En su editorial, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, cuestionó el lanzamiento de la agrupación Las fuerzas del cielo, que se anunció como “el brazo armado” del Gobierno de Javier Milei. Por la 750, dijo que “se trata de aplastar, siempre aplastar” ya que “no les alcanza con los diarios mafiosos ni con el poder judicial podrido hasta el tuétano que tiene Argentina”.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Como quienes juegan con fuegos artificiales, y asumen cierto riesgo para los demás, de esa manera se lanzaron los Milei con la falange. Palabra monstruosa que simplemente explica la violencia de la época, brutalidad programada por una derecha que goza con el temor de los demás. Les gusta que les tengan miedo.

Los crímenes de la falange española, aquella fundada por el hijo de un dictador en las épocas en las que Ortega y Gasset publicaba La rebelión de las masas, fueron adoptados como la inspiración del fascismo de esa época. Todo aquello vuelve cuando la derecha no se pone límites.

Se trata de aplastar, siempre aplastar. No les alcanza con los diarios mafiosos ni con el poder judicial podrido hasta el tuétano que tiene Argentina. Necesitan caminar por la calle haciendo sentir el peso de sus pies y la mirada desquiciada de los fanáticos políticos.

Pero no es Milei. Esa locura, esa ferocidad, es la continuidad por las armas de las patotas encubiertas y asesinas que se manejan desde el poder. A veces con uniforme, pero otras con el folclore de la barra brava.

Todavía está prófugo el jefe de la patota de la calle Ascasubi, tras la muerte de un joven inocente que quedó en la línea de fuego de bandas narcotraficantes lideradas por un jefe de la patota de Clarín en la villa Zabaleta.

Hoy amenazan por televisión. Este tiempo aciago ha permitido a los hambreadores servir a un sistema violento que actúa a través de los fallos de la justicia, a través del accionar las calles, el atentado contra Cristina Fernández. Son todos los mismos. Esto es Revolución Federal con un nombre más político.

Son una película del futuro: dentro de unos años, en la perspectiva que da el tiempo, cuando vuelva el cine, la cultura y la vida, se documentarán estas hazañas, conjugadas en hambre y muerte siempre han sido una buena pareja en la historia del neoliberalismo.