Los únicos que quedaron contentos por la intervención del Estado argentino ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) fueron los genocidas que están presos en Campo de Mayo. Desde su cuenta de X, los autodenominados “muertos vivos” celebraron la “destacada actuación” del secretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, y en particular del secretario de Asuntos Internacionales del Ministerio de Defensa, Juan Battaleme, que habló de un proceso de “venganza” contra los militares. Del lado de los organismos de derechos humanos y operadores judiciales que intervieneperformance