En un último intento por lograr acceder al contenido del teléfono celular de Fernando Sabag Montiel, el acusado de intentar matar a la ex presidenta Cristina Kirchner, el dispositivo será peritado el 4 de febrero del año que viene por el Laboratorio de Análisis de Telecomunicaciones de la Dirección de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) del Ministerio Público Fiscal. Así lo informó el secretario de Laboratorios Forenses Ramiro Perroni en la causa 2998/2022, para que las partes notifiquen a la DATIP sobre la designación de sus respectivos peritos. Sería la tercera vez que la justicia busca recuperar los mensajes del imputado. Los especialistas de la DATIP y de Gendarmería advirtieron que el peritaje, solicitado por la fiscal federal Gabriela Baigún, podría dejar al celular inutilizable.
El teléfono que el hombre que intentó matar a Cristina llevaba consigo aquella noche, un Samsung modelo SM A50 5G con 64 GB (gigabytes), quedó dañado menos de 24 horas después del ataque, ocurrido el 1 de septiembre de 2022. Nunca se pudieron recuperar sus mensajes, por ejemplo, de WhatsApp y otros sistemas de mensajería.
La fecha fue fijada luego que el Tribunal Oral Federal (TOF) 6, que lleva adelante el juicio oral contra Sabag Montiel y otros dos acusados, ordenara reanudar el peritaje que había sido suspendido a pedido de los abogados querellantes de Cristina Kirchner. El procedimiento estaba previsto para agosto pasado pero los abogados de la ex presidenta habían pedido suspenderlo hasta tanto Israel conteste la solicitud sobre si cuenta con mejor tecnología para hacer el trabajo que la que hay en el país.
Tras una consulta de la fiscala Baigún a Cellebrite, que brinda el programa UFED que se utiliza para abrir teléfonos, esa empresa respondió que puede ocuparse del procedimiento y que Argentina cuenta con tecnología similar a la que posee Israel para abrir dispositivos celulares, cuando sus propietarios se niegan a aportar la contraseña, como sucedió en este caso con Sabag Montiel.
Celular enigmático
El teléfono de Sabag Montiel --que llegó al juzgado de Maria Eugenia Capuchetti a las 2.49 de la madrugada del 2 de septiembre-- tiene su propia historia en esta causa. La magistrada convocó en ese momento a dos efectivos de la Policía Federal de Cirbercrimen para que extrajeran la información del dispositivo en su despacho, pero los efectivos, que no eran especialistas, fallaron. Al conectar el teléfono, que estaba apagado, pedía un patrón de acceso que desconocían, y luego al enchufarlo al sistema UFED (Universal Forensic Device) les daba error. Sólo fue posible extraer datos de las tarjetas SIM y de memoria, como fotos de Sabag Montiel y Uliarte empuñando el arma.
El aparato quedó en el juzgado durante todo ese día, supuestamente en la caja fuerte según declaró personal del juzgado. Por la noche la jueza mandó el celular al laboratorio de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Allí aguardaba para hacer el peritaje la oficial principal Camila Dafne Seren y el subinspector Pablo Kaplan, del Departamento Técnico de Criminalística de la PSA, quienes dejaron constancia de que recibieron el sobre abierto, es decir, que se había roto la cadena de custodia. Los intentos previos habían producido que el celular quedara reseteado de fábrica.
El secretario Federico Clerc declaró que el Samsung había quedado guardado en el juzgado dentro de un sobre cerrado. Que al enterarse que la Policía de Seguridad Aeroportiaria (PSA) tenía mejor tecnología para bajar la información decidieron enviarlo a esa fuerza y que previamente le pidió a una empleada que extrajera el sobre, que lo abriera para constatar que estuviera el teléfono, verificara si estaba apagado. Habría dicho que lo volvieron a cerrar y se lo dieron a la agente Priscila Santillán, custodia del juzgado, que fue manejando hasta Ezeiza, donde está la sede de la PSA, dentro del Instituto de Formación de la Fuerza Aérea. En el camino dejó a un secretario en su casa y siguió sola. En la PSA, en rigor, esperaban a la jueza, pero se llevaron la sorpresa de recibir a la custodia que le entregó a Kaplan un sobre abierto y adentro el celular encendido.
Cuando tuvo que declarar, Santillán. relató que, en efecto, llevó el celular a la PSA en Ezeiza, dijo que el sobre estaba cerrado, que se lo dio al perito Pablo Kaplan, mientras le ofrecieron un café, dio a entender que el perito se apartó y de prontó lo oyó exclamar "¡el sobre está abierto!" Santillán firmó en ese momento el acta que daba cuenta de esa irregularidad y el teléfono prendido. Ahora estaba diciendo otra cosa. Su explicación fue que en ese momento estaba cansada, lo cual apuntaría a proteger a Capuchetti.
Por otro carril, la jueza Servini tiene a cargo la causa judicial para saber qué pasó con el celular, en la que CFK se constituyó también como querellante. Este expediente tramita con particular parsimonia. Hubo varias declaraciones suspendidas con el argumento de que le había tocado la causa contra los 33 detenidos por la movilización contra la Ley Bases. Santillán, Clerc y el ex ministro Juan Martín Mena ya declararon en este expediente. Luego del atentado, Mena viajó en el mismo auto donde la Policía Federal llevaba el teléfono al juzgado de Capuchetti en un sobre lacrado y dentro de otro llamado Faraday que bloquea señales. También aportó su testimonio Damián Neustadt, que era director de Inteligencia Criminal.