El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza, habló frente a todos los obispos en la misa celebrada en la Basílica de Luján y dijo que la misión de la Iglesia que no debe permanecer “a los márgenes de la realidad”, la perspectiva sinodal supone “disponibilidad para escuchar a todos, especialmente el clamor de los pobres” y el trabajo colectivo, atendiendo a las distintas realidades que se presentan en el país. Con esa celebración concluyó la asamblea plenaria de la jerarquía de la Iglesia que, durante toda la semana, se realizó en la localidad bonaerense de Pilar. La intervención de Colombo giró también en torno a la riqueza del diálogo intergeneracional entre los obispos -con la integración de nuevos obispos jóvenes- y rescató a modo de ejemplo la figura del obispo Jorge Novak, quiera fuera su formador.

En una referencia que también habla de la continuidad en la línea de trabajo que viene llevando adelante la Conferencia Episcopal, Colombo agradeció especialmente a su antecesor en la presidencia, el obispo Oscar Ojea (San Isidro), de quien destacó “su fidelidad sin fisuras” al magisterio de Francisco y su testimonio de “buen pastor siempre inquieto” que nunca tuvo “la frialdad del espectador, las intrigas y las estrategias mundanas, ni la pretensión del que se las sabe todas”. Señaló también que “los más pobres y marginados, los incomprendidos y postergados tuvieron (en Ojea) a un interlocutor permanente nunca permeable a las falsas importancias humanas”.

Refiriéndose a la propia iglesia, Colombo dijo que “no podemos quedarnos sentados” ante “tantas heridas que afligen a la humanidad”. Porque -sostuvo retomando palabras de Francisco- “una iglesia sentada que, casi sin darse cuenta se retira de la vida y se pone a sí misma a los márgenes de la realidad, es una iglesia que corre el riesgo de permanecer en la ceguera y acomodarse en el propio malestar”. También parafraseando al Papa, el nuevo presidente de los obispos afirmó: “si nos mantenemos inmóviles en nuestra ceguera, seguiremos sin ver nuestras urgencias pastorales y tantos problemas del mundo en que vivimos”.

El compromiso de los obispos

En la misma línea, en este caso refiriendo una cita bíblica sobre la misión de los apóstoles de Cristo, afirmó que “no podemos callar lo que hemos visto y oído”. Por eso, dijo más adelante, “renovamos nuestra disponibilidad para escuchar a todos, especialmente el clamor de los más pobres, de los marginados, de las minorías y de nuestra casa común”.

Agregó también el religioso mendocino que a los obispos les "queda el compromiso de profundizar la conversión pastoral de la Iglesia en Argentina, para testimoniar proféticamente, inclusive ante la sociedad misma atravesada por tantas polarizaciones y contradicciones, una armonía que conmueva y transforme la vida para hacerla más digna según el querer de Dios para bien de su pueblo”. Colombo igualmente resaltó la importancia de tener en cuenta la realidad del país entero aportando miradas regionales que pueden llegar mediante las contribuciones de los obispos en las distintas comisiones temáticas en las que se organiza la Conferencia Episcopal, entendidas también como “un espacio válido para nuestra propia formación permanente”. Sin dejar de lado, subrayó, “la riqueza del diálogo intergeneracional por la incorporación creciente de obispos nuevos, varios de ellos muy jóvenes y provenientes de la misión a lo largo y ancho de la Patria”.

El recuerdo del obispo Jorge Novak

Al referirse al trabajo colectivo de los obispos, mencionado como “colegialidad” en la iglesia, Colombo hizo emocionada evocación del obispo Jorge Novak (1928-2001), a quien reconoció como su “formador” y de quien fue también directo colaborador. Novak, quien fuera obispo de Quilmes, fue parte de un reducido grupo de obispos católicos que se opuso frontalmente a la dictadura militar, denunció muchas veces en soledad los atropellos a los derechos humanos. Exaltando el sentido de la colegialidad en Novak, el arzobispo Colombo dijo que “conociendo su experiencia personal, me atrevo a decir que en él esa amada colegialidad, tuvo momentos de mucho dolor y sufrimiento; pero era un hombre de fe fuerte y se reponía para vivirlo a cuerpo entero”, en lo que puede leerse como un llamado a sus colegas para actuar con espíritu colectivo y como cuerpo episcopal a pesar de las diferencias que indudablemente existen entre los obispos.

La próxima instancia de encuentro de los obispos será el 10 y 11 de diciembre próximo, ocasión en la que se reunirá en Buenos Aires la Comisión Permanente con su nueva integración. Ese es el órgano que integra a la Comisión Ejecutiva, varios presidentes de comisiones episcopales y representantes de regiones y actúa entre las asambleas plenarias. Es habitual que en esa fecha la Comisión Ejecutiva pida una audiencia con el Presidente Javier Milei para expresarle cada año su saludo navideño y, en este caso, presentarse como nuevas autoridades de la Iglesia Católica. 

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