El Presidente Javier Milei junto al ministro de Economía, Luis Caputo, mantuvieron este martes un encuentro con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, en el marco de la Cumbre del G20 que se está desarrollando en Río de Janeiro, Brasil. En la misma tónica que las últimas reuniones entre funcionarios y directivos del organismo, sobra la buena onda, los abrazos y los pulgares arriba pero en cambio faltan definiciones sobre el futuro del acuerdo de crédito, indispensable para saber la sostenibilidad de la deuda externa el año que viene.
"Tuve otra reunión productiva con el presidente @JMilei de Argentina. Hicimos un balance de los impresionantes progresos realizados en la estabilización de la economía y en su mayor orientación hacia el mercado", dijo Kristalina Georgieva en un la red social X luego del mitin. Además, afirmó que desde el organismo "estamos dispuestos a apoyar a la Argentina y a su pueblo en la construcción de estos logros".
Milei estuvo acompañado por la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei; el ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein; el secretario de Finanzas, Pablo Quirno; y el titular del Palacio de Hacienda, Luis Caputo, quien visitó semanas atrás Washington para seducir inversores y continuar las charlas con el FMI. "Gracias Kristalina por tu apoyo y el de todo tu equipo", posteó Caputo en sus redes sociales. La reunión incluyó un abrazo y fotos con pulgares arriba, el clásico gesto libertario.
Este encuentro de Río de Janeiro es el primero desde que Donald Trump ganó las elecciones presidenciales norteamericanas. El dato no es menor, puesto que el gobierno argentino confía en la muñeca del magnate para torcer voluntades dentro el FMI así que lograr que el país reciba dinero fresco, además del indispensable para afrontar los vencimientos de capital que se originaron con el megacrédito de 2018.
Además, se empieza a acercar el tiempo de definición, ya que a fin de año la Argentina termina el programa con el FMI que inició Mauricio Macri y renegoció Alberto Fernández. Se descarta que habrá un nuevo acuerdo, porque de otro modo la deuda que tomó Cambiemos sería totalmente impagable. Sin embargo, hay una fuerte duda en torno a si dicho acuerdo incluiría o no fondos frescos, o sea nuevo financiamiento neto para el país, que podría potenciar el plan económico libertario.
El Gobierno tiene a favor la obvia sintonía política pero además el hecho de que cumplió con prácticamente todas las metas que puso el Fondo para este año. Sin embargo, hay un par de puntos muy delicados porque son de alto impacto político. El FMI no ve para nada con buenos ojos la fuerte apreciación del peso, que el año que viene, recuperación económica mediante, puede desatar en cualquier momento un fogonazo en el mercado cambiario que desestabilice la actual calma financiera.
Al FMI no le gusta la idea de usar los dólares del crédito para inyectar liquidez al mercado cambiario y sostener el dólar barato. Sin embargo, para el Gobierno liberar las restricciones cambiarias y aceptar cierta devaluación de la moneda involucra un fuerte riesgo político.