Desde Lima 

En un ambiente de convulsión social, huelgas, protestas, represión contra manifestantes antigubernamentales, una grave crisis política interna, y en una ciudad militarizada, que el gobierno ha buscado vaciar de gente, con avenidas y calles cerradas por miles de policías y militares, se lleva a cabo en Lima el Foro de Cooperación Económica Asia - Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), que reúne a 21 miembros y culmina este sábado. El viernes se iniciaron las reuniones de jefes de Estado de este foro anual centrado en promover el libre comercio.

Los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi Jinping, son los participantes más notorios. Ambos tendrán un reunión bilateral este sábado. La ausencia más relevante es la del presidente ruso Vladimir Putin, impedido de asistir por la orden de captura internacional en su contra dictada por la Corte Penal Internacional. Chile y México son los otros países latinoamericanos que integran APEC.

La presidenta Dina Boluarte abrió la reunión de jefes de Estado con un breve discurso que colisionó con la realidad. Pretendió transmitir la imagen de un país estable y con seguridad institucional y jurídica, todo lo contrario a lo que ocurre en su gobierno, marcado por la inestabilidad, una crisis permanente y cambios en las reglas institucionales y jurídicas para favorecer el autoritarismo y la corrupción. Ofreció todas las facilidades a inversionistas y empresarios: "El Perú abre sus puertas a los capitales y fondos de inversión de todo el mundo". Después de su discurso se pasó a reunión privada. 

Los temas priorizados de esta cumbre son el crecimiento inclusivo, la digitalización y formalización económica y la sostenibilidad en el crecimiento económico. Todo ello tratado desde un enfoque de libre comercio. Este sábado se emitirá una declaración.

Con más del 90 por ciento de rechazo ciudadano y serias acusaciones de corrupción y violaciones a los derechos humanos, el gobierno de Boluarte ha puesto en marcha un gran despliegue para buscar lavar en algo su muy deteriorada imagen con este evento internacional. El empresariado y los grandes medios promocionan con entusiasmo este foro como una supuesta gran oportunidad para impulsar el crecimiento económico. Sindicatos y organizaciones sociales cuestionan el enfoque neoliberal del APEC y aseguran que no contribuirá al desarrollo del país.

La amenaza represiva

En un intento por desmovilizar las protestas ciudadanas, ocultar el malestar social y proyectar a las delegaciones visitantes una falsa sensación de tranquilidad en la ciudad, el gobierno decretó un feriado largo desde este jueves, y desde el pasado lunes suspendió las clases presenciales en colegios y universidades y dispuso que desde ese día se haga teletrabajo.

A estas medidas se han sumado las amenazas represivas. Se ha sacado a los militares a las calles. Son más de 13 mil policías y más de 5 mil militares los que se han destinado a la seguridad de este foro y para controlar las movilizaciones sociales. Desde el gobierno se ha dicho que quienes salen a protestar en estos días son "traidores a la patria". La amenaza viene de un gobierno que acusa a quienes protestan en las calles de terroristas y que carga 49 muertos por disparos de las fuerzas de seguridad contra manifestantes durante las protestas contra Boluarte de fines de 2022 e inicios de 2023. Días antes del inicio del APEC se dio una ley para proteger legalmente a los policías que disparen contra la población.

El miércoles se inició una huelga de tres días de transportistas, pequeños comerciantes, obreros de construcción y otros gremios, en protesta por el significativo incremento de las extorsiones y el sicariato (que este año ya han cobrado decenas de víctimas entre los trabajadores de estos gremios), delitos que han encontrado protección para expandirse en recientes leyes que favorecen al crimen organizado, limitando la capacidad de actuar del sistema de justicia. Estas leyes han sido dadas por el Congreso, controlado por una coalición de derecha y ultraderecha que apoya al gobierno, en la que el fujimorismo tiene un rol clave para proteger a políticos acusados de corrupción y organización criminal. El Ejecutivo las ha respaldado y promulgado.

La indignación ciudadana exige en las calles la derogatoria de estas leyes y denuncia la corrupción política y la incapacidad del gobierno. También se rechaza que las autoridades pretendan utilizar el incremento de la inseguridad ciudadana como pretexto para sacar leyes que favorecen la represión contra la población. A estas exigencias se ha sumado la demanda de justicia por las 49 muertes causadas por la represión en este gobierno.

Si bien el paro no fue total, las movilizaciones de protesta se hicieron sentir, especialmente en el interior del país, donde hubo bloqueo de carreteras. El amplio despliegue policial y militar impidió que las movilizaciones lleguen hasta el lugar donde se realizan las reuniones del APEC. Los manifestantes fueron reprimidos con disparos de perdigones y bombas lacrimógenas.

"De Chancay a Shanghai"

El gobierno peruano ha promocionado la visita del presidente chino Xi Jinping y la inauguración de un megapuerto construido por China como lo más estelar del APEC. Este puerto, ubicado en Chancay, un poblado de unos 60 mil pobladores, 78 kilómetros al norte de Lima, fue inaugurado la noche del jueves, en la víspera del encuentro presidencial del APEC. Pero no como el gobierno peruano esperaba. Se había anunciado por todo lo alto que Boluarte y Xi inaugurarían el puerto en Chancay, pero el presidente chino decidió no viajar por razones de seguridad, y ambos tuvieron que inaugurarlo en forma virtual desde el Palacio de Gobierno.

Se trata del puerto más grande del Pacífico en Sudamérica. La empresa china Cosco Shipping, controlada por el Estado, tiene el 60 por ciento de su propiedad, y el otro 40 por ciento la minera peruana Volcan. Se ha inaugurado la primera etapa de este megapuerto, con cinco muelles y una inversión de 1.300 millones de dólares. El proyecto final es de 15 muelles y una inversión de más de 3.500 millones de dólares. Bajo el lema "De Chancay a Shanghai", los gobiernos de Perú y China destacan la importancia de este puerto para dinamizar el comercio no solo entre ambos países, sino entre Sudamérica y Asia. Se reducirán los tiempos y costos de este intercambio comercial.

Este puerto es una obra aplaudida por las autoridades y los empresarios, que tienen gran expectativa que el Perú se convierta en un hub portuario estratégico de la región en el intercambio comercial con Asia, pero cuestionada por ambientalistas y pobladores de Chancay, que denuncian su impacto ambiental negativo y un efecto social perjudicial al afectar la vida en Chancay y el empleo en actividades como la pesca, la agricultura y el turismo en las playas, de las que vive la mayor parte de la población de esta zona.

El esperado impacto de este puerto en el incremento del intercambio comercial de China con Sudamérica y en el fortalecimiento de la influencia china en la región, ha despertado el recelo y preocupación de Estados Unidos.

Contrarrestar la creciente influencia china es uno de los objetivos de Biden en esta cumbre presidencial del APEC, pero un presidente que está de salida y sin ninguna posibilidad de asegurar que los compromisos que asuma serán mantenidos por Donald Trump, llega muy debilitado para esa tarea.