Más de 2.700 trabajadores del subterráneo porteño se encuentran en "vigilancia médica" y deben someterse periódicamente a estudios para determinar si han sufrido enfermedades pulmonares producto de la exposición al asbesto, un material cancerígeno presente en vagones y material rodante desde hace años, pero reconocido oficialmente en 2018. La semana pasada, tras la muerte de un empleado del área de taller, los Metrodelegados anunciaron un paro escalonado en las seis líneas y el premetro que se llevaba a cabo este miércoles.

En declaraciones a la 750, el secretario general de la Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y Premetro, Roberto Pianelli, explicó los principales reclamos del sector y detalló la grave situación que enfrentan los trabajadores por la exposición al material cancerígeno y cuestionó la lentitud en el proceso de desasbestización, anunciado por el gobierno porteño en 2018.

Pianelli que el principal reclamo gira en torno a la seguridad sanitaria en el trabajo, ya que afirman que hay toneladas de asbesto en las líneas que no se están retirando y que están enfermando a los trabajadores.

La medida de fuerza de este miércoles fue anunciada tras la muerte de Jorge Navarro, quien trabajaba en el Taller Constitución y padecía cáncer de pulmón producto de la exposición a este mineral cancerígeno.

El subte de Buenos Aires es el primero de habla hispana. Es muy viejo y enfrenta problemas que exigen una modernización urgente. Imaginate que fue el octavo subte en el mundo”, exigió Pianelli, quien además advirtió que "en los países serios, cada años se realizan actualizaciones estructurales importantes y se renueva la flota". "Ningún país central tiene una flota con más de 20 años, pero la línea B tiene 70 años", señaló. 

Pianelli además dijo que “la contaminación por asbesto es un problema muy grave" y recordó que los Metrodelegados denuncian la presencia del material cancerígeno hace siete años, aunque según afirmó "el proceso de desasbestización va más lento de lo esperado". 

Según describió el líder de Metrodelegados, en estos años se han retirado 200 toneladas de asbesto, pero señaló que “queda toda la flota de la línea B, parte de la línea C y varias instalaciones fijas”, es decir, aquellas que “no ve la gente”. De acuerdo con lo informado por la Ciudad, en las flotas de las líneas A, D y H no se ha detectado presencia.

Pero el resto, según Pinaelli “sigue contaminado". "Es un proceso muy largo y complicado. Primero, porque hay una empresa dueña y contratos de por medio con la concesionaria. Y segundo, porque la Ciudad de Buenos Aires está atrasada en lo que debería hacer”, señaló.

Además, planteó que aquellos trabajadores que no se encuentren bajo vigilancia médica sean incorporados al protocolo para que puedan someterse a los estudios correspondiente. "(Pedimos) que esos estudios continúen una vez terminado el período laboral", sostuvo al afirmar que "las aseguradoras de riesgos del trabajo se desentienden y la Ciudad había prometido crear un hospital para seguir en vigilancia".

Pero, ¿en qué consiste esta vigilancia médica? El sindicalista explicó que de los 3.600 empleados del subte, 2.700 están bajo vigilancia médica, es decir, que cada dos años deben realizarse estudios para detectar patologías relacionadas con el asbesto. “Sus efectos pueden tardar de 3 a 20 años en manifestarse. Actualmente, tenemos 107 trabajadores con patologías causadas por el asbesto, y 8 de ellos tienen cáncer. De esos casos, ya fallecieron 4 compañeros, incluido Navarro”, finalizó.