Unas 30 mujeres vestidas como las criadas del libro -y la serie- El cuento de la criada desfilaron poco después de las 11 por calle Santa Fe y levantaron carteles blancos, con letras negras, que decían: “Milei, Pullaro y Javkin nos quieren como criadas. No lo vamos a permitir”. Se pararon unos minutos, mientras la gente desde arriba de los colectivos sacaba fotos. El agente policial preguntaba de qué se trataba y enviaba información. Querían hablar con “la responsable”. La intervención formó parte de la agenda del 25 de noviembre, Día Internacional de la No Violencia contra las mujeres. Hubo nuevas paradas en la Municipalidad, el Monumento y el Concejo, y a cada paso llamaron la atención.
Enfrente, en la vereda norte de la plaza, un grupo de mujeres con remeras amarillo flúo armaban el reclamo por las condiciones de detención en las cárceles de Santa Fe. “La ranchada”, se denominan, y se instalan todos los viernes para protestar. Madres, compañeras y hermanas de detenidos piden por los llamados “de alto perfil”. “Ellos están cumpliendo su condena por lo que hicieron, pero son seres humanos, y para nosotros, son familiares”, dijo una de ellas. “Hay requisas todos los días, en las cárceles santafesinas se reinstaló la tortura, como en la dictadura militar”, expresó otra. Que no les dejan ingresar comida para sus familiares, que ni siquiera se permite el ingreso de toallas higiénicas para las detenidas, fueron algunas de las denuncias que hicieron.
Cuando vieron llegar a las “criadas” comenzaron a aplaudir, gritaban de vereda a vereda, “también nos están quitando nuestros derechos como mujeres”. La policía se les fue al humo y comenzaron a llegar cada vez más móviles policiales. Las mujeres quedaron peleando, gritándoles a las ventanas de Gobernación, pidiendo para ser escuchadas y vistas.
En silencio, las “criadas” siguieron su camino. Tomaron Dorrego hasta Córdoba, y fueron por la vereda par hasta Paraguay, donde comenzaron a caminar por el medio de la peatonal. A su paso, las miradas iban de la admiración al desconcierto y alguna que otra mirada de desaprobación. “Está muy bien lo que están haciendo”, dijo una treintañera que filmaba con ganas. “Estas no lo quieren a Milei”, expresó con desprecio un vendedor ambulante.
“¿A qué se debe esto?”, era una pregunta que se repetía a lo largo de la movilización pero las “criadas” se atuvieron a su papel. Con la cara casi tapada por la cofia blanca, la mirada gacha, siguieron por la peatonal hasta la plaza 25 de mayo y llegaron a la Municipalidad. Otra parada, con foto, y la caminata por el pasaje Juramento, hasta el patio Cívico del Monumento a la Bandera. A pleno sol, las criadas resistieron el calor.
El cuento de la criada transcurre en Gilead, un estado totalitario ideado por la escritora canadiense Margaret Atwood, donde las mujeres jóvenes y fértiles son destinadas a ser criadas, violadas por los comandantes a los que “pertenecen” y obligadas a procrear los hijos de esos dirigentes.
La alegoría elegida por la Asamblea Lesbotransfeminista viene a cuento de los retrocesos en políticas públicas para prevenir, sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres, pero también de la postal que entregaron el gobernador, el intendente y otros funcionarios, entre ellos el ministro de Educación de la provincia, José Goity y el secretario de Cultura municipal, Federico Valentini, en el escenario de cierre de la Marcha por Jesús, convocada por la Alianza de Iglesias Evangélicas de Argentina (Aciera).
En la intervención no hubo más palabras que las escritas en los carteles que llevaban las manifestantes. La parada final fue el Concejo municipal, que en los últimos días se negó a tratar la gratuidad del boleto de transporte para el lunes, una medida que se tomaba desde hace una década para garantizar la asistencia de las mujeres de los barrios a la movilización para exigir la prevención de las violencias machistas.