La totalidad de los accionistas y directivos del diario La Nación se ausentaron de la audiencia de conciliación de este jueves. En el hotel Broadway de la avenida Corrientes al 1100 las sillas quedaron vacías. Estuvieron únicamente Esmeralda Mitre y su hermano Bartolomé (llamado igual que el fallecido director del matutino y que el entonces presidente de la Nación, fundador del diario). El impacto mayor fue, en una especia de cuarto intermedio, cuando Bartolomé hijo reveló que certificó falsamente la firma de su padre en la venta de acciones de la sociedad de Nueva York, dueña de La Nación. Es decir, en esa supuesta venta, apareció la firma de Bartolomé Mitre padre y abajo la de Bartolomé hijo como testigo de esa rúbrica. Lo que contó ayer en el intermedio fue que nada se hizo en Nueva York y que su padre no firmó ni estaba en esa ciudad norteamericana en ese momento: la firma de Bartolomé padre fue falsificada. En medio del escándalo, la mediadora resolvió que haya una nueva oportunidad de conciliación y fijó otra audiencia para el 16 de diciembre. Esmeralda y sus abogados adelantaron que sin la mediación no prospera hará una denuncia en Nueva York.
Las sillas quedaron vacías
El contencioso se produce porque, tras la muerte de Bartolomé padre, en marzo de 2020, se presuponía una sucesión de envergadura, entre otras cosas porque se trataba del director y accionista de La Nación. Sin embargo, quienes manejan el diario, los hermanos Saguier, le informaron a Esmeralda que su padre había vendido las acciones a un poco conocido marqués de Mónaco, Federico Spinola, en unos 50 millones de dólares. La firma de la operación --le dijeron a Esmeralda-- se hizo en Nueva York y el dinero pasó de Islas Vírgenes al Peñón de Gibraltar, ambos paraísos fiscales. En la operación intervino uno de los bancos más importantes de Suiza, el UBS, la Unión de Bancos Suizos. De todo eso, no hay documentación ni aparece el dinero, según dijeron en su momento los abogados de Esmeralda, Daniel Llermanos y Gabriel Len. Los apoderados de Bartolomé padre, hoy aliados a los Saguier, dicen que sí, que gran parte del paquete accionario se le vendió al marqués, y que Bartolomé usó el dinero para viajar con su esposa. Todo parece poco creíble. El canal C5N exhibió en 2023 un video en el que se ve a los Saguier saliendo del estudio de los apoderados de Bartolomé padre.
Toda la confrontación es ahora parte de una causa judicial en la Argentina en la que se convocó la audiencia de conciliación de este jueves, que tenía carácter de obligatoria para las partes. Como estaban citados los accionistas y directivos de La Nación, se contrató un salón en el hotel Broadway. El dato es que existió una especie de pacto de quienes están alineados con los Saguier y no concurrió ninguno. Fueron ausencias sin justificar, ya que todos fueron debidamente notificados. Lo notable es que tampoco concurrieron directivos y accionistas que no tienen relación con el conflicto. La mediadora abrió una última oportunidad, volviendo a convocar para el 16 de diciembre.
El esquema de sociedades matriochkas
Como aquellas muñecas rusas, que entran una dentro de otra, las acciones de Bartolomé Mitre en La Nación figuraban a nombre de una sociedad de Nueva York, KMB S.A., las siglas correspondientes a Kinucha, Mitre y Bartolomé. Kinucha es una hermana de Bartolomé. Pero, a su vez, KMB S.A. era propiedad de dos fideicomisos, también conformados en Nueva York, BLM1 New York Trust y BLM2 New York Trust. Las siglas responden a Bartolomé Luis Mitre, el padre de Esmeralda. La versión que dan a conocer los Saguier es que Bartolomé le vendió la totalidad de las acciones de KMB al curioso marqués Federico Spinola, cuyo título y apellidos son -según Esmeralda- un invento.
Esmeralda tuvo un diálogo telefónico con Spinola hace más de un año, a raíz de que ambos conocen al ex embajador de Argentina en Francia, Archibaldo Lanús. Según la actriz, Spinola arrancó amable, pero fue poniéndose nervioso. “Sí, yo compré el diario -le dijo el supuesto marqués-, pero no me acuerdo de los detalles. Te pongo a disposición a mis abogados para que ellos aclaren todo”, cerró Spinola. Como es obvio, los letrados nunca aparecieron y como no se presentó ninguna documentación de la transacción, la Inspección General de Justicia (IGJ), en ese momento conducida por Ricardo Nissen, le dio la razón a Esmeralda y estableció que ella es la dueña de las acciones.
Hay que agregar que el contencioso ahora incluye una cifra importante: 12 millones de dólares. Sucede que La Nación distribuyó dividendos por unos cuatro millones de dólares los últimos tres años y, supuestamente, se los pagó a Spinola. Esmeralda y sus abogados habían pedido que el dinero se depositara en una cuenta judicial, es decir que no se le girara al marqués hasta que se establezca lo que verdaderamente pasó con las acciones. Los Saguier no habrían aceptado ese pedido, lo que lleva el litigio a más de 60 millones de dólares.
“Mi papá no firmó”
En la audiencia de este jueves sólo estuvieron Esmeralda, Bartolomé hijo y los abogados Llermanos y Len. La mediadora impuso la confidencialidad, por lo que ninguno de los protagonistas quiso hacer declaraciones. Lo que se sabe es que Bartolomé es un protagonista de la supuesta venta de acciones de Nueva York ya que debajo de la firma del padre, como testigo, firmó Bartolomé hijo. En momentos en que la audiencia pasó a una pausa, Bartolomé admitió -con lágrimas en los ojos- que su padre no había firmado nada, que su firma fue falseada y que él firmó abajo como testigo de algo que no fue real. Además, contó que eso se hizo en Buenos Aires y que su padre no estaba en Nueva York en la fecha que figura en el documento de venta de las acciones. Según parece, los abogados Llermanos y Len tienen certificado que Bartolomé padre -según la Dirección Nacional de Migraciones- no había salido del país cuando se hizo la operación y se firmó la venta. Eso ratificaría que se armó una negociación y un documento trucho.
En términos judiciales, Bartolomé hijo es un arrepentido: confesó que las cosas se falsearon y admite que él participó del engaño. Además, no es cualquier arrepentido: es un integrante de la familia dueña de La Nación.
New York, New York
Como ya adelantó Página/12, Esmeralda y sus abogados evalúan formular la denuncia en Nueva York, el lugar donde se habría falseado todo. El antecedente más conocido es el del FIFAgate, pero hay centenares de otros casos en los que la justicia de Estados Unidos aceptó la jurisdicción. A veces los jueces de ese país decidieron intervenir sin que ni siquiera la operación se haya hecho en territorio estadounidense: en casos en que el dinero pasó por uno de los bancos o incluso se utilizaron mails, con servidores norteamericanos, para fijar un acuerdo. El cargo que se utiliza es el de conspiración, algo parecido al de asociación ilícita en la legislación argentina.
En Nueva York, será una verdadera explosión la declaración de Bartolomé Mitre (hijo) admitiendo que la firma de su padre fue fraguada y que él firmó certificando una firma falsa. La figura del arrepentido es muy habitual en la justicia norteamericana. Si, por otra parte, las cosas se confirman con pericias y certificado de Migraciones y se agregan los elementos sobre sociedades matriochkas, transferencias en paraísos fiscales e intervención de un banco suizo que ya registra fuertes multas, el cocktail puede derivar en una causa judicial de proporciones. En el medio, un diario tradicional y centenario, cuya propiedad y transacciones accionarias -según la denuncia de Esmeralda- se movieron en guaridas fiscales, muy lejos de cualquier transparencia.