Miles de agricultores se manifestaron este martes frente al Parlamento británico y llenaron las calles de Londres para protestar contra el impuesto a la herencia que deberán pagar a partir de ahora en el Reino Unido. Unos 10 mil asistentes, según estimó la Policía Metropolitana de Londres, se congregaron para exigirle al primer ministro británico, Keir Starmer, que anule la decisión anunciada en el presupuesto estatal del 30 de octubre de cobrar un impuesto de sucesiones al 20 por ciento sobre los activos agrícolas valuados en más de un millón de libras (1,27 millones de dólares).

Los agricultores argumentan que la imposición de esa tasa a partir de abril de 2026 (de la que hasta ahora estaban exentos y que pasarán a pagar por debajo del 40 por ciento aplicado al resto de la población) dificultará la transmisión de granjas entre familias, poniendo en peligro al sector. Sin embargo el Ejecutivo laborista británico asegura que la medida solo afectará al año a unas 500 explotaciones (de más de 200 mil en el país), dado que, junto con otras desgravaciones existentes, el valor libre de impuestos podrá ascender en algunos casos a tres millones de libras (3,8 millones de dólares).

Entre los manifestantes se encontraba el célebre presentador televisivo Jeremy Clarkson, del programa de automovilismo "Top Gear". Clarkson tomó el micrófono para instar a la ministra británica de Economía, Rachel Reeves, a admitir que su propuesta sobre el impuesto a la herencia para los agricultores fue un error y un "mazazo" para el sector agrícola. También acudieron varias caras conocidas de la oposición, como la nueva líder del Partido Conservador, Kemi Badenoch, o los dirigentes del partido ultraderechista Reform UK, Nigel Farage, y Liberal Demócrata, Ed Davey.

"El impacto de esta política es inaceptable"

Presente en la movilización, la organización ecologista Greenpeace pidió al gobierno inversiones de seis mil millones de libras (7.600 millones de dólares) para ayudar a las explotaciones que respeten el medio ambiente, así como un impuesto especial a los "enormes beneficios" de los supermercados y las grandes explotaciones agrícolas. El aumento del impuesto de sucesiones es una de las iniciativas más cuestionadas del primer presupuesto de este gobierno, que aumentó la carga fiscal sobre todo a las empresas con el fin de recaudar unos 40 mil millones de libras (51 mil millones de dólares).

Junto con la protesta de este martes, el Sindicato Nacional de Agricultores (NFU) albergó en paralelo una reunión masiva, con 1.800 miembros y decenas de parlamentarios, donde exigieron al Ejecutivo laborista que dé marcha atrás con sus planes para el impuesto a la herencia y acusaron a la ministra Reeves de negarse a dialogar con ellos sobre los cambios. Los representantes del sector consideran que el impuesto de sucesiones supondrá el fin de las explotaciones familiares y beneficiará a las grandes corporaciones. 

"Sabemos lo que esto significa para nuestras familias, nuestros hijos y nuestro futuro. Conocemos la terrible presión a la que se ven sometidas las viejas generaciones de agricultores que lo han dado todo para alimentar a este país", dijo Tom Bradshaw, presidente de la asociación de agricultores National Farmers Union (NFU). "El impacto humano de esta política es sencillamente inaceptable. Es un error", agregó Bradshaw.

"Tenemos que llenar un agujero negro"

El gobierno laborista asegura que el impuesto a la herencia no afectará a las explotaciones más pequeñas y argumenta que sólo el 27 por ciento del total deberá pagar el nuevo gravamen. La NFU respondió que serán cerca de un 75 por ciento los negocios agrícolas afectados. "Primero dijeron que esta política protegería a la mayoría de las explotaciones. Cuando no pudieron mantener esa línea, dijeron que estaban protegiendo a las pequeñas explotaciones familiares. Y cuando eso se vino abajo, pasaron a sugerir que este desastre de política haría pagar a las explotaciones más valiosas. Esta no es una política construida sobre bases sólidas", remarcó Bradshaw.

Desde el G20 en Río de Janeiro el primer ministro británico, Keir Starmer, dijo que su gobierno estaba adoptando un "enfoque equilibrado" para financiar los servicios públicos y pidió a los agricultores que pensaran en el dinero necesario para las escuelas y los hospitales en las comunidades rurales. Cuando se le preguntó si estaba organizando una guerra de clases contra los más ricos, Starmer dijo a la cadena Sky: "No es en absoluto lo que estamos haciendo. Es un enfoque equilibrado. Tenemos que llenar un agujero negro que dejó el último gobierno".

El ministro de Agricultura y Medio Ambiente, Steve Reed, se expresó en el mismo sentido. "Todos nos sentimos traicionados por el estado en que los conservadores dejaron la economía. Un agujero negro de 22 mil millones de libras (28 mil millones de dólares) no es un problema pequeño, y arreglarlo es necesario si queremos estabilizar la economía y reconstruir nuestros servicios públicos", aseguró Reed a la BBC. Los laboristas consideran que el impuesto sobre las propiedades agrícolas sigue estando muy por debajo del que se aplica sobre el resto de las propiedades e insisten en que la mayoría de las explotaciones estarán exentas de pagarlo.