El Gobierno Nacional suspendió la negociación por el Presupuesto 2025 y se prepara para una prórroga que le dará discrecionalidad absoluta en el manejo de los fondos. La Libertad Avanza blanqueó su deseo originario --ese que dejaba trascender desde un principio, cuando se reunía con la oposición y les decía que no había plata para nada-- con un anuncio de último momento: la suspensión de la reunión de comisión de Presupuesto que, el martes, iba a dictaminar el plan de gastos del gobierno libertario. Era el último día para dictaminar, por lo que el anuncio de José Luis Espert funcionó como una confirmación de lo que todos y todas en la oposición venían advirtiendo: el gobierno no quiere aprobar el Presupuesto. La pelota, ahora, quedará en la cancha de los gobernadores. El gobierno ya les anticipó que no negociará un peso más y les advierte que, si desean que incluya el proyecto en las sesiones extraordinarias, deberán estar dispuestos a aceptarlo así como está. 

"Con déficit cero todo, sin déficit cero nada", clamó, como si fuera un rezo, José Luis Espert en el salón de Pasos Perdidos del Congreso. El presidente de la comisión de Presupuesto había convocado a una conferencia de prensa con toda la pompa: cámaras, atril y filas de sillas repletas de diputados oficialistas que habían asistido a la conferencia porque no tenían información sobre lo que, minutos antes, Espert había dado a conocer a través de un mal institucional. Es decir: que se suspendía la reunión de comisión de las 15 en la que el oficialismo pretendía dictaminar el Presupuesto 2025. La noticia, que había sido trabajada por la mañana en Casa Rosada entre Espert, Martín Menem y Santiago Caputo, sorprendió a todos. A propios y ajenos. 

"Tras dos meses de intenso trabajo en la Comisión de Presupuesto, hemos recibido a siete funcionarios del Poder Ejecutivo de distintas áreas con más de 30 horas de reuniones de trabajo. Sin embargo, todavía no hemos llegado a un punto en común que permita garantizar el déficit cero", cuestionó Espert que, sin embargo, atinó a abrir una rendija sobre el final. Una última zanahoria para los gobernadores que quisieran cerrar, sin conflicto, el Presupuesto que el Gobierno estaba dispuesto a aprobar. "La voluntad de esta administración es seguir trabajando para lograr consensos necesarios y tener Presupuesto 2025. Si en las próximas semanas hubiera avances en ese sentido, el Poder Ejecutivo va a dar la posibilidad de convocar a extraordinarias para su tratamiento", deslizó el diputado, que no aceptó preguntas de la prensa. 

El Gobierno había dado un ultimátum. Si los gobernadores continuaban presionando con incluir modificaciones en el dictamen, el Gobierno Nacional optaría por prorrogar el presupuesto vigente, que es de 2023 y tiene todas las partidas desactualizadas. Los tiempos parlamentarios juegan a su favor, ya que el miércoles cierra el plazo límite para dictaminar proyectos en período ordinario. El miércoles se trata Ficha Limpia en el recinto y Espert no tiene ningún interés en convocar a la Comisión de Presupuesto. Por lo que la única forma que tienen los gobernadores de que se apruebe el Presupuesto es que Javier Milei convoque a sesiones extraordinarias y amplíe el tiempo para dictaminar. Pero para eso hay que convencer a Milei.

"Habrá sesiones extraordinarias si hay consenso", deslizaban desde Casa Rosada. Un mensaje que, en las filas de los gobernadores y los diputados que le responden, fue percibido como una amenaza: o soltaban los reclamos o se quedaban si Presupuesto.

La guerra con los gobernadores (que no quieren guerra)

Las alarmas sonaron el jueves pasado, cuando los gobernadores salieron del Consejo Federal de Inversiones (CFI) con un pliego de demandas al gobierno libertario. Venían de colaborar con Milei para desactivar la sesión opositora que iba a rechazar el DNU 846 de canje de deuda y no habían recibido, a cambio, más que promesas. La mayoría negociaba por separado: cada uno tenía un interés particular --el pago de una caja previsional, alguna habilitación para tomar deuda, un compromiso de acuerdo electoral, la garantía de la presencia de las fuerzas de seguridad federales en el territorio-- y trabajaba para garantizárselo a la par del debate de Presupuesto. Pero había cinco demandas comunes que los gobernadores decidieron elevarle al Gobierno a cambio de su respaldo al Presupuesto.

Los negociadores en el Congreso --es decir, los diputados-- no esperaban conseguir los cinco puntos, pero calculaban que al menos uno o dos podrían lograr colar en el texto final del Presupuesto. Con ese objetivo en mente, los gobernadores habían mandado a jugar con fuerza: estaban dispuestos a no acompañar, el martes, el dictamen del Gobierno, sino a presentar dictámenes propios. 

Durante el fin de semana, el oficialismo no pudo --no quiso, no supo-- acordar con los gobernadores. No hubo casi conversaciones y, cuando llegó el día de dictaminar, se dio de frente con la realidad de que, como estaban las cosas, se arriesgaban a firmar un dictamen con pocas adhesiones que, incluso, podía quedar por detrás del dictamen que Unión por la Patria estaba redactando. Por lo que optaron por suspender la reunión de comisión y forzar los tiempos parlamentarios para torcer la voluntad de los aliados y los gobernadores. 

El enojo de los aliados

"Ellos no quieren que haya Presupuesto. Y parece que vale más una foto con Trump que se sancione el Presupuesto", ironizó una diputada que responde a los intereses de un gobernador norteño. Tanto para ella como para sus pares de Innovación Federal --que reúne a diputados de Misiones, Salta y Río Negro-- el Gobierno no estaba abriendo ninguna puerta para negociar, sino que estaba anunciando que no aprobaría ningún proyecto. "Se viene la prórroga del Presupuesto 2023. Les conviene más negociar uno a uno con los gobernadores por fuera del Presupuesto", admitió un peso pesado del PRO.

La pelota, insisten en el oficialismo, está en la cancha de los gobernadores. Los acusan a ellos de haber empantanado el debate al hacer reclamos que ponían en juego el "déficit cero", a pesar de que varias de las propuestas de los bloques arrastraban una justificación sobre dónde ir a buscar los fondos. "Dicen 'equilibrio fiscal' pero lo que quieren decir es que no quieren que les toquemos las partidas que ellos hicieron", mascullaba un dirigente radical.

Los gobernadores aún no definieron un plan de acción. Los radicales y pichettistas de Encuentro Federal están a la espera de que les habiliten la herramienta que les queda: el rechazo del DNU 846 el próximo jueves. Dependerá de si los gobernadores quieren redoblar la apuesta. En Unión por la Patria esperan con ansias que el malestar por el Presupuesto les permita ir de nuevo al recinto a voltear el DNU. Pero no son muy optimistas: "No les creo a los enojados. Acá los que chillan son los primeros que arreglan", zanjó un importante dirigente peronista.