Entrar a la Casa del Teatro es recorrer la historia de este arte en la Argentina. Sus paredes, atiborradas de cuadros y fotos de artistas, los objetos de Carlos Gardel que aquí se atesoran, la ropa donada por artistas y elencos teatrales, su bliblioteca, los murales que Quinquela Martín donó al teatro de esta casa, el Regina. Lo más valioso, sin embargo, no está visible pero es la obra principal de este lugar: la casa para artistas mayores que funciona unos pisos más arriba, un hogar de residencia que es todo un agradecimiento en vida y un acto de justicia. 

A esta obra León Gieco eligió donar los conciertos que organizó para los próximos martes 19 y 26 en este Teatro Regina (Avenida Santa Fe 1235). Habrá música propia y compartida, junto a Joana Gieco y Alejo León ("León Gieco y Gieco León", bromea por la coincidencia del dúo que integra su hija), también videos especiales para la ocasión; será un momento íntimo y cercano que los seguidores de Gieco no se quisieron perder: las entradas se agotaron a poco de ponerse a la venta. 

Gieco propone a estos conciertos no como un fin en sí mismo, sino como un comienzo: el de un ciclo solidario que quiere motorizar y que continuarán otros músicos, asegura. Al frente de la Casa del Teatro está Linda Peretz, que no oculta su emoción al recibir a Gieco: "¿Será que escuchaste mis rezos vos?", pregunta entre risas. 

Es que la Casa del Teatro necesita afrontar costos cada vez más elevados, saldar deudas con Afip y otras entidades estatales. Es, a su vez, un ejemplo único en el mundo, con sus 31 residentes (y muchos más en lista de espera) que encuentran aquí un hogar. Y Gieco hace rato que está detrás de la idea de hacer una Casa del Músico, tomando este lugar como inspiración. Así que aquí viene a dar y a aprender, dice. Y trae otro proyecto que vincula ambos oficios: los discos Las estrellas no sólo brillan en el cielo, con 40 actores y actrices cantando, junto a Esteban Morgado en guitarra. Página/12 los editó hace veinte años, y ahora Gieco los subirá a plataformas digitales. Y en una gestión junto al Inamu (el Instituto Nacional de la Musica), todo lo recaudado también irá para la Casa del teatro. 

Foto: Sandra Cartasso.

Pura dignidad

La visita se llena de risas y anécdotas, compartidas con los managers históricos de León, Virginia y Gustavo Taranto, y con su esposa Alicia Scherman. También con los trabajadores de esta Casa del Teatro, "uno más lindo que el otro", los halaga Gieco. Hay fotos y videos, se suma la firma del convenio con el Inamu para los discos a beneficio. Hay ganas de hacer. 

"Nosotros estamos haciendo la Casa del Músico recién ahora. Y este es un lugar que es un ejemplo a seguir, porque es pura dignidad", plantea Gieco. "Nosotros los músicos somos muy cholulos de los actores, y los actores son muy cholulos nuestros. Pero hay algo de lo que tenemos que aprender: Los actores son muy unidos, creo que más que nosotros, los músicos. Ahora vamos por este proyecto que es una manera de pensar colectivamente, de ponerse en los zapatos del otro como dicen acá en la Casa del Teatro. Ya tenemos un edificio que nos ceden en Avellaneda, que antes era una casa de la mujer que fue trasladada. Lo vamos a reconstruir y tiene una terraza muy grande, donde podríamos hacer un lugar para tocar", se entusiasma León imaginando lo que viene. 

"Nosotros luchamos mucho para que esta casa se mantenga en pie, porque tenemos muchos gastos, quedan deudas, es una máquina que va sumando. Siempre queremos cumplir y nuestra premisa es la transparencia. Cuando llegan ayudas enormes como esta de León, todo se hace más fácil y posible", dice Peretz, la entrañable "Flaca Escopeta". 

"Yo me debo a (la soprano) Regina Pacini, que fundó esta casa junto a su marido, (el expresidente) Marcelo Torcuato de Alvear; me habita la responsabilidad de responder a ese pedido espiritual. Todo esto existe desde 1938, y antes, desde el 24, cuando ellos planearon hacer una casa para artistas, para que los artistas tengan un lugar digno en sus últimos años, en esta profesión tan inestable, en todas las épocas. A ellos hay que rendirles un homenaje, y León fue sensible con esa realidad de los artistas", agradece. 

La tapa del disco Las estrellas no sólo brillan en el cielo

Contra la corriente

Lo que sucede alrededor de estos conciertos en la Casa del Teatro va a contramano de los tiempos que corren. Hace tiempo ya, desde 2015, que León Gieco se decidió a trabajar exclusivamente para causas solidarias. Siempre cuenta la anécdota de Pete Seeger, su gran inspirador, la de aquellos conciertos de 1990: ": Cuando contratamos a Pete Seeger, el maestro de Bob Dylan y Joan Baez, para que venga a tocar al Opera, hicimos tres conciertos. Invité a Leda Valladares, a Sixto Palavecino, y el corolario se produjo en el último show, cuando Pete Seeger le regaló una flor a Sixto", recuerda. "Cuando llegó el momento de arreglar las cuentas, quedó muy poca ganancia, 500, 600 dólares. Le digo a mi manager: vamos a arreglar con Pete, porque nunca hablamos de plata. Me imaginé que iba a cobrar algo de 7.000 dólares por show, era la gran figura de la música contestataria de Estados Unidos. Como estábamos actuando en Alemania, donde tenía mucho éxito con Mercedes y con mi banda, lo íbamos a pagar de ahí. Fuimos al camarín y le dijimos: Bueno Pete, ¿cuánto le tenemos que pagar? El nos dijo: no, yo no cobro más. He sacado la cuenta y en el banco tengo plata para vivir hasta los 96 años. Y se murió a los 96 años, increíble. ¡Así que yo digo que tengo plata para vivir hasta los 106!" (risas). 

"Los actores son muy unidos, pero también tienen una capacidad de ego muy grande. Cuando dejan el ego en la esquina son muy humanos y muy solidarios", reflexiona Peretz. "Yo dejé el ego hace rato, porque me hace sufrir, porque estoy penando con 'por qué yo no'. Yo no quiero pensar más así. Quiero pensar 'por qué yo sí'. Por qué yo estoy hoy con León Gieco, qué hice de bueno para estar hoy acá, y que León quiera a la Casa del Teatro como un ejemplo para la Casa del Músico", completa.

Foto: Sandra Cartasso.

Familia de artistas

"Somos una familia, una familia de artistas", resume Linda Peretz lo que pasa en la Casa del Teatro, y también en esta reunión que se extiende en una charla que transforma el aire de una mañana cualquiera en Buenos Aires, a pocas cuadras del obelisco. Gieco va cumpliendo con los pedidos de fotos de todas y todos los que pasan por allí. Y de videos. Para el primo. Para la esposa. Para los amigos. El feliz cumpleaños cantado en forma de "mañanitas". "León, vos sos un sol radiante de primavera", lo define Peretz.

Las anécdotas van y vienen: la actriz habla de su creación emblemática, la Flaca Escopeta, de su inspiración en la Olivia de Popeye y también del rasgo solidario de este personaje. De su "novio de toda la vida", Paul Mc Cartney. De la sala museo Carlos Gardel que, no muchos saben, está abierta al público dentro de esta misma casa, y tiene joyas invaluables: la mismísima libreta de enrolamiento de Gardel asentado como nacido en Tacuarembó (los historiadores tienen una explicación para esto, por las inconsistencias al registrarse uruguayo residente en 1920). Sus binoculares del hipódromo, las botas de Leguizamo. "Y esta cigarrera de madera que él se hizo hacer en Estados Unidos y que es el objeto de deseo de los coleccionistas", valora Peretz. El objeto es hermoso y muy singular. 

Y así como las canciones de Gieco ya forman parte de un bellísimo juego literario de Poesía a la carta que acaban de editar Tinkuy y el Espacio Cultural Nuestros Hijos, sus anécdotas pronto tomarán forma de libro. Algunas aparecen en esta charla. Su primer cigarrilo a los ocho años, cuando ya trabajaba repartiendo carne en su pueblo. El amor y el apoyo incondicional que recibió de sus padres. Su infancia cantando, bailando, actuando. Los maestros que le enseñaron, un almuerzo con Atahualpa Yupanqui. La locura de De Ushuaia a La Quiaca, que terminó haciendo historia. Su proyecto Mundo Alas, su actuación en Familia rodante, de Pablo Trapero. El museo que levantó en su Cañada Rosquín Natal ("hice como Woody Allen en la película, que cargó todos sus premios y le dijeron: ¿a quién le vas a dar todo esto? A mi mamá", se ríe).

Tita Merello, Sandrini, Nelly Lainez y tantas y tantos otros parecen escuchar desde las paredes. "Esto provoca algo que está muy bueno y que vuelve. Y el día de mañana va a haber gente de la Casa del Teatro que nos va a ayudar en la Casa del Músico", está seguro Gieco. "Está buena esa manija para este lado, contrarrestar la otra manija: odiarnos, pelearnos, que haya diferencias. Nosotros no tenemos grietas, él me da amor y yo seguramente se lo voy a devolver", confirma Peretz. La invitación a participar queda hecha, también para el público: "Acá hay un gran intercambio de energía amorosa".

El día del músico solidario

El próximo 20 de noviembre es el cumpleaños de León Gieco. Por iniciativa de AMIA, la Legislatura porteña lo instaurará como "Día del Artista Solidario”, una efeméride que permitirá visibilizar el trabajo que realizan muchos artistas que deciden sumar su talento a la difusión de causas sociales. Como el concierto de la Casa del Teatro, será también un inicio: Tras el reconocimiento que se le entregará el miércoles en el Salón Dorado de la Casa de la Cultura (en el que no faltará la música), la idea es que cada 20 de noviembre haya un distinguido artista solidario, y un concierto a beneficio de una causa. 

Además de los conciertos que dará con Joana Gieco y Alejo León en la Casa del Teatro y con Los Pompas a beneficio de Los Hogares de Cristo (ver aparte), el próximo sábado Gieco será parte del Festival María Elena Walsh en el Espacio Cultural Nuestros Hijos, de Madres de Plaza de Mayo, en la ex Esma. Allí se presentará el juego de Poesía a la carta editado por Tinkuy con versos de sus canciones y de otros artistas, compañeros y compañeras de ruta del "León nacional".