El martes pasado por la mañana, mientras me maquillaba para mi programa, escuché una entrevista de Ernesto Tenembaum a una mamá de un colegio de la provincia de Buenos Aires. La mujer estaba indignada por algunos libros como Cometierra, de Dolores Reyes, o Las aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara, que la escuela tiene en su biblioteca. A medida que avanzaba la entrevista, su enojo aumentaba: “¿A vos te parece, Ernesto?Trans-formando la ESI
Libros prohibidos en las escuelas argentinas
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