Elon Musk y Donald Trump siguen sumando experiencias y "aventuras" juntos. Este martes, el flamante presidente electo de los Estados Unidos acompañó a su amigo en el lanzamiento de SpaceX de su megacohete Starship, una nueva prueba del magnate en su intento de llegar a Marte. 

Se trató del segundo intento de la compañía para demostrar su gran capacidad técnica: utilizar unos brazos mecánicos, bautizados como "palillos", con los que puede atrapar en el descenso al propulsor del Starship desde su plataforma de lanzamiento, reafirmando su liderazgo en la reutilización de cohetes.

Tras haberlo designado como codirector del "Departamento de Eficiencia Gubernamental", la decisión de Trump de visitar los dominios de Musk es una nueva señal del creciente vínculo entre el dúo multimillonario, que ha suscitado suspicacias sobre posibles conflictos de intereses dados los lucrativos contratos de SpaceX con la NASA y el Pentágono.

El lanzamiento del martes marcó el cambio más rápido entre vuelos de prueba para el cohete más poderoso del mundo, un coloso de acero inoxidable de 121 metros de altura, fundamental para la ambición de Musk de colonizar Marte y hacer de la humanidad una especie multiplanetaria.

Cómo fue el procedimiento

El cohete pudo regresar del despegue, al crear explosiones sónicas a medida que se acercó a la torre de lanzamiento. La parte superior que se desprende del propulsor del Starship realizará una órbita parcial alrededor de la Tierra, volvió a entrar en la atmósfera y aterrizó en el Océano Índico poco más de una hora después, pero esta vez a la luz del día, lo que proporcionará imágenes más claras para el análisis.

Los hitos clave incluyen volver a encender los motores Raptor de Starship por primera vez en el espacio y probar nuevos materiales de protección térmica.

Con el doble de empuje que los cohetes Saturno V que impulsaron las misiones Apolo, Starship es el cohete más poderoso que existe. Musk ya adelantó que su sucesor, Starship V3, será "tres veces más potente" y podría emprender el vuelo en un año.

Musk también despega

El vuelo se produce en un momento en el que Musk celebra la victoria electoral de Trump el 5 de noviembre, tras haber hecho una extensa campaña para el retorno del líder republicano, además de haber donado sumas estrepitosas de su propia fortuna a la causa.

Su lealtad dio frutos. Musk fue elegido para codirigir un nuevo "Departamento de Eficiencia Gubernamental" (DOGE, por sus siglas en inglés), un descarado guiño a la criptomoneda dogecoin que a Musk le encanta promover.

Eso, a su vez, ha generado preocupaciones de que Musk pueda participar en "self dealing" (transacciones en beneficio propio), y cruzar la línea entre ser un miembro del gobierno y un titán corporativo.

Los críticos temen que pueda influir en las decisiones regulatorias para beneficiar a sus seis empresas, incluida SpaceX y su destacado programa Starship.

SpaceX no ha evitado hacer frente a los obstáculos regulatorios percibidos. Antes del quinto vuelo, la empresa criticó duramente el proceso de concesión de licencias, culpando de los retrasos a cuestiones "frívolas" como una revisión ambiental.