En el explosivo conflicto judicial entre la actriz Esmeralda Mitre, hija del fallecido director del diario La Nación, Bartolomé Mitre, y quienes actualmente manejan el matutino, la familia Saguier, habrá una dramática audiencia de conciliación este jueves 21. Los allegados a Esmeralda hicieron trascender que en la audiencia presentarán a un arrepentido quien revelará la forma en la que, supuestamente, se fraguó la documentación mediante la cual se transfirieron (falsamente) las acciones del diario a un insólito marqués de Mónaco, Federico Spinola, con residencia (cuando no) en Panamá. Con esa jugada -dicen Esmeralda y sus abogados- le quitaron parte de la propiedad del diario a Esmeralda, sus hermanos y a una tía, hermana de Bartolomé. Si no hay acuerdo, es posible que se ponga en marcha una causa judicial en Nueva York, el lugar donde se habría falseado la venta y se habrían falsificado las firmas. El conflicto incluye el canal La Nación+.

Cuando falleció Bartolomé, el 25 de marzo de 2020, se abrió una sucesión que pintaba millonaria, entre otras cosas porque incluía el centenario diario La Nación, fundado en su momento por el presidente Bartolomé Mitre. Sin embargo, se le informó a Esmeralda, hija de Bartolomé (nieto del fundador), que no había ninguna herencia, porque en su momento Bartolomé le había vendido las acciones al ignoto marqués Spinola, que tiene la particularidad de que nunca vivió en la Argentina. Eso ya hacía dudosa la transferencia. El producto de la venta, 50 millones de dólares, no apareció por ningún lado y supuestamente el dinero pasó de un banco de Islas Vírgenes a una entidad financiera del Peñón de Gibraltar, por supuesto ambos escenarios de paraísos fiscales. Según parece, en la operatoria intervino uno de los bancos suizos de mayor envergadura, la Unión de Bancos Suizos (UBS) pese a lo cual ni el dinero ni la documentación pudieron ser rastreados por los herederos de Barolomé. Ante ese panorama, Esmeralda armó un equipo de abogados encabezado por Daniel Llermanos y Gabriel Len.

De acuerdo a la historia que le explicaron a Esmeralda, Bartolomé tenía las acciones de La Nación en una sociedad de Nueva York, KMB S.A., cuyas siglas responden a Kinucha (hermana de Bartolomé), Mitre y Bartolomé. El marqués es el que se quedó con KMB S.A. Pero, a su vez, esa sociedad había sido propiedad de otros dos fideicomisos, BLM I New York Trust y BLM II New York Trust. Las siglas, obviamente, se corresponden a Bartolomé Luis Mitre.

En el largo contencioso entre Esmeralda y los Saguier, la Inspección General de Justicia (IGJ), en tiempos en que estaba liderada por Ricardo Nissen, no convalidó la venta del diario La Nación porque consideró que no existe documentación consistente de todos esos cambios de manos. El conflicto actual es por unos 64 millones de dólares. De un lado los Saguier, con Fernán Saguier como verdadero director del grupo, y su hermano Julio. Ambos son habitués del palacio de Tribunales y del edificio donde están los jueces federales, en la avenida Comodoro Py, y se los considera operadores de máximo nivel, tanto en la Corte Suprema como en las causas que tienen que ver con Cristina Kirchner. Del otro lado del contencioso está la actriz Esmeralda Mitre y parte de su familia, a quienes tratan de sacar de la cancha, incluso con tentativas de internarla por razones psiquiátricas. El canal de noticias C5N mostró en cámaras un video de los titulares de La Nación tras una reunión clandestina con los que fueron en su momento los abogados apoderados de Bartolomé Mitre, o sea que la actriz sostiene que se armó una trama a sus espaldas para despojarla de la herencia. Después de eso, le mandaron una carta documento imponiéndole un bozal mediático para que no continuara denunciando lo que ocurría. “Es insólito que un medio que dice estar a favor de la libertad de expresión pretenda hacerme callar. Muestran lo que son”, remató Esmeralda en aquel momento. Lo cierto es que la batalla desnuda el trasfondo oscuro de las sociedades ocultas, un supuesto marqués que compró medio diario y que nunca vino a la Argentina, cuentas en paraísos fiscales, un banco suizo y ahora aparecen firmas que habrían sido falsificadas.

La novedad de esta semana es que está convocada una multitudinaria audiencia de conciliación entre las partes. Los abogados de Esmeralda hicieron trascender que presentarán un arrepentido, que sería alguien que intervino -según afirma- en las falsas transacciones que se hicieron con las sociedades de Nueva York. En esa maniobra, se habrían falsificado las firmas de Bartolomé. Los abogados de Esmeralda, Llermanos y Len, acompañarían también un certificado de la Dirección Nacional de Migraciones que establece que Bartolomé Mitre no estaba fuera del país en el momento de las firmas de Nueva York.

A la audiencia de este jueves está citado todo el directorio del diario -25 personas entre accionistas y síndicos- y al tratarse de una convocatoria semejante se contrató el salón de un hotel para la conciliación. Nada será fácil. De todas maneras, en el entorno de Esmeralda aseguran que, de no haber acuerdo, se iniciará una causa judicial en Nueva York, siguiendo lo que pasó en su momento en el caso de la FIFA, conocido como el FIFAgate. En ese expediente, la justicia norteamericana aceptó la jurisdicción porque los cargos contra los sospechosos se basaban en lo que ellos llaman conspiraciones -algo parecido a una asociación ilícita-, es decir una trama armada en suelo estadounidense. La base sería una ley de 1977 -dicen los letrados- sobre fraudes y robos de identidad. Como también habría intervenido la sede de Nueva York del banco suizo, se instaría igualmente la acción contra la entidad financiera. El banco ya tiene antecedentes de haber sido investigado en diversos fraudes y ha pagado multas récord. En Estados Unidos pagó 1.435 millones de dólares por fraudes relacionados con productos; en Francia pagó una multa de 3.700 millones de euros por ayudar a evasión impositiva y en 2024 se lo investiga por cuentas de clientes rusos que, supuestamente cometieron ilícitos. 

 El centro de la escena ahora pasará al arrepentido que se presentará el jueves en el hotel. La identidad se mantiene en reserva. Según los abogados de Esmeralda Mitre, el individuo participó personalmente en la falsificación de las firmas y habrá que ver cuáles son las evidencias. Como es evidente, no se trata de un outsider, sino de alguien que está relacionado con las sociedades que se armaron y a través de las cuales se habría concretado la maniobra. Es evidente que si la cesión de acción se firmó un día y se prueba que ese día Bartolomé Mitre no estaba en Nueva York sino en la Argentina, habría una evidencia de máxima importancia. Más todavía si los hechos ocurrieron en jurisdicción norteamericana.