana –insistió– el límite va a ser cuando encontremos al San Juan.”

Luego se le preguntó acerca de las características del submarino ruso (que viene con el barco que llegaría hacia el fin de semana) y sus diferencias con el norteamericano. “Quiero que quede claro. El submarino norteamericano es una nave de rescate y puede operar hasta los 600 metros de profundidad. El ruso es de detección, no de rescate. Y tiene equipamiento para operar hasta los 6000 metros. Pero insisto, es de detección”, destacó. Y ante la pregunta de qué se hará en caso de que el San Juan esté a una profundidad mayor a los 600 metros, se negó a conjeturar y recordo que todavía no se sabe dónde está el submarino y pidió no adelantarse a los hechos. 

En lo tocante a la magnitud de la explosión reportada por la Ctbto (hubo versiones de que había sido una explosión pequeña, que podía no implicar la destrucción del submarino) detalló: “Les reproduje exactamente el informe de la organización con sede en Viena, Austria. Para ellos es una ‘pequeña’ explosión porque buscan explosiones nucleares. Pero por respeto a los familiares, no hay que hacer conjeturas”, dijo igual que cuando se le preguntó sobre la supervivencia de los tripulantes. 

Y sobre la misión del San Juan y los dichos de la jueza federal de Caleta Olivia (a cargo de la investigación judicial de lo ocurrido), desmintió que fuera una misión secreta: “El submarino patrullaba la zona económica exclusiva de nuestro país, ejerciendo el control de soberanía, como lo hacen muchas naves. No es una zona peligrosa y no hay ningún indicio de que el San Juan haya sido blanco de un ataque”.