Will Eno fue ciclista y corrector de textos de psicología hasta que encontró la vuelta para hacer lo que siempre había querido hacer: escribir. Descubrió que podía ser a través del teatro. Y le fue bien, al punto tal de que en un momento un crítico dijo que era el Samuel Beckett de esta época, una visión que se extendió. Fue cuando se conoció su obra más célebre, Tom Pain, basado en nada (2004), representativa del particular estilo que cultivó: temas existenciales abordados en clave de humor y absurdo, una comunicación significativa con el público, ruptura de las convenciones teatrales y la pregunta por el sentido de la existencia atravesando toda la palabra. Se trata de una obra que el actor Rogelio Gracia y el director Lucio Hernández trajeron a Buenos Aires desde Uruguay en dos ocasiones (2017, 2019) y que se presentará este sábado, el 23 y 30 de noviembre a las 22 en El Extranjero (Valentín Gómez 3378).
"Es una obra importante para mí. Surge en un momento temprano de descubrimiento de mi estilo de escritura", cuenta Eno (59), desde Brooklyn, en el intercambio por correo electrónico con Página/12. Estrenada en Nueva York, la pieza otorgó reconocimiento internacional al autor norteamericano, resultó finalista del Premio Pulitzer de Drama en 2005 y fue llevada al cine por Oliver Butler, con actuación de Raiin Wilson -el desopilante Dwight Schrute de The office-.
Otros textos conocidos de Eno son The flu season (2004), Middeltown (2010) -de las más celebradas en Nueva York-, The realistic Joneses (2012) -con estreno en Broadway-,Title and Deed (2012), The open house (2014) y Gnit (2015). La soledad, la comunicación, la vida y la muerte y todo lo que hay en el medio, lo cotidiano y lo existencial son ejes de su escritura.
Hace varios años un hombre que viajaba mucho y había visto Tom Pain en Nueva York recomendó el texto a Rogelio Gracia, con el mensaje -casi la consigna- de que era justo para él. Una enfermedad y un tratamiento que lo debilitaba alejaron al actor uruguayo de los escenarios, pero durante todo ese proceso tuvo a mano a Tom Pain, que se convertiría, tras la tormenta, en su primer proyecto propio. "Es un gran actor y una gran persona. Estoy orgulloso y emocionado por los lugares a los que ha llevado a la obra", elogia el premiado dramaturgo. La admiración es mutua: "Eno es más que el autor de Tom Pain. Siempre me ayudó con cualquier asunto de la obra. Fue muy generoso colaborando con el arduo trabajo de adaptación de frases y expresiones al español", dice, por su parte, Gracia.
El intérprete tenía la idea de hacer unas pocas funciones en el Teatro Solís, de Montevideo, donde fue el estreno de su versión en 2017. Pero "esta meditación punzante sobre el sentido de la vida", que toma la forma de una broma, alcanzó ya las 100 funciones entre las hechas en Argentina, Uruguay, España, Chile y Estados Unidos. Recibió el Premio Mayor en los Galardones Teatro del Mundo, que otorga la UBA, en 2017.
Gracia definió muy acertadamente al espectáculo como un falso stand-up: su personaje, Tom Pain, el único de la obra, es un hombre común vestido de traje que, con naturalidad y espontaneidad -parece realmente una persona hablando- cuenta momentos traumáticos de su vida para meterse en asuntos profundos y filosóficos. Para arrojar preguntas y confrontar con el dolor, desde la ironía. La ruptura de la cuarta pared instala momentos de incomodidad inusuales, e incluso de burla, de tomada de pelo. La puesta, despojada, exalta las posibilidades vocales de Gracia (es locutor comercial), su trabajo corporal (los ensayos incluían prácticas de boxeo) y la dimensión emocional del material. Las tres anécdotas centrales del monólogo son la historia de una picadura de abeja, otra de un niño con su perro y una experiencia amorosa con una mujer.
El estreno fue en 2004 y la obra continúa haciéndose. Eno señala, cuando se le pregunta si tiene una explicación para ello: "Creo que respeta las mentes de las personas y se mueve a la velocidad del pensamiento y el sentimiento. Deja, además, un espacio para ser llenado con las propias vidas. ¿Será eso? Es una certera reflexión de un cerebro en un cuerpo, teniendo pensamientos y sentimientos".
-Con Tom Pain emergieron las comparaciones con Beckett. ¿Cómo te sentís con eso?
-Me halaga cualquier comparación, pero creo que hay grandes diferencias. Una vez escuché a un neurocientífico que dijo: “no pensamos, comparamos”. Puede ser cierto. Con el fin de definir algo, a veces miramos algo que en algún aspecto es similar, y lo llamamos igual. Dicho esto, me interesa la idea y el drama de la mente de una persona en guerra consigo misma, un interés que, creo, Beckett tuvo.
-¿Cómo fue el proceso de escritura de Tom Pain?
-Tomó un tiempo y hubo muchas reescrituras. A veces podés escribir algo que suena como si hubiera sido fácilmente escrito -como si siquiera estuviera escrito-, pero la mayoría del tiempo toma mucho trabajo hacer algo que parezca que no tomó ningún trabajo. Ese fue el caso de esta obra.
-¿Cuáles son tus intenciones al romper la cuarta pared y al hacer a la audiencia parte activa de la experiencia?
-Me encanta la conversación entre una persona y una audiencia; me encanta la idea de que estén todas esas mentes y corazones en una sala, y de que una persona pueda plantear una pregunta interesante, como “¿cuándo terminó tu infancia?”, y que todos puedan masticar la pregunta juntos.
-Una característica distintiva de tu estilo es la combinación entre el humor y una profunda reflexión sobre el sentido de la vida. ¿De dónde creés que viene esta combinación?
-Eso es, simplemente, lo que soy y cómo pienso sobre las cosas. Mi hija tiene una mente similar y una visión similar del mundo.
-¿El teatro es una forma de encontrar respuestas o de llegar a la conclusión de que no existen?
-Estoy interesado en encontrar cierta continuidad o quizá cierto sentimiento de seguridad en medio de un mundo muy incierto. El teatro puede hacer buenas preguntas, y hacerlas de una manera que capta la atención. El hecho de que estemos todos juntos, en la oscuridad, es una gran metáfora del mundo real más amplio.
-En entrevistas que te han hecho siempre aparece el hecho de que tu padre falleció horas antes de que naciera tu hija. ¿Cuánto de la propia vida se filtra en la escritura?
-Espero que, de alguna manera, casi toda mi vida quede reflejada en mi escritura. Quizá no en términos de detalles o eventos específicos, sino en pequeñas palabras, pequeños momentos y sentimientos generales. En cierto modo, creo que la forma que utiliza un escritor puede ser tan autobiográfica como cualquier contenido que incluya.
-¿Estás escribiendo? ¿Qué temas te interesa explorar en este momento?
-Estoy escribiendo mucho. Las dos fuerzas más grandes en mi vida ahora son mi maravillosa hija Albertine y la lucha financiera. La primera es tan fuerte y hermosa que hace que la segunda no sea gran cosa. Todavía estoy atascado en las viejas cuestiones, esas que han estado alrededor por miles de años. Te diré si logro resolverlos.