Primero fue una idea urgente, una manera de ponerse en acción con lo que tenían a mano. La Argentina tenía en Milagro Sala a la primera presa política del gobierno de Mauricio Macri. Las fotógrafas María José Malvares y Gimena Tur decidieron entonces que si a Milagro se la quería borrada, silenciada, había que hacerla presente. Tomaron su rostro y comenzaron una campaña que cobró vuelo propio dentro y fuera del país, en lo que no dudan en definir como “una obra colectiva”. Ahora se volvió un libro en el que artistas y referentes políticos y sociales dicen Todxs somos Milagro. El martes a las 19 lo presentarán en Caras y Caretas (Sarmiento 2037), en un encuentro que sumará música, teatro y poesía, junto a Cristina Banegas, La Chicana, Malena D’Alessio, Liliana Herrero y Teresa Parodi, entre otros referentes de la cultura.

Iniciada en enero del año pasado, la campaña alcanzó dimensiones que las autoras no imaginaron. Por eso dicen que a este libro lo imaginan “con patitas, yendo solo por todos lados”, una manera de graficar eso que definen como creación colectiva, que tiene su propia fuerza para seguir andando. Publicado por editorial Octubre, el libro muestra fotos como las que tomaron a Estela de Carlotto, Lita Boitano, Dilma Rousseff, Silvio Rodríguez, Cecilia Roth, Nancy Duplaá, Víctor Heredia, Juan Falú, Eugenio Zaffaroni, Horacio González, Florencia Kirchner, Axel Kicillof, entre muchos otros. Varios de ellos estarán en la presentación del libro (las entradas, gratuitas, se retiran en la boletería el martes desde las 17).También hay fotos colectivas, en la ex Esma, en redacciones, universidades, en marchas. Varias suman textos de los fotografiados, hay también un estado de situación explicado por los abogados del equipo de la defensa Milagro, se anexa la resolución del Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU, una carta del secretario general de la OEA. El compilado refuerza un grito concreto: Liberen a Milagro.  

Está también la imagen que tomaron en la primera visita a Milagro al penal, junto a un grupo de referentes de la campaña por su libertad. Se la ve tras un alambrado, Carlotto con su bastón, Boitano, otros haciendo la V. Incluso ya presa, se puede repasar ahora, eran tiempos menos agobiantes. “Era una visita en el patio del penal y ellos tenían que circular, no podían quedarse quietos. Pudimos coordinar para hacer esta foto desde afuera, en un lugar más elevado. Ahora ya no se puede: a ese alambrado lo taparon, endurecieron las condiciones”, dicen con tristeza. Esa está entre las fotos “especiales” de la campaña. Y sobre todo la que pudieron tomarle luego a Estela en Alto Comedero. Detrás se ven, destruidas, las grandes piletas, ese símbolo de la Tupac (“los niños coyas también pueden disfrutar del agua en verano”, decían esas piletas). 

“Fue muy impactante ver la obra, y muy triste ver cómo la habían desarmado. Ahí hay escuelas, centros de salud, centros culturales, una cooperativa textil, todo hecho con las manos de sus habitantes. Todo está intervenido, roto, desarmado. Y con un policía en la puerta”, describen ahora. Queda también fresco el recuerdo de sus visitas al penal: “Ella fue muy alentadora, más allá de su estado en prisión, básicamente nos bajó línea. Nos dijo que nunca nadie nos diga lo que tenemos que hacer, y que nunca agachemos la cabeza”, recuerda Malvares. Parte de todo este trabajo puede verse también en www.todxssomosmilagro.com.

–¿Cómo empezó esta idea?

María José Malvares: –Cuando la llevaron presa a Milagro se hizo primero un reclamo frente a la Casa de Jujuy, y después una marcha y acampe en Plaza de Mayo. Nos tocó sacar la foto desde arriba del Cabildo, y lo que se veía desde allí era poca gente. Unos días después, lo despidieron a Víctor Hugo de Radio Continental. Hubo otra marcha, y la plaza se llenó. Ante el contraste era claro que había, desde el vamos, falta de acompañamiento y poco conocimiento de la causa. Pensamos que había que visibilizar a Milagro, su obra, para poder salir a reclamar con más fuerza. Ponerle rostro a esa mujer, coya, negra, provinciana y militante, que iba presa por ser todo eso.  

Gimena Tur: –Todo esto parece que fue hace un siglo, y no pasó tanto tiempo, todo fue tan rápido... Ponerla presa a Milagro fue como la largada para este gobierno, a partir de ahí fueron avanzando sobre las garantías y derechos de todos, con una velocidad tremenda.

–¿Y cómo le dieron forma a la campaña?

M. J. M.: –Empezó como una intervención callejera, y las fotos eran con la cara entera. Largamos con el colectivo Poetas Peronistas, haciendo fotos en espacios públicos. Eran de gente anónima que corría su rostro para decir Yo soy Milagro. Pero luego hubo una necesidad de mostrar al fotografiado, para decir Yo pongo la cara por Milagro. A los movimientos sociales los caracteriza su capacidad de ponerse en la piel del otro, de sentirse el otro y dar la cara por ese otro. Y así surgió el medio rostro de Milagro, completándose con otros rostros. 

G.T.: –Pronto se fue transformando en algo muy colectivo. Hay un montón de fotos que no hicimos nosotras, nos fueron llegando por redes sociales. Quisimos que estuvieran también de alguna manera en el libro, sumamos algunas simbólicamente. Mucha gente se fue sacando la foto, la imprimía, la ponía de foto de perfil en Facebook. Así cobró vida por todo el país, y se fue sosteniendo en el tiempo. 

M. J. M.: –Nos dimos cuenta cuando vimos a la mamá de Santiago con el medio rostro de su hijo, eso fue muy fuerte. Quedó instalado como un símbolo de lucha y resistencia.

G. T.: –Lo del martes es una manera de estar juntos y darnos fuerzas en estos tiempos tan sombríos, con Milagro enfrentando otro juicio. Porque al día siguiente comienza el juicio por otra causa que le armaron, es un dato tremendo. Este esfuerzo tiene que ver también con otra lucha que nos incluye, y es la de la función del arte en estos tiempos. 

–¿Milagro vio el libro?

M. J. M.: –Sí, sabemos que le llegó a través de un compañero que la fue a visitar. Y que se emocionó mucho al verlo, al ver tanta gente apoyándola. Hablamos muy seguido con Elizabeth (Gómez Alcorta abogada de Sala), con la gente de la Tupac, con los que están cerca de ella. Son momentos sumamente difíciles y lo primero es cuidar su salud, su estado anímico. Nuestro sueño es ir a presentar el libro a Jujuy, y volver a visitarla.