El encuentro es casual, en un aeropuerto del interior de la Argentina. El columnista ha terminado de leer los cuentos de una colega santafesina, y redacta anotaciones evocando, al pasar, a César Bruto, inolvidable escritor y humorista porteño que entre 1935 y 1980 fue poco menos que un genio. Se llamaba Carlos Warnes y fue uno de los más agudos y deliciosos humoristas de la también inolvidable revista “Tía Vicenta”. Y a quien en mi humilde casa del Chaco se seguía con genuino gozo: “Se puede ser ignorante, pero no bruto; porque lo primero se cura pero lo segundo es estructural”.
Quien se sienta a compartir la mesa durante la espera del embarque es, sorpresivamente, un veterano ex legislador de origen sindical. No es amigo, sólo un conocido de otros viajes, otros aviones. La charla fluye fácil porque él es quien tiene ganas, o necesidad, de conversación.
“La mentira servil como pago o recurso de brutos e ignorantes”, comenta el hombre, sesentón bien llevado, a propósito de la condena a CFK, tema que introduce como de prepo. “La intolerancia como actitud de intolerantes y omnipotentes -añade, como al pasar– que suelen ser lo mismo”.
Este columnista opta por el silencio, y, sin respuestas, el hombre retoma como para sí mismo: “Es lo que pasa cuando un bruto alcanza el poder. Generalmente es por disputas provocadas, o por distracción de los pueblos, soberbios o lelos. Y sobre todo es peor cuando el poder es alcanzado por un necio ignorante cuya mejor capacidad es para el engaño, la mentira y el oportunismo de aprovecharse de cierta necedad media de sujetos distraídos”. Y sigue en plan monólogo: “Ahí tenemos, por imbecilidad o distracción, las prédicas insanas de sujetos esencialmente ignorantes pero apuntalados por astutas inteligencias. Ahí tiene al Sr Musk, por caso, o a estadistas regularones como los sres. Trump, Bolsonaro o Milei. O sea tipejos que deslumbran a necios y pavotes que se fascinan de puro tontos o envidiosos. Como el que hoy padecemos”.
Claro que, sugiere el cronista, aún más grave y peligrosa es esa fauna cuando sus ignorancias delatan orígenes y afanes de corrupción (caso Menem) o impulsos mafiosos como se atribuyen al ex presidente Macri. En todos esos casos estalla la pregunta: “¿Desde qué legalidad un hombre deroga –como lo ha hecho el hoy presidente argentino– más de 300 leyes sin pasar por el Congreso, y a la vez eliminando decenas de controles estatales y privatizando empresas públicas? Parece, por lo menos, inconstitucional. O mejor: anticonstitucional.
“No sea iluso –reprocha él ordenando otro café– no hace falta legalidad. Ya habrá notado que no se escucharon reclamos realmente duros, ni repudios ni quejas desde los representantes de la democracia –y sonríe– en ambas cámaras. Inadmisible aceptar tanto mamarracho legislativo, desde ya, pero aquí estamos. Y el país, como que no se conmueve. Es como decirle a todos los gobiernos del mundo: “Vengan, che, que al menos de aquí a Diciembre de 2027 nosotros derogamos e inventamos cualquier cosa. Y que mueva la cola cualquiera de sus perritos”.
Y sigue tras una pausa, observando la pantalla que anuncia los vuelos: Cuando se restablezca la democracia en la Argentina, ahí sí que habrá que tener memoria –dice– y puño duro para retrotraerlo todo. O sea, digo, que todo lo que este maldito cachivache cambie por decreto, habrá que reponerlo por decretos. Si es que los patriotas no se extinguen en esta temporaba, cierra, sonriendo.
Y le digo más, anuncia medio agrandado: “Llama la atención, especialmente, el silencio de las dirigencias, vio? Ni la izquierda trotskista, ni el peronismo o el radicalismo se han pronunciado. Y tampoco el sindicalismo, salvo uno que otro dirigente que todavía tiene vergüenza. Y mire que son pocos.
–¿Pero dígame –interrumpe el columnista– usted cree que el desastre que dejará Milei podrá ser corregido por razones de inconstitucionalidad o algo así?
Respuesta: “Bueno, siempre que alguno se saltó al Congreso entero, vino otro y empeoró todo. ¿O usted conoce algún caso de restauración, digamos, o de recuperación democrática con ídem económica?
Silencio de ambos. El hombre se alista para tomar su vuelo: “Es una cuestión estructural que al mundo le interesa. Habrá que empezar con determinación, sabiduría y si quiere, también, encanto. Las sonrisas presidenciales tienen mucho valor y peso en los planetas de negocios. Así este granuja embaucó a más de uno y le vende sopa hasta a Mister Musk. Son buenos psicólogos esos tipos. Y saben que incluso para sus países, o sus negocios, lo que le importe más, no es del todo bueno ni es válido despojar totalmente a las futuras generaciones”.
–Por suerte –sigue– estos tipos no son propiamente ´libertarios´. Que son gente que tiene algunos principios, o creen tenerlos. Estos que siguen al colifato de entrecasa, en cambio, son neoliberales. O sea mercachifles. perversos como algunos horribles almaceneros de esquina, ¿me explico? Ése es el principio a subrayar, porque vamos a tener que negociar pero mejor si antes les metemos una Huelga General como se debe. Si no, son papas fritas con jamón barato.
–¿Cómo es eso?
–Que si no hay una huelga general por tiempo indeterminado, como se debe y se ha hecho en el mundo, chau, comeremos verduritas y los tipos la mejor carne. Usted que hizo barullo con el Paraná y el Magdalena ya debe saberlo: sin decisión, firmeza ni control sindical, siempre lo espera el horno.
Y enseguida: “pero no se ofenda, que usted y sus compañeros no tuvieron la culpa. Era demasiado chiva la mano, porque abrir el Atlántico implica rehacer la Marina Mercante Nacional, recuperar los grandes astilleros, nacionalizar el petróleo, el litio, el oro, el uranio, el cobre y súmele un montón de etcéteras… Sólo el Estado puede hacer eso, vía Poder Ejecutivo y Congreso y con el apoyo de casi todos los sectores.
–Es desolador lo suyo.
–¡Para nada, amigo! Es cuestión de tener esperanza y cojones, que en este país no sobran pero no faltan. Vaya y lea la historia de YPF, de YCF y de la Argentina Industrial que nos legó el Pocho. Imagine Yacimientos Nacionales de Litio, Yacimientos Auríferos Argentinos. Y así con el uranio y el cobre, y las tecnologías de nuestros cerebros. Y un Gran Ente Nacional Pesquero Alimentario que dirija César Lerena y estimule la pesca controlando monopolios orientales con acotadas concesiones a banderas extranjeras. Y de ahí salte al gran desarrollo de un Ente Nacional para la Industria Alimentaria Popular (ENIAP) con espíritu exportador. Bueno, a esa Argentina no la va a parar nadie.
Y estira la mano, aprieta la del columnista y se va, quién sabe, silbando bajito. O soñando con la Huelga General por Tiempo Indeterminado que dejó, como extendida, sobre la mesa. Y desde la puerta guiña un ojo como reiterando que en política siempre hay arreglos y soluciones, sobre todo entre gente honrada y de moral de fierro.
Y súmele llamar a una asamblea constituyente para cambiar la constitución (no reformarla; cambiarla de punta a punta) y a partir de ahí reorganizar el país. Con una nueva y mejor estructura federal y legisladores electos por voto directo uninominal, no listas sábanas. Y no le digo más porque pierdo el avión!”.