La salida del EP de Mecha podría ser la noticia de otro freestyler exitoso aventurándose a la música. Sin embargo, el tono intimista de las canciones de Check In es una invitación a detenerse y pensar que el rapero cordobés atraviesa por una etapa de transformación. Un proceso que elige contar desde sus posiciones espacio temporales. "Hoy mi viaje no es tanto del freestyle a la música, es más del rol de competidor al rol de activista en base a los valores de la cultura hip hop", sorprende.
"Para no morir en la de ser solamente un freestyler más que se pasó a la música, tengo que acompañar todo eso con transformarme en un MC. Aprender a moverme arriba del escenario, a organizar un evento, a hostear, a ser DJ, a cantar, a bailar. No quiero simplemente decir: 'Ahora no puteo gente, sólo recito letras que escribí en mi casa'."
Por eso, el cordobés que se hizo famoso por la audacia de sus acotes y su competitividad brutal dentro del freestyle -lo que le valió títulos como la Red Bull Batalla nacional de 2022-, ahora no sólo se entusiasma con la presentación en el Buenos Aires Trap de diciembre o con los torneos que persisten en su agenda. También se ocupa de agitar la cultura en su provincia y de comandar eventos como la competencia de breakdance Picala Pisteando. "Nuestra idea es ser el mainstream de las batallas de baile, en la Argentina todavía nadie invirtió en eso y es un universo súper explotable, lo veo con la misma proyección que veía en el freestyle cuando empecé", confiesa.
Check In salió este agosto, fue producido por Valent y cuenta con colaboraciones de Jere Profeta y MKS. En ese recorrido de poco más de 17 minutos se revelan influencias como las del r&b, el pop, el boombap o el trap, presentadas con sonidos suaves y esponjosos como una nube de fantasía. "Es difícil hacer un EP que contenga tantos géneros sin perder la esencia y que no parezcan seis temas apilados bajo un nombre -comenta-. Si hay algo que admiro de artistas como Tiago PZK es que conceptualizan muy bien el cambio de géneros dentro de un mismo EP."
Las letras siguen un hilo conductor, con el tono de un diario íntimo donde el artista vuelca reflexiones y sentimientos sobre el lugar al que llegó, y hacia dónde quiere ir. "Esta es mi presentación, es como el último beso en la primera cita: no cierra una relación, abre un futuro incierto", explica el MC de 23 años.
"En Check In aprovechamos la excusa de los viajes y pasamos por todos los géneros que me acompañaron mucho viajando. Hay algo más rapeado, algo más cantado, algo más actual, hay algo más plug, algo medio boombapero. Hay una búsqueda de versatilidad, era mi primera jugada en el mainstream y me gusta que la gente se lleve una impresión versátil de mí. Quiero ser un artista y fin, poder hacer un tema con La Mona y otro con Ciro y los Persas al mismo tiempo."
- El EP se llama Check In. ¿Adónde llegaste? ¿O adónde te estás yendo?
- Para mí el disco es como mi check-in en la música, darle mis datos a la industria musical y decir: "Hola, estoy acá, hago todos estos géneros". A su vez, lo que narra el EP en cuanto a letra y búsqueda musical son cosas que fui desarrollando este último año viajando, estando mucho tiempo fuera de mi casa. Tomé la decisión de cambiarme de la FMS argentina a la de España el mismo año que me mudé solo a Buenos Aires, entonces tuve un proceso de despersonalización de mi hogar, me sentía todo el tiempo medio en el aire o como sin identidad. Estaba en una casa nueva y al mismo tiempo no estaba nunca, y cuando volvía no sabía vivir sólo, por ende mi casa era siempre un quilombo. No me sentía en casa en ningún lado. Durante esa búsqueda de aprender a vivir descargué muchas tensiones escribiendo, parte de lo que aprendí lo plasmé en el EP. Ahora que ya me siento cómodo viviendo solo y viajando, encontré más mi rutina y mi forma de ser.
- Las canciones coinciden en un registro íntimo en contenido e interpretación, algo distinto a lo que solés proponer como freestyler. ¿Eso fue intencional?
- Quizá sí. Hay una búsqueda mía particular desde hace un montón de años, de despersonalizar un poco al famoso. No me gusta que me digan famoso, influencer y cosas así. Yo soy un ser humano muy regular, no tengo una vida alocada como la gente idealiza, y en mi música también trato de no vender ninguna que no sea. De repente tengo destellos que me hacen secuenciar y decir: "Guau, hermano, me siento un showkilla, estoy yendo un montón de eventos, vendiendo un montón de entradas, rapeo para 20 mil personas". Pero después vuelvo a mi casa y soy una persona normal. Los platos sucios me dan paja, cortar el pollo para guardar en el freezer también.
- ¿Tu competitividad como freestyler se transporta a la música de alguna forma?
- Tenés que ser un poco competitivo en todos los aspectos de tu vida, así seas rapero o labures en un kiosco. Creo que a nivel musical compito un poco pero contra mí, en el sentido de decir: "Éste es mi tema favorito", e ir al estudio y grabar otro. Y decir: "No, ahora es éste". Y un poco también competir contra la industria, contra lo que te dicen de arriba en un sello, contra el público que te dice que no le gusta el Auto-Tune. Hay que aprender a no perder contra el público que te exige algo, ver cuánto le das y cuánto no, es como un tira y afloje. Competir conmigo me hizo dejar de querer ganarle al resto, siento que ya no tengo nada que demostrarle a nadie a nivel competitivo.
- ¿Eso es por lo que ganaste?
- Puede ser como un síndrome amotivacional, una vez que gané la Red Bull medio que me pregunté para qué seguir compitiendo. Entonces trasladé la competitividad hacia la música, y todos los días trato de entrenar para mejorar mis letras, mis flows, escuchar un montón de música para ver las tendencias, qué se viene, ver qué puedo hacer que esté medianamente cerca y que me guste. Hay que negociar con uno mismo también.
Por momentos, el entusiasmo por las melodías parece eclipsar el dato de que Mecha no se apartó de las competencias de freestyle. De hecho, todavía se conserva dentro de la crema del panorama. Salió tercero en la última Red Bull Batalla internacional, lo que le aseguró un lugar en la edición de este año, a realizarse el 30 de noviembre en Madrid. Además, firmó su regreso a la FMS local después de haber disputado una temporada en la liga española: ya se cruzó con Nasir Catriel, con Barto, con Teorema y con Facu HDR. Ganó todas y es el líder solitario de la Liga, con 12 puntos (seguido por Larrix, con 9).
Así como su perfil artístico, para el rapero el freestyle también atraviesa por un proceso transitivo. "Hoy el freestyle está mutando, creo que no está definido como lo estuvo en 2015 o en 2005", observa. "El arte es tan subjetivo que agarra estos baches de aire, como los aviones cuando entran en turbulencia. Hasta que se vuelven a estabilizar, todos tenemos que sobrevivir al miedo sin tirarnos del avión y abrir el paracaídas."
"Hay camadas nuevas que están queriendo imponer estilos, mientras el público vieja escuela está en la misma de decir que los raperos de antes eran mejores, sin terminar de prestar el oído a lo nuevo. Estamos como en una escala, esperando que los vieja escuela terminen de desaparecer y que las nuevas escuelas llamen un poco más la atención", dice.
- ¿No fue víctima el freestyle de una cierta estandarización?
- Hasta cierto punto, sí. Pero, ¿qué es la estandarización? Es la funcionalidad: gana este porque está haciendo esto, bueno, vamos todos a hacer lo mismo para poder ganar, porque el sistema te impone ganar. Si no ganás, descendés; y si descendés, no tenés más laburo, a la mierda. Yo me hice conocido en la cultura como competidor activo en un circuito de batallas en las que para escalar en el rango hay que ganar y ganar, y mantener cierto nivel. Fui parte del estándar en el que todos rapeábamos igual, y yo era quizás el que mejor rapeaba igual.
- ¿En qué consistió ese cambio?
- El metriquero tuvo que aprender a punchlinear en la cuarta barra para que le puntúen, o a responder para sumar el puntito de respuesta. Hoy está pasando lo mismo, pero al revés: antes la gente pedía a un Chuty o un Aczino, ahora te piden a un Zasko o un Teorema. Va a llegar el momento en el que todos los nuevos rapeen como Zaskos y Teoremas, hasta que aburra y digan: "Quiero alguno que grite, se agarre la pierna y putee". Yo banco la búsqueda, a mí también me aburría un poco el freestyle vieja escuela que consumí y practiqué tantos años. Hoy me divierte más buscar una palabra que rime similar y me divierta en la construcción, como rimar "torpedo" con "párpado", antes que rimar "casa" con "taza", con "amenaza" y "mostaza".