La junta de peritos encabezada por el Cuerpo Médico Forense y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que analizó las causas de la muerte de Santiago Maldonado concluyó en forma unánime que se ahogó y sufrió un cuadro coadyuvante de hipotermia en las aguas del Río Chubut. Allí fue hallado flotando el 17 de octubre último, casi tres meses después de su desaparición en medio de una represión de Gendarmería, que ingresó sin orden judicial al territorio de la comunidad Pu Lof de Cushamen. La autopsia y los estudios complementarios establecieron que el cuerpo estuvo en el agua no menos de 53 días. De acuerdo con otras dos tablas de referencia más modernas que fueron utilizadas, también podría ser más de 60 o 73 días, pero no está determinada la fecha exacta de la muerte. El informe final ratifica que no se hallaron lesiones externas. Ahora “hay que realizar una reconstrucción histórica; se sigue recolectando prueba”, aclaró el juez Gustavo Lleral al final de la reunión de los especialistas como para que quedara claro que la investigación no termina acá. De hecho, estos resultados conocidos ayer no despejan interrogantes claves: si alguien empujó a Santiago, si terminó en el agua helada escapando de la persecución y las balas de goma de los gendarmes, si los agentes lo vieron ahogarse y no hicieron ni dijeron nada, o si hubo algún forcejeo aunque no haya dejado rastros. “La verdad de cómo, cuándo y dónde falleció Santiago aún se desconoce y por eso continuaremos exigiendo una investigación imparcial, independiente, efectiva y exhaustiva”, sostuvo la familia en un comunicado.
“Tengo más dudas que antes. Santiago no murió porque estaba de turista, era una represión ilegal de Gendarmería”, dijo Sergio Maldonado después de conocer el informe. En el texto que difundió junto a su familia recuerda cuáles son las pocas certezas con las que cuentan: “que el 1 de agosto hubo una salvaje represión por parte de una fuerza de seguridad estatal conducía y apoyada por autoridades políticas; que se produjeron desvíos y entorpecimientos en la causa de parte de la justicia federal de Chubut y el Poder Ejecutivo Nacional; que es necesario contar con el apoyo de investigadores especializados e independientes para lograr conocer la verdad, obtener justicia y evitar la impunidad en el caso de la muerte de Santiago”.
La etapa de los estudios forenses era sustancial para que continúe la investigación, pero no alcanza para sacar conclusiones, según se desprende tanto de las expresiones del juez Lleral, como de los Maldonado. El juzgado hará en los próximos días una inspección del lugar donde fue encontrado el cuerpo y tomará nuevas declaraciones testimoniales: a integrantes de la comunidad y a cuatro mujeres gendarmes que estuvieron el día del operativo. También se envió un exhorto a Chile para que declare Nicasio Luna, quien relató en televisión que estuvo con Santiago en medio de la represión.
La junta médica se reunió ayer a las 9.30 y hasta cerca del mediodía leyeron el informe de 104 páginas que fue finalmente firmado por los 28 peritos que estaban presentes en relación a cada uno de los puntos de pericia que había ordenado el juez. Las conclusiones son resultado de la autopsia que se hizo después del hallazgo del cuerpo, a la que se sumaron estudios complementarios. Expertos de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA analizaron las llamadas diatomeas, que son microalgas que aparecen en cavidades del organismo y que se cotejan con las que hay en el agua donde fue hallado el cuerpo; un equipo de la Universidad Nacional de Quilmes hizo lo que se llama “entomología”, que analiza la presencia de insectos y microorganismos; la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA hizo el estudio de ADN; y en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata se analizaron restos de hongos, vegetación y tierra impregnados, por ejemplo, a la ropa.
Las conclusiones, según pudo saber PáginaI12 por funcionarios de la investigación, tienen tres puntos fundamentales:
- La causa de la muerte fue “asfixia por sumersión” a la que coadyuvó un cuadro de hipotermia por las bajas temperaturas del agua. Desde la desaparición de Maldonado el agua del Río Chubut no superó los 3,9 grados y llegó a un mínimo de 2. El ahogamiento fue constatado a través de diferentes estudios. Uno es el hallazgo de diatomeas en la cavidad cardíaca, que coinciden con las que hay en el río Chubut. Allí se encontraron nueve variedades distintas de esas algas (seis en el ventrículo izquierdo y tres en el derecho), lo que se considera indicador de la asfixia por sumersión. Los cambios y lesiones observados en los pulmones también son indicadores del ingreso de agua por las vías respiratorias. Los cambios observados en la piel revelan la hipotermia. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que interviene como querellante, informó: “La autopsia reveló que la muerte fue un proceso que se fue dando por la permanencia en el agua helada que llevó a que se le vayan adormeciendo los miembros y reduciendo la capacidad de moverse, que luego derivó en un desvanecimiento que terminó en la sumersión”.
- El cuerpo no tenía lesiones externas, ni ninguna señal de que haya sido arrastrado o golpeado. Este fue uno de los primeros datos que se conocieron el día de la autopsia. No hay señales de violencia ejercida por terceros. “No puede suponerse a priori que haya sufrido violencia física en otro lugar”, dice el CELS. Todo el material genético analizado, hallado incluso en su vestimenta y en el bastón plegable que llevaba pertenecía a Santiago.
- Cuando un cadáver es hallado en el agua no se puede establecer lo que se conoce en medicina forense como “data de muerte”, sino que se calcula la “data de sumersión”. En este caso se usaron tres tablas de referencia para hacer el cálculo. Una de ellas, la que estableció que el cuerpo estuvo al menos 53 días en el agua, es la más antigua (de 1977) y de uso tradicional; la segunda, que establece un piso de 60 días en el agua, es de 2007 y adecuó los cálculos al calentamiento global; la tercera, de origen inglés, es de 2010, e incluye una metodología con ecuaciones y logaritmos que toman en cuenta los días transcurridos y la temperatura de las aguas. Esta última, que es considerada la más precisa por los peritos, es la que arroja que el cuerpo llevaba al menos 73 días en el agua, que es el número que coincide con la fecha de la desaparición de Santiago el 1 de agosto. Los especialistas decidieron usar tres métodos para que no haya objeciones. En función de este análisis, los expertos coincidieron en que el cuerpo siempre estuvo en el agua. Lo que la “entomología” mostró, por los microorganismos hallados, es que al momento del hallazgo llevaba unas 48 horas flotando, pero antes había permanecido hundido. Recién salió a la superficie cuando comenzó el proceso de descomposición.
Los peritos vieron una filmación del momento del hallazgo del cuerpo en el rastrillaje de la Prefectura. En términos científicos, una autopsia comienza en el lugar donde se encuentra el cadáver. Lo que observaron en esas imágenes -que además permitieron cotejar el estado del cadáver– es que Santiago fue encontrado en un lugar donde está lleno de ramas de sauces enmarañadas y que es una zona donde los buzos no hacían pie. Estimaron una profundidad de 1,70 metros. Maldonado, no sabía nadar y tenía temor al agua. Además, llevaba puestas tres capas de ropa y borceguíes. No está claro si la muerte se produjo en ese lugar, pero los exámenes concluyen que se ahogó en ese río.
Como reveló ya PáginaI12, ese sitio donde fue encontrado, según un análisis de fotografías y un mapa satelital es muy cercano al punto donde llegó un grupo de gendarmes en la persecución a los mapuches y quienes como Santiago los apoyaban. El subalférez Emmanuel Echazú fue fotografiado allí con el rostro ensangrentado y una enfermera declaró que lo atendió dentro de la comunidad. La Gendarmería había ingresado al territorio con el argumento de que afuera, en la ruta 40, les mapuches les tiraron piedras. Decían que era el delito en flagrancia que les permitía actuar. Pero la imagen de Echazú muestra que los mapuches se defendieron adentro del predio, donde los gendarmes no tenían orden judicial para ingresar.
El resultado de la autopsia y los estudios adicionales no ponen en cuestión que Santiago desapareció en medio de un operativo represivo ilegal, entre disparos. Es algo claro, a juzgar por testimonios ya recogidos en la causa, otros presentados en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y hasta por grabaciones en los celulares de los gendarmes donde reconocen “les dimos corchazos para que tengan”. La familia Maldonado sigue sosteniendo que hubo una desaparición forzada, señaló Sergio. La carátula de la causa, de hecho, por el momento no cambiará.
Todavía resta mucho por saber, incluso sobre cómo Santiago llegó hasta el río. Los resultados forenses no despejan si lo empujaron, si entró al río escapando, si lo asustaron, si lo amenazaron, si lo cercaron, o incluso si algún gendarme lo vio ahogarse y no hizo nada ni avisó (lo que también es un delito). Que las conclusiones de la junta de peritos diga que “el Brujo”, como le decían a Santiago, murió ahogado, no quita la posible responsabilidad estatal, en el hecho y en la cadena de obstáculos promovida desde el gobierno para dificultar llegar a la verdad.