Si un país cualquiera mantuviera presas a personas por más de 20 años, sin cargos ni derecho a defensa ¿cómo calificaría la prensa a ese país? ¡Sin duda como dictadura oprobiosa! Tal país existe actualmente: Estados Unidos. En Guantánamo –ilegalmente ocupado por EEUU en Cuba –hay decenas de detenidos (en algún momento centenares) en esos términos. Abundan denuncias sobre condiciones de detención y suicidios. George W. Bush reconoció, además, en 2006, la existencia de prisiones secretas.
Hasta hace pocos años EEUU era el país con mayor cantidad de presos/población. Hoy la situación es similar (aunque El Salvador, Ruanda y dos países pequeños lo superaron). Muchos de esos presos son políticos, aunque los disfracen con otros cargos, como casi siempre hacen las dictaduras. Si no ¿cómo se explica que cada tanto sean indultados o canjeados por razones políticas?
Pero tratándose de EEUU, dominante de la mayoría de la prensa mundial y empresas de internet y redes sociales (sistema de propaganda y ocultamiento de la verdad que sería envidia de Goebbels, ministro de comunicación de Hitler); esos rótulos se eluden y sólo se consideran esos datos como meras anomalías incómodas. Al contrario, el país así actuante es calificado de “democracia” y se da el lujo de calificar qué otros son o no “democracias”, respetan o no los DDHH.
En la declaración de Independencia de EEUU dice: “Sostenemos como evidentes estas verdades: los hombres son creados iguales...dotados de ..derechos inalienables …la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.
Tras fundarse la nación, supuestamente bajo estos principios, mantuvo la esclavitud por 97 años. No la había en el Norte, pero dadas las economías interdependientes, no sorprenden las leyes garantizando la devolución de esclavos fugitivos al Sur, castigando a quienes los ayudaran.
La esclavitud se abolió formalmente en 1863/65, pero siguieron mecanismos para mantenerla bajo otros formatos. Por ejemplo, trabajos forzados en plantaciones privadas de presos, la mayoría negros. Con variaciones, esta explotación continúa hasta la actualidad.
Muchos historiadores destacan el papel de la esclavitud en la acumulación originaria del capital en los EEUU. Chomsky agrega el apoderamiento de las tierras de los pueblos originarios. Debe sumarse el robo de más de la mitad del territorio mexicano. Sin ello, ricos estados norteamericanos, como California y Texas, serían mexicanos. Allí, y en Nicaragua conquistada a mediados del siglo XIX por un filibustero estadounidense, el dominio estadounidense significó reimplantar la esclavitud en territorios que la habían abolido antes.
Un informe de la ONU de 2023 afirma que en Estados Unidos los negros tienen tres veces más probabilidades de morir a manos de la policía que los blancos, y 4,5 veces más de ser encarcelados.
El mayor atentado a la libertad de prensa del milenio ha sido la persecución a Julian Assange, por EEUU, por dar a conocer crímenes de guerra de sus tropas en Irak y Afganistán. Pasó 7 años confinado en una embajada y otros cinco en una cárcel de alta seguridad, hasta que la movilización internacional contra esta infamia presionó una salida diplomática. Pretenden que nadie ventile las violaciones a los códigos éticos y legales que comete en secreto.
También hay muchas hechas en público. Se despidieron, por ejemplo, de Afganistán volando con un misil un auto con una familia de diez personas, incluidos siete niños. Los responsables quedaron impunes.
La invocación a la libertad, la democracia y los DDHH ha sido constante en el discurso de las elites estadounidenses. Asombra la flagrante contradicción de esos enunciados con sus prácticas.
La mayor afrenta a la democracia y los DDHH del siglo XX fue el nazismo: En buena medida se inspiró en modelos norteamericanos: Hitler recogió las ideas de Henry Ford (a quien condecoró, así como a directivos de la General Motors) autor del manual antisemita “El judío internacional”. Las leyes de Nüremberg (estigmatizando y discriminando a los judíos) evocaban las “Leyes de Jim Crow” (equivalentes, en EEUU, con los negros). Para justificar sus pretensiones como “raza superior”, de expandirse, subordinando o asesinando a las “razas eslavas inferiores”; el más parecido ejemplo que encontraban eran los blancos norteamericanos expandiéndose hacia el oeste, arrebatando tierras; confinando y asesinando a los pueblos originarios, desde el siglo XVIII en adelante. La eugenesia fue importada también de EEUU.
En América Latina, EEUU sostuvieron numerosas dictaduras, muchas surgidas de fuerzas militares creadas por ellos, tras invadir los respectivos países. Somoza en Nicaragua, Trujillo en Dominicana, Duvallier en Haití y Batista en Cuba son sólo las más famosas. Crearon y mantuvieron la “Escuela de las Américas”, conocida como “Escuela de Dictadores”. Asesores norteamericanos, experimentados en Vietnam, enseñaron técnicas de tortura a sus colegas latinoamericanos.
Se califica a EEUU como “democracia”, por tener gobernantes electos “libremente” por el pueblo.
Cuando algún candidato no alineado con las grandes empresas, logra colarse entre las opciones demócratas, la burocracia partidaria opera para sacarlo de carrera. Wikileaks lo reveló en 2016, con Bernie Sanders; y en 1944 se dio con la candidatura vicepresidencial de Henry Wallace. ¿Es relevante remontarse tan atrás? Si, lo es. En aquella convención demócrata, Wallace, por entonces vice de Roosevelt, era número puesto por su enorme popularidad. La nomenklatura partidaria operó entre bambalinas hasta cambiarlo por un oscuro senador: Harry Truman. Roosevelt – ya enfermo – moriría en menos de un año. Wallace, un pacifista, quería continuar la política de Roosevelt que buscaba entendimientos con la URSS. Truman, el único hombre que decidió arrojar dos bombas atómicas y comenzar la Guerra Fría.