Tiga recuerda vagamente la última vez que estuvo en Buenos Aires. Lo único que alcanza a decir al otro lado del teléfono, desde Montreal, es que tocó en un club. Pero sí conserva bastante fresca la imagen de su debut local: sucedió en 2006 en la edición porteña de la Creamfields, el festival de música electrónica que lo traerá de vuelta a la ciudad este sábado. “Fue uno de los primeros grandes shows que di en mi vida”, explica el productor, DJ y cantante canadiense, quien actuará en el escenario Alternative, a las 21:30 hs. “Quedé muy impresionado con la organización del evento y con la energía de la gente. Desde aquella época, el público argentino se convirtió en una de mis mejores audiencias. Por eso me alegra mucho no sólo regresar para allá, sino también poder ser parte del festival”.

-¿Qué estarás presentando en esta ocasión?

Al igual que hago siempre, haré un DJ set en el que incluiré varios de mis clásicos.

-Tras más de 20 años de carrera, ¿preparás tus sets o los improvisás en el momento?

-Los improviso, pero obviamente en un festival grande como Creamfields mas o menos sé lo que haré. La idea en un evento de estas características es que la música que paso conecte con la mayor cantidad de gente posible.

-¿Incluirás “Let’s Go Dancing”, el flamante single que publicaste a comienzos de este mes?

-Sí, supongo que será parte de mi set.

Después de muchos años sin publicar material, el artista que se dio a conocer mundialmente por sus remixes de la versión que hizo de Scissor Sisters de “Comfortably Numb” (tema fundamental de Pink Floyd) y de “Tribulations”, canción de LCD Soundsystem, público en 2023 el álbum L’ectacu. Está hecho a cuatro manos con su colega escocés Hudson Mohawke. Grabado en Los Ángeles entre 2019 y 2023, este trabajo captura una asociación creativa que expresa un amor mutuo por el “romance hardcore”, un estado liminal donde los límites entre la euforia, la melancolía y el poder crudo de la amistad se desintegran por completo. El resultado está exento de “cinismo, ironía y guiños”, como dice Tiga. Son sólo dos amigos produciendo el tipo de música que quieren escuchar y que quieren que el otro escuche.

-¿Cómo surgió esta sociedad con Mohawke?

-Desde antes, éramos amigos. Y un día pensamos: “¿Por qué nos hacemos música juntos? Me pareció que esa idea podía ser divertida. Mientras el proyecto avanzaba, surgieron muchas canciones. Ahí decidimos sacar un álbum. Lo que se escucha ahí son dos amigos haciendo música juntos.

-¿De qué manera se captura una idea tan profunda en un track?

-La idea del romance tiene mucho de libertad, y eso se traduce en el producto final. Todo depende de vos y de lo que decidas lanzar. Más allá de los conceptos, nos divertimos un montón y experimentamos otro montón más.

-Te tomás tu tiempo para sacar nueva música. ¿De qué depende la salida de un álbum o de un single?

-Y sí, me lo tomo con calma. No puedo predecir a veces el momento para hacer música nueva. Puede ser durante un periodo corto, y en otras ocasiones me lleva uno o dos años. Pero también puede suceder que no estoy inspirado. Entonces no saco nada por mucho tiempo.

-¿Cuál es tu opinión sobre la música dance actual?

-No tengo una opinión sobre la escena. La cultura siempre cambia con las generaciones más jóvenes. Más o menos en 1996, artistas como The Prodigy y The Chemical Brothers se hicieron populares en los Estados Unidos. Entonces se hablaba de que se venía un punto de inflexión en la electrónica, y que se iba a volver comercial en Norteamérica. Así que esa discusión siempre va a estar ahí, pero no te podés poner a pensar en eso todo el tiempo. No tiene sentido.

En 2010, año en que el DJ alemán Paul Kalkbrenner la rompió con su actuación en la película de culto Berlin Calling, Tiga también debutó en la gran pantalla. Lo hizo en la cinta Ivory Tower, coprotagonizada por el músico canadiense Chilly Gonzales y en la que encarna a un jugador de ajedrez. “Estaba trabajando mucho en esa época, y en mis pocos tiempos libres jugaba al ajedrez. Entonces Chilly me dijo que tenía la idea de hacer una película en la que dos ajedrecistas combatían en el tablero por el amor de una mujer, y me preguntó su quería participar. Y le contesté que sí”, evoca el artista, cuyo sonido ha transitado por estilos como house, el techno y el electroclash. “Estaba en la India, y me mandó el guión. Ahí caí en cuenta de que la cosa iba en serio. Pero al final fue divertido y a mí me hizo feliz esa experiencia”.

-Este año cumpliste 50. ¿Cómo es tu relación con tu profesión?

-Me gusta cuando la gente baila y se lo pasa bien. Como DJ, me gusta tocar diferentes climas musicales y que la gente confíe en mí cuando pongo música extraña. Sin embargo, no pretendo otra cosa más que la gente baile. Luego de todos estos años de carrera, creo uno se pone más filosófico. Así que estoy más relajado que cuando era joven. Y eso lo valoro. Ahora me conformo con disfrutar de un buen show.