El encuentro es casual, en un aeropuerto del interior de la Argentina. El columnista ha terminado de leer los cuentos de una colega santafesina, y redacta anotaciones evocando, al pasar, a César Bruto, inolvidable escritor y humorista porteño que entre 1935 y 1980 fue poco menos que un genio. Se llamaba Carlos Warnes y fue uno de los más agudos y deliciosos humoristas de la también inolvidable revista “Tía Vicenta”. Y a quien
Acerca de bestias brutas y huelgas generales
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