Al mediodía le habló de forjar una alianza de naciones libres, unidas contra la tiranía y la miseria. A la tarde, ya había ocupado su agenda. Quizá porque a él le gusta la ópera que escucha hasta altas horas en la quinta de Olivos, el presidente Javier Milei no acompañó a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, al Teatro Coliseo, donde la esperaban con una gala de ballet para homenajearla.

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