Todo derecho conquistado tiene una historia. Por lo general, una trama no exenta de amarguras, proscripciones, estigmatizaciones y hasta el derramamiento de sangre de quienes luchan por cambiar el statu quo de cada época. Ninguna revolución se logra solo a través del diálogo. Las mujeres ocupan, en esa instancia, el más elocuente protagonismo de un proceso por la igualdad de género iniciado en tiempos inmemoriales y que aún tiene cuentas pendientes. En la Argentina, hubo muchas mujeres que se sublevaron a lo instituido en busca de derechos que durante décadas fueron patrimonio exclusivo de los hombres. El voto femenino, promulgado el 23 de septiembre de 1947, fue una de las grandes conquistas del siglo XX. A 70 años de la consagración de la legislación que igualó en términos electorales a hombres y mujeres, y a días de haberse aprobado la Ley de Paridad de Género en las listas, Canal Encuentro estrenará hoy a las 21 Sufragistas. Pioneras del voto femenino, un especial que recorre la lucha de aquella conquista.
La emancipación femenina es un trabajo en progreso. Recorrer su pasado siempre sirve para constatar su complejidad. Ese es el objetivo de Sufragistas, un especial que tiene la virtud de combinar hechos, discursos y contextos a través de material de archivo, testimonios de especialistas y segmentos de ficción que quiebran la narración clásica que suele acompañar a este tipo de programas. Muriel Santa Ana, bajo la dirección de Rubén Szuchmacher, es la encargada de ponerse en la piel de cuatro de aquellas mujeres que, entre tantas otras, marcaron un camino de lucha, tenacidad y perseverancia. Julieta Lanteri (1873-1932), Carolina Muzzilli (1889-1917), Salvadora Medina Onrubia (1894-1972) y Alfonsina Storni (1891-1938) son interpretadas por la actriz en “cuadros vivos” con textos que ellas plasmaron en escritos, cartas, obras literarias y teatrales.
“Los setenta años de la sanción y promulgación del voto femenino, en un contexto en el que la sociedad argentina parece estar empezando a ocuparse con diversas iniciativas sobre la necesidad de que se exprese en la práctica social la igualdad de género, le imprimió al aniversario una magnitud mayúscula. Es interesante que Encuentro le dedique un ciclo a la obtención de aquel derecho a través de la ideas de cuatro mujeres pioneras de la lucha femenina”, subraya Santa Ana a PáginaI12.
Entre los análisis de María Luisa Femenías, Valeria Pita, Lucía De Leone, Paula Lucía Aguilar y Tania Diz, Sufragistas intercala escenas perfomáticas que –bajo la forma de “estampas”– hacen que Lanteri, Muzzilli, Medina Onrubia y Storni “irrumpan” en la actualidad argentina en la composición de Santa Ana. “La idea fue recrear a estas mujeres, con sus formas y estéticas, recorriendo la Avenida de Mayo en los tiempos actuales, expresando sus consignas. Es un juego temporal para mostrar lo moderno de su pensamiento, pero también para constatar lo mucho que todavía nos falta recorrer a las mujeres para tener las mismas oportunidades que los hombres”, detalla la actriz.
–¿Por qué eligieron la Avenida de Mayo para la puesta performática?
–Porque es la calle por la que cruzaba la movida política y cultural de entonces y de ahora, además de ser el cordón que une a la Casa Rosada con el Congreso Nacional. De una manera metafórica, o poética, estas mujeres pateaban la Avenida de Mayo peleando no sólo para que hubiera leyes que nos protegieran, sino básicamente para que nos reconocieran como seres humanos. Hasta mediados del siglo pasado, las mujeres tenían menos derechos que los niños: no podían administrar su fortuna, si una mujer heredaba de su padre eso iba a parar a manos de su marido, lo mismo que el fruto de su trabajo... La de las mujeres argentinas es una historia plagada de despojos.
–¿Cuál fue la reacción de la gente cuando se topaba con la imagen y las consignas de estas mujeres de otro tiempo?
–Nos pasó algo muy interesante. El día que grabamos a la Lanteri, por ejemplo, hicimos una performática con afiches y boletas del “Partido Feminista Nacional”. Fue impresionante ver cómo la mayoría de las mujeres me decían que no era importante el sexo de quienes estuvieran en el Congreso, sino que lo que importaba era que haya “buenas ideas”. Y cuando les preguntaba si no les parecía importante que las ideas y necesidades de las mujeres estuvieran representadas por las mismas mujeres, me respondían que no. Incluso, hubo varias que directamente se enojaron y me devolvían el volante. El principio de igualdad no es un lugar al que hay que llegar, sino que hay que partir de esa idea. Nuestra vida debe configurarse a partir de eso. Deberíamos avanzar todos juntos desde la igualdad para transformar nuestra realidad.
–¿Cree que la sociedad avanza aceleradamente hacia esa igualdad como punto de partida para revertir la discriminación que sufren las mujeres en cualquier ámbito?
–Hay muchos logros. El más visible, es que hoy la igualdad de oportunidades para hombre y mujeres está en la agenda. Estas “locas” de Ni Una Menos han puesto el tema en la agenda del poder desde hace algunos años. No es suficiente, pero es un paso importante. Hoy uno percibe que circula mucho material, información, análisis y reivindicaciones que hasta hace algunos años sólo llegaban a quienes estaban involucrados con la problemática. La sociedad hoy tiene mayores herramientas. Y las nuevas generaciones poseen una matriz cultural muy diferente a la de quienes conformaron la sociedad patriarcal de ayer y hoy. Cuando veo la violencia machista, siempre se me viene ala cabeza la misma pregunta: ¿en qué momento alguien se transformó en un ser tan miserable y dejaste de ser humano? Todavía hay mucho por aprender.
–¿Incluso para las mujeres?
–Gracias a este documental me instruí sobre la historia de despojos a la que fuimos sometidas. Algo que me averguenza y me duele es saberme de memoria textos y detalles de la vida Jorge Luis Borges, y haberme enterado recién a los 49 años que Alfonsina Storni fue madre soltera, que parió en el subsuelo del hospital Ramos Mejía, porque era el lugar en el que parían las madres solteras y donde se consideraban a sus hijos “bastardos”. El movimiento Ni Una Menos puso en el mapa un montón ideas que estaban en mí, pero anestesiadas, dormidas. El feminismo, o la reivindicación de los derechos de las mujeres, es hoy un movimiento social que le pertenece a todo el pueblo argentino.