Ojos bien abiertos

Belkis Ayón Manso es una de las artistas cubanas más reconocidas en el mundo del arte a pesar de haber vivido siempre en la isla y de tener una vida corta: se suicidó en 1999, con tan solo 32 años. De hecho, se acaba de abrir en el Museo Art Oxford de Londres la primera retrospectiva dedicada a su obra, focalizada en grabados inquietantes, con figuras mudas de ojos muy abiertos. Y es que Belkis exploró desde joven los rituales de la sociedad secreta Abakuá, de la que solo los varones pueden ser parte. Belkis no era devota pero, según comentó en algunas entrevistas, le fascinó desde que era estudiante esta mitología llegada de África en el siglo XIX. “Tenía dieciséis años a comienzos de los ochenta, cuando estudiaba en San Alejandro, y tenía enormes problemas con el dibujo. Los profesores me suspendían muchísimo porque era muy mala dibujante con modelo. Y mis figuras parecían de palo. Ahora, muchas veces converso con mis alumnos y les digo: ‘miren, yo no les pido una academia, no les pido hiperrealismo, les pido que me convenzan con eso que están poniendo ahí’”. Y sus figuras son realmente convincentes. “Sikán Illuminations” es el nombre de la muestra que se puede ver en Londres. Ahí, Belkis explora la herencia de los abakuá centrándose en la mítica figura femenina de Sikán, la princesa que habría traicionado el secreto primigenio. En sus “colagrafías” (esto es, la superposición de materiales texturados sobre superficies de cartón), Belkis trazó un universo donde el mito es espejo de sus propias ideas y experiencias de vida como mujer negra cubana. “La imagen de Sikán me interesa porque es un transgresora como yo y prima en todas mis obras porque las dos buscamos una salida a través del desasosiego”, escribió Belkis sobre sus trabajos en tamaño natural. Y también comentó: “Los ojos en mi obra es lo que impresiona a la gente. Lo que les intriga es que son ojos que te miran muy directamente, entonces creo que no te puedes esconder. Donde quiera que te muevas, ellos están ahí siempre mirándote, están ahí haciéndote cómplice de lo que estás viendo”.

Pisar la manguera

El reino animal viene demostrando que los bichos tienen gestos muy humanos. O por el contrario, que las personas somos bastante bestias, en el mejor de los sentidos. Esto es lo que viene estudiando el doctor Michael Brecht, de la Universidad Humboldt en Berlín, a través del comportamiento de una elefanta asiática que vive en el zoológico de la capital alemana. Mary, así se llama, aprendió a usar su trompa para levantar una manguera y manejarla como si fuera un cabezal de ducha para darse larguísimos baños. Brecht dijo que una posible explicación es que una manguera tiene similitudes con una trompa. Pero dijo que no está claro cómo Mary adquirió sus sofisticadas habilidades ya que ninguno de los otros cuatro elefantes del zoológico tiene interés por bañarse con la manguera. Sin embargo, el asunto ya empezó a causar algunos conflictos. Porque la elefanta encontró el modo de bardear a sus compañeros de cautiverio. De hecho, aprendió a golpear con la manguera a Anchali, una hembra más joven. Anchali, a su vez, se dio cuenta de que podía defenderse usando su trompa para comprimir la manguera e interrumpir el flujo de agua. “Nunca vimos un comportamiento así en un elefante. Es algo que realmente nos gustaría saber: ¿Mary quiere molestar a Achali? ¿A Achali le parece gracioso?”, se pregunta Brecht. “Es muy divertida la actitud de las dos pero realmente no lo sabemos”, dice el científico, que no está seguro de que los animales tengan sentido del humor o solo instinto de supervivencia.

Caja de brujas

El inminente lanzamiento de la película Wicked, que tiene como protagonista a Ariana Grande y que sigue el viaje de las brujas legendarias de Oz, comenzó con un pequeño accidente. Mattel debió sacar de circulación las muñecas de Glinda, Elphaba y Nessarose por un error en el packaging. Es que allí hay un link que, en lugar de llevar a los usuarios a la página oficial del film de Universal Pictures, los vincula a un sitio porno. El error llamó la atención en las redes sociales durante estos días, donde varios usuarios compartieron fotos de la URL impresa en la parte posterior de las cajas de las muñecas de edición especial. En lugar de linkear con la página WickedMovie.com, el hipervínculo conduce a un sitio de películas para adultos. En un comunicado oficial, Mattel reconoció el problema, que azota a Estados Unidos tras el triunfo del cazador de brujas Donald Trump. “Lamentamos este desafortunado error y estamos tomando medidas inmediatas y urgentes para remediarlo. Se advierte a los padres que el sitio web incorrecto y con errores de imprenta no es apropiado para niños. Se recomienda a los consumidores que ya tengan el producto que desechen el embalaje u oculten el enlace y que se comuniquen con el Servicio de Atención al Cliente de Mattel para tener más información”, indicó la empresa. Aún no se sabe si Mattel va a reimprimir las cajas o va a repartir stickers con la dirección correcta. Lo que sí está claro es que se trata de un claro ejemplo de gualicho brujeril.

Tercera posición

La nueva entrega de la saga Paddington lleva a este oso inglés amante de la mermelada desde el Reino Unidos a su Perú natal buscando a su tía Lucy, quien lo crió. Michael Bond creó esta historia a fines de los años 50 luego de comprar un oso de peluche en la estación de trenes Paddington como regalo para su esposa. No sospechaba, claro, que se convertiría en una franquicia millonaria. Pero hay algo más: la película llevó a un grupo de investigadores de la Universidad de Sussex a alertar sobre el peligro que corre el oso andino. Es decir, el verdadero Paddington. Este equipo está está trabajando desde diciembre de 2023 con agricultores del corredor de los Andes –un espacio de 400 kilómetros en la frontera entre Ecuador y Perú–, donde la deforestación está haciendo estragos y, entre otros problemas, destruye el hábitat natural de los osos andinos. En el marco de ese proyecto, los expertos intentan comprender mejor el comportamiento del oso. Pero también, el de la gente que vive en la zona. Porque cuando estos animales pierden su lugar, no les queda otra que buscar cobijo en espacios cada vez más poblados. Eso genera un conflicto muy poco simpático en las comunidades locales ya que muchos agricultores afirman que los osos se están comiendo sus cultivos y los corren a machetazos. Para poner un poco de paños fríos, la profesora Fiona Mathews explica que la investigación “no se trata sólo de ayudar a proteger la vida silvestre”, sino también de “apoyar a las comunidades locales para crear un futuro sostenible”. Mathews comenta que uno de los desafíos principales es que las comunidades tengan ingresos sin necesidad de deforestar y que por eso están viendo, por ejemplo, las posibilidades de cultivo de vainilla. De manera paralela, el equipo de Sussex explora una posible protección legal de los osos a través de legislación sobre derechos de la naturaleza. La doctora Joanna Smallwood, coinvestigadora del proyecto, puntualiza: “Nuestro proyecto está analizando la posibilidad de implementar los derechos del oso junto con otros más amplios para la naturaleza en el Corredor del Oso Andino y para las comunidades locales. Esto busca lograr soluciones equitativas para las tres partes implicadas: naturaleza, osos y humanos”. Los investigadores instalaron una red de 30 cámaras en el corredor e identificaron más de 16 osos, incluidos cachorros, lo que confirma la importancia vital de ese lugar para que la población osuna pueda existir en la vida real, no solo en las películas.