El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, instó a la COP29 de Bakú a llegar a acuerdos para financiar la lucha contra la crisis climática y no dejar esa tarea para la cita de 2025.

"No podemos dejar para (la COP30 de) Belém la tarea de Bakú", dijo el mandatario durante la apertura de la segunda jornada de la cumbre del G20 en Río de Janeiro.

Belém, en el corazón de la Amazonía brasileña, será la "última chance de evitar una ruptura irreversible en el sistema climático", agregó.

El mandatario del mayor país de América Latina, que tiene el cuidado del medioambiente como una de sus banderas, propuso además a las naciones "desarrolladas" del G20 anticipar sus metas de neutralidad de emisiones de gases de efecto invernadero de 2050 para "2040 o hasta 2045".

La declaración de Lula tiene lugar un día después de que las veinte principales economías del mundo, que representan el 85% del PIB mundial y el 80% de las emisiones, suscribieran la declaración final de la cumbre del G20 de Río.

El texto tuvo pocos avances en materia climática y no supuso un incentivo para las negociaciones de Azerbaiyán, que en principio terminarán el viernes y están estancadas en torno a la financiación de la lucha contra la crisis ambiental y la transición de energías fósiles a limpias.

"Mientras estamos aquí, nuestros representantes están en Bakú negociando una nueva meta de financiamiento climático. No hay ambición que se sustente sin los medios de implementación", agregó Lula.

El jefe de Estado brasileño también consideró que "en la lucha por la supervivencia" no hay lugar para el "negacionismo" y la "desinformación".

Aunque Lula no mencionó al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, un escéptico del cambio climático, en la COP29 existe preocupación por la vuelta al poder del republicano en enero a la Casa Blanca. La comunidad internacional teme que Trump vuelva a sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre clima.