Art Garfunkel conoce bien el sonido del silencio. "He cruzado Europa, he cruzado América. Primero crucé Japón", dice la mitad más aguda del grupo Simon & Garfunkel, que vendió 100 millones de unidades de sus discos. Durante los últimos 40 años, ha recorrido continentes en solitario, abordando cada tramo por etapas, a veces durante décadas, y escribiendo poesía por el camino. "Me enamoré del simple hecho de estar en la carretera, caminando. Descubrí que cuanto menos estímulos te dan los medios de comunicación, la televisión y todo eso, y más te encontrás con tu propio yo interior, más pleno te sentís".
Una vez, en Wyoming, un coche de policía se detuvo a su lado. "Recuerdo que el policía me dijo: '¿Qué estás haciendo?'", se ríe este hombre de 83 años, con su voz antes inmaculada ahora más grave y veteada por la edad. "Y yo le dije: '¿Sabés que Thomas Jefferson dice en la Declaración de Independencia que debemos creer en la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad? Bueno, esta es la búsqueda de la felicidad que estoy haciendo ahora mismo, oficial. Simplemente caminando'".
Sin embargo, se le aprecia más como un hombre de rica armonía. El tipo de armonía de la que se enamoró cuando era un joven fan de los Everly Brothers en los años 50, perfeccionando su tenor cristalino en las escaleras del colegio y en concursos de talentos. El tipo de armonía que llevó al éxito internacional junto a Paul Simon, creando clásicos tan queridos como "Mrs. Robinson", "Cecilia", "The Sound of Silence" y "Bridge Over Troubled Water". Y que ahora ha vuelto a encontrar, mucho más cerca de casa.
"Empezamos a cantar cuando yo tenía menos de dos años", dice Art Garfunkel Jr., hijo de Garfunkel, miembro de la banda desde hace muchos años y estrella en ciernes por derecho propio (Art Jr., que ahora tiene 33 años, ha cosechado varios éxitos en Alemania desde que lanzó su carrera solista en 2021, versionando las canciones de su padre en alemán). Hoy, en una sala con vistas al Central Park de Nueva York, esta tierna pareja -el barbudo y rapado Art Jr., deseoso de cantar la leyenda de su padre; Art Sr., el humilde patriarca- celebran el día del lanzamiento de su primer álbum de versiones juntos como Garfunkel & Garfunkel, titulado Father and Son.
Recogiendo algunas de las canciones favoritas de Art Sr. de los sesenta y del cancionero americano ("Blue Moon", "Vincent" de Don McLean, "Blackbird" de The Beatles) y las influencias ochentosas de Art Jr. ("Here Comes the Rain Again" de Eurythmics, "Time After Time" de Cyndi Lauper), el disco es la culminación de décadas de colaboración. Tras hacer su primera aparición en un escenario en Japón a los dos años, empujado en una carretilla y un kimono infantil para cantar unas notas de "Feelin' Groovy", Art Jr. cantaba ocasionalmente con su padre como un Mini Me de pelo enrulado y ojos brillantes, y más tarde se unió a la banda de su padre.
"Recuerdo conciertos en los que estábamos tan juntos, trabajando con un micrófono, mi hijo y yo, que nuestras frentes se tocaban", recuerda Art padre con cariño. "Era un momento de cercanía feliz". Naturalmente, cuando su hijo presionó para que ambos grabaran juntos, Garfunkel aceptó, a pesar de no haber publicado un álbum desde Some Enchanted Evening de 2007 y de estar en un paréntesis indefinido de giras desde una franja de fechas de gira canceladas en 2023. "Tenía que existir", dice del disco, y su hijo es aún más firme. "El álbum se creó a partir de la idea de lo terrible que sería no hacer este proyecto", dice. "El tiempo es muy valioso, y rara vez nos paramos a pensarlo".
Las lustrosas versiones orquestales que componen Father and Son son profundamente conmovedoras. Sobre todo porque el tenor angelical del mayor de los Garfunkel, una de las voces más versátiles y virtuosas de su cohorte de los sesenta, está ahora encantadoramente desgastado por la edad, pero la voz de su hijo es tan nítida y brillante que a veces parece a veces como si Art padre hiciera dúo con su yo más joven. "Creo que yo tengo un sonido más maduro", afirma. "He vivido más años. Aporto más a las letras, más experiencia que mi hijo. Por eso tengo la voz más gruesa y rica. Mi hijo es un tenor puro y hermoso".
El disco incluye incluso una versión de Simon & Garfunkel, "Old Friends", una mera muestra del refinado manejo que Art Jr. hace del legado de su padre. "Deberías escucharlo hacer 'Bridge Over Troubled Water'", dice Art padre de una de sus voces más famosas que provocan escalofríos. "Me supera. Toma notas más altas que yo, las mantiene durante un tiempo infinito, sin falsete. Es un cantante maravilloso".
Sin embargo, los fans de Simon & Garfunkel esperan una actuación aún más auténtica. Tras un largo distanciamiento a raíz de una gira de reunión en 2010 (la cuarta de la pareja) que se vio interrumpida por problemas con la voz de Garfunkel -un período en el que Paul Simon se retiró de las giras y declaró que otra reunión era imposible porque "ni siquiera nos hablamos"-, Garfunkel reveló recientemente que se había reunido con su antiguo colega durante una emotiva cena.
"Fue una gran experiencia", dice, explicando cómo surgió el encuentro tras cruzarse con el hijo de Simon en el pasillo de un hotel. "Casi sin darme cuenta, cenamos juntos y fue una noche memorable. Fue genial revivirlo: hacía años que no estábamos juntos". Garfunkel aprovechó para disculparse por una entrevista que había concedido a The Telegraph en 2015, en la que llamaba a Simon "imbécil" e "idiota" por alejarse del grupo en la cima de su éxito tras el álbum Bridge Over Troubled Water, de 1970.
"Pensé en agitar las cosas y no ser tan blando con la imagen de Simon & Garfunkel", dice hoy. "Así que fui un poco picante, y fue una tontería. Herí sus sentimientos. Me dijo: 'No es tanto que fueras víctima de la prensa británica, es que pensé que querías hacerme daño'. Dijo eso; me di cuenta de que tenía razón. Quería hacerle daño. La verdad es que era competitivo y me eché a llorar. Hubo abrazos y lágrimas; fue una liberación emocional".
Sus frustraciones por la separación son ahora agua pasada, dice: "Ya es cosa del pasado". Y con Oasis subiendo la apuesta por las reuniones a gran escala, no descarta la posibilidad de que Simon & Garfunkel vuelvan a actuar. "Ya veremos. No sé si está de humor para trabajar conmigo. Yo estoy de humor para trabajar con él". Art Jr. sugiere una residencia en un estadio, "¿quizá en Inglaterra?". "Las Vegas", replica su padre. "Te mudás a Las Vegas y te quedás un tiempo. Ellos vienen a vos. Eliminás la parte viajera de cantar; es una fórmula mejor... No quiero estar de gira y hacer un espectáculo tras otro".
Garfunkel tiene experiencia en llevar la fama a su manera. En su historial ha hecho pausas periódicas para enfrentarse a la depresión, el dolor o los problemas vocales. Cuando Simon & Garfunkel se separaron, y antes de su regreso en 1979 con "Bright Eyes", pasó un tiempo en 1971 enseñando matemáticas en la Litchfield Preparatory School de Connecticut.
"Estaban todos esos chicos de secundaria cuyos padres los habían mandado a un colegio preparatorio", recuerda. "Me sentí mal por los chicos emocionalmente, porque sus padres no necesitaban estar con ellos, y me acerqué a ellos a nivel emocional... Les dije: 'Ya llegaremos a la fama. Haremos una ronda de preguntas y respuestas al final del semestre, pero mientras tanto, hagamos geometría'". ¿Fue extraño aterrizar tan bruscamente de nuevo en la vida normal? "Fue surrealista. Siempre he tenido que lidiar con la fama; es como una superposición a tu vida normal. Es difícil acostumbrarse".
Sin embargo, habla alegremente de sus años entre los más altos vuelos de la música de los sesenta. "Aprecio el tiempo que estuve con Paul McCartney en su oficina del Soho con Paul Simon y Carrie Fisher, su mujer por aquel entonces", dice. "Desafié a Paul McCartney y le dije: 'Paul, ¿siempre sos vos el que toca el piano en todas las canciones? Pareció ofenderse por el desafío. Se levantó, cruzó su despacho, se sentó al piano y aporreó 'Lady Madonna' con furia. Hizo toda la canción en un minuto y cinco".
A mediados de los setenta, después de los Grammy, se reunió con John Lennon, Yoko Ono y David Bowie en el edificio Dakota de Nueva York y estuvo a punto de ayudar a concretar un regreso de The Beatles. "John me dijo: 'Mi Paul me está llamando para que haga un disco con Allen Toussaint' (de Nueva Orleans). Quería saber: 'Vos trabajaste con tu compañero, Arthur. ¿Cómo es? ¿Debería hacerlo o no? Y pensé: '¿John Lennon me pide que le aconseje?'. Me sorprendió. Me sentí muy halagado".
Era la habilidad innata de Lennon, dice, para jugar con el ego de una persona. "Me trataba como al maestro. Le dije: 'John, si tenés recuerdos de haber hecho esa mezcla y han trabajado juntos musicalmente, quedate con la mezcla. Olvidate de la personalidad, olvidate de las peleas, dejate llevar por la música y dejá que tus oídos te guíen'. Al final no siguió mi consejo".
Actualmente, los oídos de Garfunkel lo guían, tímidamente, de vuelta a los escenarios. Acaba de llegar la noticia de que se agotaron las entradas para el primer concierto de Garfunkel & Garfunkel, en el Café Carlyle de Nueva York, y los dos discuten opciones para más residencias o giras, Art hijo ofreciéndose a llevar a su padre por el Reino Unido desde un centro de Londres. Gran Bretaña, dice Art padre, ha sido su segundo hogar desde que Simon & Garfunkel recorrieron los diminutos clubes folk del país a principios de los sesenta. "Paul y yo salíamos del East End de Londres, donde vivíamos en la pobreza, a lugares de toda Inglaterra. Recuerdo ir a Hull, a todas partes. Actuábamos en clubes de folk que eran pubs y sólo tenían capacidad para unas 100 personas, que se sentaban en el suelo, y volvíamos a casa encantados de haber ganado 30 libras esa noche".
Los éxitos clásicos de los sesenta de Simon & Garfunkel serán también la base de los conciertos de Garfunkel & Garfunkel, en lo que Art Jr. espera que se convierta en "un largo y elegante paso del testigo". Pero uno de los momentos culminantes de los conciertos será sin duda su conmovedora interpretación de "Father and Son" de Cat Stevens, en la que el tono suavemente canoso de Art padre envuelve protectoramente la claridad juvenil de su hijo.
"El mensaje que Cat y su hijo se transmitieron mutuamente es similar al nuestro", dice Art Jr.: "Que mi padre es mi mejor amigo, mi aliado, me da un apoyo emocional infinito, no me juzga y espera a ver cómo me desarrollo como hombre con sus consejos constructivos. Realmente sentí que resonábamos con esa canción".
El momento más conmovedor es la cariñosa confesión de Art padre: "Mirame, soy viejo pero feliz", lo más parecido a una declaración personal que ha hecho en muchos años. "Es un poco simplista", dice. "La vida es más compleja que eso, pero soy muy afortunado". Piensa, quizá, en su legado intemporal, sus numerosos premios Grammy, sus 36 años de matrimonio con la ex modelo Kathryn Cermak, su talentosa prole y su reconstruido vínculo con un viejo y querido amigo. "El destino", dice, "me ha repartido una mano muy afortunada”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.