El mediodía es tibio y agradable en calle San Luis, entre puestos callejeros. Las camisetas de fútbol parecen más lindas bajo el sol, que también hace refulgir cadenas y anillos. “¿Todo bien?”, pregunta el cronista a un expectante vendedor, de casi seguro origen africano. “Enorme, ¿vos?”, responde con voz ronca. Los transeúntes miran sin comprar, casi resignados. Los vendedores esperan sentados, a la sombra. Alguien habla por celular a los gritos. Y la caminata por la popular San Luis desembocará en el popular “Negro” Fontanarrosa.
Dibujante y escritor, bien rosarino y urbano, pero con un profundo y admirable conocimiento de la vida campestre. Justamente, apenas se ingresa al Cultural Fontanarrosa están Inodoro Pereyra y su perro Mendieta. “Encontrarse es Cultura, Mendieta”, dice el gaucho, pintado en la pared. Un poco más allá, algunas mesitas y sillas buscan emular la mística del bar El Cairo.
Poco después, empieza la conferencia de prensa previa al Festival Fontanarrosa, que tendrá lugar entre el viernes 22 y el martes 26 de noviembre. Habla el intendente Pablo Javkin: “Es un festival donde van a participar muchos artistas, será un gran homenaje. El sábado, en El Círculo, a veinte años de que estuvo el Negro en el Congreso de la Lengua, va a estar la charla con Serrat. Serrat quiso hacerlo ahí. Las entradas se agotaron muy rápido, pero también se va a transmitir en vivo en la explanada del Fontanarrosa y en el canal de Santa Fe”.
“Habrá actividades artísticas el viernes, sábado y domingo, coordinadas por Juan Nemirovsky. El día martes, en el cumpleaños del Negro, Horacio Vargas presentará un libro en El Cairo. Y desde el día 22 hasta el 26, más de 35 bares y restaurantes de la ciudad tendrán un menú Fontanarrosa. Nosotros tenemos el sueño de tener un museo Fontanarrosa en la ciudad, y quizá este festival sea el impulso”, agrega Javkin.
Primavera rosarina. “Primavera Negra”, se podría decir, como el título de un notable libro de Henry Miller. Cumple 80 años el entrañable Roberto Fontanarrosa. Con F de Festival y de Fútbol. El que, según dijo, no aspiraba al Nobel de Literatura, sino a que se caguen bien de risa con sus libros. El que hizo atajar y revolcarse al mismísimo “Pichón de Cristo”. El que hizo caer una vaca desde el cielo, en altamar. El que enseñó que se puede inflar una bicicleta con un bandoneón.